ECONOMÍA PERUANA REPUNTARÍA EN EL 2018

Escrito por César Martinez. Publicado en Septiembre

Las cifras trimestrales de nuestra economía dadas a conocer recientemente por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) brindaron información importante para el análisis, así como para la prospección a futuro del comportamiento del aparato productivo peruano. Los datos revelaron, en primer lugar, que el PBI se expandió en 2.4% interanual en el segundo trimestre del año, explicado por el aumento del consumo privado (2.2%) y las exportaciones de bienes y servicios (11.2%), según cifras del BCRP.

Si realizamos un análisis del flujo de los últimos cuatro trimestres del PBI peruano (comparándolo con un periodo similar medido un año atrás), vemos que las exportaciones han mostrado un avance constante desde mediados de 2015. Un comportamiento que responde a la puesta en marcha de importantes proyectos mineros cupríferos (desde inicios de 2015) y a un periodo de recuperación de precios dematerias primas (desde fines de 2015). Es por ello que en la actualidad en el debate sobre nuestra economía, el concepto de la dualidad del crecimiento está presente; entendiendo éste como la expansión productiva impulsada básicamente por una demanda externa (exportaciones) que compensa el comportamiento de una demanda interna que se ha venido debilitando. O visto desde una perspectiva sectorial, como un PBI primario fuerte que atenúa al no primario.

La demanda interna está conformada por el resto de componentes del gasto agregado, que son el consumo privado y público (del cual ya hablamos previamente), y la inversión privada y pública, mientras que las importaciones, que representan una demanda dirigida hacia fuera del país, tienen una contribución negativa en el cálculo del crecimiento del PBI.

Así, tenemos que el debilitamiento del consumo privado y la contracción recurrente de la inversión privada han determinado que la demanda interna se debilite en los últimos años. El consumo, que es el principal componente de la demanda interna, pues representa el 65% de la misma2, se ha desacelerado claramente en los últimos años, pasando de tasas cercanas a 6% en el 2013 a tasas menores al 3% en el presente año.

Por su parte, la inversión privada (que explica el 79% de la inversión total y el 18% de la demanda interna), ha mostrado un desempeño negativo por 14 trimestres consecutivos, desde inicios de 2014.

Cabe precisar que en un contexto normal, se habría observado un repunte de la inversión privada a la par del incremento en los términos de intercambio. Esta última variable nos muestra qué tanto mejoran los precios de nuestras exportaciones con relación a los productos que importamos, y lo usual es que un alza sostenida en dicho ratio se traduzca en un mayor flujo de fondos dirigiéndose a proyectos de inversión en los sectores que explican esta alza, lo que finalmente incide en un aumento de la inversión total. Sin embargo, este esperable efecto positivo ha sido contrarrestado por la incertidumbre política generada a raíz del escándalo de corrupción asociado a la empresa constructora Odebrecht. Una situación que paralizó la marcha de importantes obras de infraestructura.

Debido a que los proyectos de construcción más grandes se realizan mediante asociaciones públicoprivadas (APP), que implican una coparticipación del Estado en las inversiones, este efecto generó además una contracción marcada en la inversión pública, la que cayó 16.4% y 5.7% en el primer y segundo trimestre del año, respectivamente. Un resultado que terminó afectando aún más el desempeño del aparato productivo nacional total. En este punto, no podemos dejar de mencionar la tensión política que se percibe entre el Congreso y el Poder Ejecutivo, factor que también afecta el ánimo de los inversionistas.

Adicional a ello, el país sufrió las consecuencias del Niño Costero que afectó a empresas y familias con particular severidad en la costa norte del país, lo que causó un resultado negativo en la riqueza, mellando finalmente en el consumo.

Estos últimos factores (Odebrecht, Niño Costero y tensión política) han contrarrestado el efecto positivo de los términos de intercambio en trimestres recientes, lo que ha determinado que la recuperación del PBI que empezó a verse a inicios de 2015 se revierta desde finales de 2016.

Según ramas de actividad económica, destacó el aporte de la pesca en el segundo trimestre del año, actividad que presentó un avance de 128.7%, y acumuló una variación de 64% en términos anualizados, lo que se explicó por una baja base de comparación en el 2016. Mientras que, la manufactura mantuvo su recuperación y creció en 3.5% en el segundo trimestre y 2.4% en términos anualizados, impulsada principalmente por su componente primario. Al mismo tiempo, la actividad de construcción continuó decreciendo y mostró una variación de -2.9% en el segundo trimestre y -5.6% anualizado, como consecuencia de los factores negativos descritos líneas arriba.

PERSPECTIVAS

A pesar de la desaceleración observada, las perspectivas son positivas para el mediano plazo. En primer lugar se divisa en el panorama las acciones de reconstrucción post Niño Costero, las que debieran dinamizar la construcción e incidir positivamente en el empleo e ingresos. Según el Presupuesto para 2018, el gasto de capital del Gobierno se incrementaría en 20.5% el próximo año debido principalmente a las labores de reconstrucción. En agosto del presente año, ya se ve una recuperación de dicha variable, con un avance de cerca de 10% -el mayor en lo que va del año- luego de una expansión de 5.1% en julio. Ahora bien, esta recuperación supone que el
Gobierno demuestre una adecuada capacidad de gestión para llevar adelante las obras de reconstrucción.

Por otro lado, el destrabe de nuevos proyectos de infraestructura y una esperada superación de la crisis por el escándalo Lava Jato deberían permitir también una recuperación progresiva de la inversión privada. Lo cual esperamos se acentúe en el 2018. En esa línea, el índice de confianza empresarial elaborado por el BCRP ha reflejado una mejora reciente en las perspectivas de venta y de la economía a tres meses, mientras que las expectativas del sector y de la demanda se han mantenido consistentemente en la zona optimista en el último año y medio.

También se espera que el BCRP continúe flexibilizando su política monetaria, previéndose un recorte adicional en su tasa de referencia en este año, considerando que las expectativas de inflación se mantienen controladas y que el ente emisor no sesgará sus decisiones por factores atípicos de oferta (como los que explicaron la reciente alza de precios en agosto), lo que daría un impulso adicional por el lado del abaratamiento del crédito, principalmente en el sector corporativo.

Todo ello se enmarcaría en un contexto internacional de recuperación en el crecimiento de las principales potencias mundiales, y de un mayor apetito por activos de países emergentes.

Siguiendo este panorama, si bien para el presente año la inversión aún registraría una variación negativa, que estaría entre -2% y -4%, ésta repuntaría en el 2018 hasta un +5%, lo que aunado a un repunte de la inversión pública (que subiría alrededor de 5% este año y más de 10% el próximo) incidiría en una recuperación del PBI total, cuya tasa de crecimiento pasaría de 2.5% en el 2017 a entre 3% y 4% en el 2018. De este modo, se reduciría la brecha respecto al nivel potencial, estimado en cerca de 5% actualmente.

Los factores de riesgo en el lado internacional se relacionarían con un incremento de la volatilidad en los mercados financieros internacionales, ante un eventual retiro de liquidez del mercado -más rápido de lo esperado- a través de la reducción de la hoja de balance de la FED, sumado a un incremento de la incertidumbre respecto a las políticas tanto nacionales como internacionales del Gobierno estadounidense.

No obstante, el riesgo de observar medidas monetarias contractivas de parte de la FED podría verse acotado luego del reciente paso del huracán Irma, cuyos daños podrían incidir en la decisión de sus autoridades haciéndolas menos proclives a retirar estímulos.

Finalmente, en el ámbito local, existe el riesgo de un agravamiento de la tensión política que afecte el ánimo de inversionistas privados, y de que no se concrete el nivel previsto de gasto e inversión del sector público.

EL APUNTE
----------------------------
El destrabe de nuevos proyectos de infraestructura y una esperada superación de la crisis por el escándalo Lava Jato deberían permitir también una recuperación progresiva de la inversión privada.
----------------------------
El debilitamiento del consumo privado y la contracción recurrente de la inversión privada han determinado que la demanda interna se debilite en los últimos años.
----------------------------