Los “nuevos ensayos” de interpretación de la realidad peruana en la agenda social

Escrito por César Martinez. Publicado en Junio

El Perú necesita resolver su agenda pendiente para impulsar un desarrollo integral que se refleje en el crecimiento social y en el bienestar personal de los 32 millones de peruanos en todos los ámbitos del quehacer humano.

Pero esa agenda pendiente no sólo debe incluir a los problemas sociales y económicos que como nación padecemos, sino al conjunto de limitaciones que tiene toda persona que busca el bienestar ajeno y propio.

Parafraseando al amauta José Carlos Mariátegui, los “nuevos ensayos” de interpretación de la realidad peruana sobrepasa a la actual agenda social pendiente.

LA CORRUPCIÓN

El tema de la corrupción va más allá del caso Odebrecht y pago de sobornos a un expresidente prófugo. Eso es resultado de conductas poco éticas muy arraigadas en la vida de las personas, no sólo de quienes están en la administración pública, sino del ciudadano común. La política de “Pepe el vivo” está presente en el corazón del hombre. Da lo mismo pagar tres millones de dólares a un expresidente prófugo que registrar un sobreprecio en la compra de lapiceros para una oficina. El monto no interesa, sino la acción de la persona.

El señor “Avivato” busca siempre sacar provecho mediante el engaño, Probablemente desde niño se formó de esa manera, porque vivió o tuvo un entorno proclive hacia lo incorrecto. Pero el “Avivato” también es un vividor que busca sacar ventajas para su provecho.

Por lo tanto, no basta resolver este problema con castigos o penas, sino con un nuevo estilo de vida que debe promocionarse desde el hogar y la escuela en la niñez.

LA EDUCACIÓN

Sospechamos que es el principal problema del país. Aunque no se puede generalizar, es muy probable que docentes que poco leen, jamás podrán formar alumnos amantes de la lectura, peor aún, si esa tragedia se vive en el hogar. Las universidades e institutos, públicos y privados, no forman adecuadamente a sus profesionales, que, sumado a la deserción escolar y universitaria, agravan más el problema. Las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA en inglés), así lo demuestran.

Desde el Ministerio de Educación están más preocupados en enseñar y promocionar “ideologías de género” que formarlos en valores que les sirvan como herramientas para toda la vida. Los conocimientos escasean en las escuelas. Hemos dejado la educación en manos de quienes sólo les interesa defender o promocionar sus intereses o prácticas personales, en lugar de fomentar los valores y principios éticos y morales, e incluso los conocimientos.

El poco esfuerzo que existe se debe al trabajo del propio maestro que aprende y autoentrena. Es verdad que en los últimos años se ha hecho algo, pero aún no es suficiente. ¿Por qué un alumno cuando termina la secundaria no habla perfectamente el idioma inglés en las escuelas públicas, siendo una lengua que abre las puertas del mundo académico y laboral? ¿Por qué no hay buenos hábitos de lectura? ¿Por qué se ha perdido la práctica del deporte y las artes? Las respuestas son obvias.

LOS MEDIOS

Existe un mal uso de las herramientas y tecnologías de la información y comunicación, y eso es un problema generacional. Es común ver a niños, adolescentes y jóvenes con audífonos o jugando con el celular. Y cuando no lo hacen, es muy probable que estén viendo con sus padres algún programa de televisión como “Combate” o “Esto es guerra”. Basura que envenena y estropea la mente. Los medios de comunicación no contribuyen con la solución del problema, salvo rarísimas excepciones.

Por eso, existe mediocridad en las generaciones presentes y no podemos exigirles cosas mejores, porque los hemos alimentado de basura y desperdicios sociales. Los noticieros y diarios ya no informan sobre lo bueno, sino de lo malo. Lo que antes era bueno ahora es malo, y lo que era malo, ahora es bueno. De ahí que los valores éticos estén totalmente trastocados.

Nos quejamos ahora de esta generación de jóvenes violenta, pero si nosotros mismos hemos sembrado esa violencia en los últimos 50 años. No echemos la culpa a Sendero Luminoso o a la violencia política de los años ochenta. ¿Se imaginan lo que se cosechará en las siguientes décadas, ahora que estamos sembrando banalidades y mediocridad? Dice el refrán: “Guerra avisada, no mata gente”.

Los medios no han contribuido con la formación de valores éticos en la población más vulnerable que son sus televidentes, radioescuchas, lectores o usuarios de Internet.

LAS REDES

Las redes sociales (Facebook, Twitter, Google+, YouTube, WhatsApp, LinkedIn, Instagram, etc.) pueden ser instrumentos útiles para encaminar por esas vías los modelos nuevos de educación y formación en valores, pero poco se está haciendo.

El sentido común nos dice que estamos viviendo en un mundo cada vez más digital y global, donde lo virtual será la orden del día, pero seguimos con los modelos tradicionales, aquellos de nuestros abuelos del siglo 20, para enseñarles a los niños y adolescentes del siglo 21. Luego nos quejamos que no hay resultados. Si el mundo cambia, también debemos cambiar nosotros, sin cambiar la esencia y naturaleza de los principios.

A estos conceptos, debemos sumarle la pobreza, la delincuencia, el analfabetismo, la limitada política de salud, el maltrato a niños y mujeres, la falta de infraestructura, la deficiente urbanización, los malos hábitos que agravan el cambio climático, la falta de liderazgo en la administración pública, los problemas políticos, los problemas que limitan el desarrollo del turismo, las limitaciones que hay para promover la reactivación de la demanda interna, los problemas de inversión pública y privada, la contracción del crecimiento económico, etc.

El Perú necesita resolver su agenda pendiente para impulsar un desarrollo integral que se refleje en el crecimiento social y en el bienestar personal de los 32 millones de peruanos en todos los ámbitos del quehacer humano.

Pero esa agenda pendiente no sólo debe incluir a los problemas sociales y económicos que como nación padecemos, sino al conjunto de limitaciones que tiene toda persona que busca el bienestar ajeno y propio.

Parafraseando al amauta José Carlos Mariátegui, los “nuevos ensayos” de interpretación de la realidad peruana sobrepasa a la actual agenda social pendiente.

LA CORRUPCIÓN

El tema de la corrupción va más allá del caso Odebrecht y pago de sobornos a un expresidente prófugo. Eso es resultado de conductas poco éticas muy arraigadas en la vida de las personas, no sólo de quienes están en la administración pública, sino del ciudadano común. La política de “Pepe el vivo” está presente en el corazón del hombre. Da lo mismo pagar tres millones de dólares a un expresidente prófugo que registrar un sobreprecio en la compra de lapiceros para una oficina. El monto no interesa, sino la acción de la persona.

El señor “Avivato” busca siempre sacar provecho mediante el engaño, Probablemente desde niño se formó de esa manera, porque vivió o tuvo un entorno proclive hacia lo incorrecto. Pero el “Avivato” también es un vividor que busca sacar ventajas para su provecho.

Por lo tanto, no basta resolver este problema con castigos o penas, sino con un nuevo estilo de vida que debe promocionarse desde el hogar y la escuela en la niñez.

LA EDUCACIÓN

Sospechamos que es el principal problema del país. Aunque no se puede generalizar, es muy probable que docentes que poco leen, jamás podrán formar alumnos amantes de la lectura, peor aún, si esa tragedia se vive en el hogar. Las universidades e institutos, públicos y privados, no forman adecuadamente a sus profesionales, que, sumado a la deserción escolar y universitaria, agravan más el problema. Las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA en inglés), así lo demuestran.

Desde el Ministerio de Educación están más preocupados en enseñar y promocionar “ideologías de género” que formarlos en valores que les sirvan como herramientas para toda la vida. Los conocimientos escasean en las escuelas. Hemos dejado la educación en manos de quienes sólo les interesa defender o promocionar sus intereses o prácticas personales, en lugar de fomentar los valores y principios éticos y morales, e incluso los conocimientos.

El poco esfuerzo que existe se debe al trabajo del propio maestro que aprende y autoentrena. Es verdad que en los últimos años se ha hecho algo, pero aún no es suficiente. ¿Por qué un alumno cuando termina la secundaria no habla perfectamente el idioma inglés en las escuelas públicas, siendo una lengua que abre las puertas del mundo académico y laboral? ¿Por qué no hay buenos hábitos de lectura? ¿Por qué se ha perdido la práctica del deporte y las artes? Las respuestas son obvias.

LOS MEDIOS

Existe un mal uso de las herramientas y tecnologías de la información y comunicación, y eso es un problema generacional. Es común ver a niños, adolescentes y jóvenes con audífonos o jugando con el celular. Y cuando no lo hacen, es muy probable que estén viendo con sus padres algún programa de televisión como “Combate” o “Esto es guerra”. Basura que envenena y estropea la mente. Los medios de comunicación no contribuyen con la solución del problema, salvo rarísimas excepciones.

Por eso, existe mediocridad en las generaciones presentes y no podemos exigirles cosas mejores, porque los hemos alimentado de basura y desperdicios sociales. Los noticieros y diarios ya no informan sobre lo bueno, sino de lo malo. Lo que antes era bueno ahora es malo, y lo que era malo, ahora es bueno. De ahí que los valores éticos estén totalmente trastocados.

Nos quejamos ahora de esta generación de jóvenes violenta, pero si nosotros mismos hemos sembrado esa violencia en los últimos 50 años. No echemos la culpa a Sendero Luminoso o a la violencia política de los años ochenta. ¿Se imaginan lo que se cosechará en las siguientes décadas, ahora que estamos sembrando banalidades y mediocridad? Dice el refrán: “Guerra avisada, no mata gente”.

Los medios no han contribuido con la formación de valores éticos en la población más vulnerable que son sus televidentes, radioescuchas, lectores o usuarios de Internet.

LAS REDES

Las redes sociales (Facebook, Twitter, Google+, YouTube, WhatsApp, LinkedIn, Instagram, etc.) pueden ser instrumentos útiles para encaminar por esas vías los modelos nuevos de educación y formación en valores, pero poco se está haciendo.

El sentido común nos dice que estamos viviendo en un mundo cada vez más digital y global, donde lo virtual será la orden del día, pero seguimos con los modelos tradicionales, aquellos de nuestros abuelos del siglo 20, para enseñarles a los niños y adolescentes del siglo 21. Luego nos quejamos que no hay resultados. Si el mundo cambia, también debemos cambiar nosotros, sin cambiar la esencia y naturaleza de los principios.

A estos conceptos, debemos sumarle la pobreza, la delincuencia, el analfabetismo, la limitada política de salud, el maltrato a niños y mujeres, la falta de infraestructura, la deficiente urbanización, los malos hábitos que agravan el cambio climático, la falta de liderazgo en la administración pública, los problemas políticos, los problemas que limitan el desarrollo del turismo, las limitaciones que hay para promover la reactivación de la demanda interna, los problemas de inversión pública y privada, la contracción del crecimiento económico, etc.