ENTRE LA EDUCACIÓN EMPRENDEDORA, FINANCIERA Y COOPERATIVA EN EL PERÚ

Escrito por César Martinez. Publicado en Febrero-2018

Por César Sánchez Martínez / LIMA

Hay mucho que se debe saber para entender qué significa educación emprendedora, financiera y cooperativa en el Perú. Las tres se relacionan, pero no son iguales.

Ahora que se habla de inclusión social es necesario entender estos conceptos que, en algunos casos, nacieron en la informalidad y en la necesidad de generar nuevos o mayores puestos de trabajo. La necesidad obliga a las mentes lúcidas a realizar acciones que luego se convierten en grandes ideas que se van perfeccionando en el camino hasta alcanzar la madurez necesaria y transformarse en buenos negocios.

La experiencia de muchos emprendedores que empezaron en la calle como vendedores ambulantes, y luego con la ayuda financiera de alguna organización de desarrollo emergente, lograron crecer y mejorar sus niveles de vida, educación y salud para sus familias. Ejemplos tenemos en los emprendedores que empezaron desde abajo para convertirse ahora en empresarios que manejan empresas y dan trabajo a otros.

Necesitamos partir del hecho que la educación es la más noble de las profesiones y es una actividad transversal al quehacer del ser humano. La educación no sólo hace más competitiva a la persona, sino también a las organizaciones a la que pertenece.

Por esa razón, cuando se habla de educación emprendedora, financiera y cooperativa en el ámbito de las finanzas populares y economía social solidaria, nos referimos a la educación para la vida. En términos tradicionales, en educación para el trabajo.

Por estas razones es necesario que desde las escuelas se enseñen cursos de emprendimiento para que el alumno tenga un “mentalidad emprendedora” y no solamente estudiar una profesión para trabajar como dependiente para el Estado o grupo empresarial determinado.

El origen de las naciones está en la riqueza, eso es verdad, pero cuando en estos tiempos, la riqueza se crea con el tiempo. No es fácil, pero lleva tiempo, esfuerzo y constancia.

EMPRENDEDORA

La educación emprendedora es una actividad transmisora de conocimientos para realizar prácticas basadas en el desarrollo de los negocios, desde lo pequeños hasta los más grandes. Algunos de estos negocios pueden ser netamente lucrativos, otros simplemente basados en la llamada “rentabilidad social”.

¿Qué es un emprendedor? Un emprendedor es una persona que tiene en mente una idea para realizar y potenciar la capacidad productiva y comercial de un negocio, no importando el tamaño, aunque siempre se ha relacionado con la micro y pequeña empresa. Sin embargo, el éxito de las grandes y medianas empresas está basado en la gestión empresarial desde la perspectiva del “emprendedurismo”.

La educación emprendedora provee los conocimientos y las estrategias de gestión que toda persona vinculada a los negocios debería tener para alcanzar el éxito en los mismos. Supone, por un lado, llevar a la realidad todos aquellos proyectos que están en la mente y el papel, para transformarlo en pequeños negocios que deben crecer con el tiempo y perfeccionarse mediante una buena gestión empresarial. Por el otro lado, la educación emprendedora, también supone perfeccionar las estrategias y métodos para aplicarlos en los negocios en marcha.

La palabra “emprendedurismo” es nueva y aún no se ha definido su significado exacto, porque proviene de la actividad emprendedora. Pero en nuestra modesta experiencia, el “emprendedurismo” es pasar de los pequeños a medianos negocios, de la informalidad a la formalidad, del talento a la experiencia, de la calle al local (propio o alquilado), entre otros conceptos.

Pero, como reza el adagio popular “del dicho al hecho hay mucho trecho”, en el proceso de implementación hay muchas acciones por realizar empezando por el planeamiento estratégico.

FINANCIERA

La educación financiera, también es un concepto que últimamente se está mencionando con más frecuencia en América Latina, ahora que se habla de la llamada “inclusión financiera”. Todo es nuevo en la región, pero no en las naciones emergentes de Asia y las economías industriales.

La educación financiera es la transmisión de conocimientos y prácticas hacia una persona que nunca tuvo acceso a los sistemas financieros tradicionales o que escasamente utilizó estas herramientas para beneficiarse o ayudarse en sus transacciones financieras.

América Latina por ser una región desigual, los niveles de “bancarización”, otro de los nuevos conceptos, también son distintos. Cuando una persona accede al sistema financiero, es un potencial candidato para formarlo con una adecuada educación financiera. Muchas veces las instituciones financieras y microfinancieras al colocar sus créditos, lo hacen por cumplir cuotas, agregando a sus males crónicos, el sobreendeudamiento y morosidad, malogrando de esta manera, carteras que deberían ser sanas.

La educación financiera enseña a las personas que acceden a un crédito, prácticas beneficiosas como el ahorro, seguros, pronto pago, morosidad, tasas de interés, pagos en línea, cumplimiento de obligaciones financieras, ahorro de tiempo, uso del monedero electrónico, presupuestos, asistencia técnica, líneas de crédito, leasing, capacidad de pago y endeudamiento, entre otros conceptos. Al hacerlo, no sólo se está educando financieramente, sino que también se cumple con la práctica real de la “inclusión financiera” y, por lo tanto, de la “bancarización”, “cajatización” o financierarización”, para llamar de algún modo y no quedarme con la expresión sólo de los bancos. Las organizaciones que más inclusión financiera hacen son las cooperativas, cajas municipales, bancos comunales, EDPYME (Entidades de Desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa) y cajas rurales.

COOPERATIVA

La educación cooperativa es la transmisión de toda la práctica de la economía social y solidaria hacia las personas que utilizan este modelo alternativo de desarrollo inclusivo. Eso supone compartir información acerca de las bondades del cooperativismo y sus valores como la ayuda mutua, solidaridad, responsabilidad, igualdad, equidad, honestidad, transparencia, trabajo en equipo, democracia y visión de futuro.

Un cooperativista debe saber que la institución en la cual forma parte está para servirle, pero también él tiene que hacerlo con los demás. La ayuda mutua, la solidaridad y el trabajo en equipo son fundamentales en la vida de un cooperativista.

Un asociado paga su cuota que no es una acción que le generará dividendos económicos, sino que, mediante ese aporte, está ayudando a otros, pero lo está haciendo también por sí mismo. Más que rentabilidad económica, hay una “rentabilidad social” por escribirlo de alguna manera. Obviamente que las empresas cooperativas generan ganancias a un precio justo para sus asociados.