El liderazgo es vitalidad

APORTE. LA VITALIDAD ES UNA ACTITUD MENTAL Y CORPORAL DE LOS LÍDERES

Algunas veces se confunde “vitalidad” con juventud, olvidándose que la vitalidad es una actitud mental y corporal, y que los líderes saben usarla con sabiduría. Se ignora, que, en la adultez y vida madura, la vitalidad juega un rol muy importante en el desarrollo personal.

La vitalidad empieza con una mente sana que no necesariamente está vinculada con el ejercicio corporal, sino con la actitud frente a la vida. Hay jóvenes y adolescentes sin vitalidad (esas ganas de vivir) y también ancianos con mucha vitalidad. Ello no está vinculado con la edad, experiencia o conocimiento.

La vitalidad es un caudal que moviliza nuestras vidas hacia lo correcto. Es una actitud proactiva que empieza con tener una mente sana. En estos tiempos modernos, es difícil tener una mente sana. No sólo el estrés es una limitación, sino también los cambios en los valores, ética y estilos de vida.

Todo ello conlleva a tener ahora posturas y actitudes incorrectas. Ahora hay valores que perpetúan lo malo o incorrecto, para criticar lo correcto o bueno. Por ejemplo, la autoridad que los padres deben tener hacia los hijos se está perdiendo por normas legales, dando como resultado hijos desobedientes, adolescentes que no respetan a sus profesores y jóvenes rebeldes a los principios éticos y sin visión de futuro.

Cuando la vitalidad se pierde trae serias consecuencias negativas como las enfermedades físicas, mentales y sociales. Lo que antes era malo, ahora es bueno; y lo que era bueno, hoy es anticuado y no está de acuerdo con los “tiempos modernos”. Luego nos quejamos por la violencia callejera, falta de respeto a las normas y a la autoridad, formación de pandillas, hogares disfuncionales, confusión en la identidad de sexos, violencia contra la mujer y menores de edad, delincuencia y drogadicción, agresiones sexuales, deserción escolar, irresponsabilidad paterna, niñas y adolescentes embarazadas, etc. No olvidemos que las grandes civilizaciones cayeron, no por las fuerzas enemigas, sino que antes, por la anarquía moral de los pueblos.

Ninguna persona que está involucrada en este tipo de “enfermedades sociales” está lista para ser un buen líder. Aquella actitud proclive (hacia algo incorrecto siempre) a determinadas prácticas anula el buen liderazgo.

Lo que es más grave es la dictadura de las minorías. Es decir, la imposición de una minoría sobre la mayoría. Eso ocurre cuando en una sociedad, un grupo pequeño con estilos de vida diferentes a lo aceptado por la sociedad, pretende, vía normas legales, propuestas educativas y difusión mediática, imponer su estilo de vida a la mayoría, como es el caso de la unión civil. Cada quien es libre de hacer en su cuerpo lo que crea conveniente, pero no imponer su estilo de vida o creencia a otros. Eso no es inclusión ni tolerancia. Es imposición e intolerancia.

La vitalidad es constancia. Es también perseverancia y esfuerzo. Se trata de luchar por sanos objetivos que conlleven a una mejor práctica de vida. No siempre la vida es fácil, pero quien logra superar los obstáculos y alcanzar sus metas, siempre tiene una lección por compartir. Tampoco se trata de subir por subir, sino respetando siempre a los otros. Es esfuerzo es clave y el premio es el éxito.

Una empresa argentina de agua natural ha reinventado la palabra “vitalitud”. Esta compañía ha rotulado en sus botellas la siguiente frase: “La vitalitud es una actitud que comienza en pequeños cambios, aumenta con la fuerza de tu movimiento y se siente en el cuerpo, renovando tus ganas de vivir”. Obviamente que también tiene varios videos difundidos en diversas redes sociales. La vitalidad se trata de eso, de una actitud frente a la vida misma.

Cuando decimos que el liderazgo es vitalidad, también nos referimos a la esencia misma de la vida, de aquello que es vital, clave o fundamental. De la clave del éxito o de los fundamentos para crecer y desarrollarse.

El diccionario califica a la vitalidad como el “dinamismo o vigor de la persona que se manifiesta en cierta actividad o energía”. La vitalidad tiene argumentos que explican su funcionalidad. Por ejemplo, la visión de futuro, la misión personal, el trabajo en equipo y la solidaridad tiene, entre otros factores, partes esenciales del vigor o dinamismo.

El liderazgo es vitalidad porque siempre propone algo nuevo, está constantemente reinventándose, busca valores y principios éticos y sólidos, y está al servicio de los demás.


EL APUNTE
El liderazgo está enfocado en hacer siempre lo correcto. No busca lo incorrecto y menos, lo que es malo para la sociedad. Se afianza en la vitalidad porque constantemente está proponiendo nuevos conceptos de vida que beneficien a la mayor cantidad de personas.