Cada vez los líderes empresariales son más conscientes que necesitan de un coach para desarrollar su liderazgo y adaptarse mejor a los cambios.
La demanda de coaching empresarial ha crecido durante las dos últimas décadas. Poco a poco las empresas y organizaciones se suman a contratar un coach experto para mejorar su funcionamiento, impulsados por la necesidad de adaptación a los constantes movimientos y cambios del mundo empresarial.
Según la Federación Internacional de Coaching (ICF), indica que los ejecutivos que recurren al coaching empresarial adoptan mejores habilidades para la toma de decisiones, incremento en la efectividad interpersonal y mayor confianza. Otro estudio de empleabilidad de Career Partners revela que 9 de cada 10 ejecutivos que cuentan con un coach, fortalecen su capacidad laboral hasta en un 90% al desarrollar sus habilidades.
Como en el ámbito deportivo, el ejecutivo también necesita de un coach o mentor para tener éxito. Sin embargo, es aquí donde existe una disyuntiva de conceptos y terrenos de acción entre distintas disciplinas.
Guillermo Quiroga, Chair de Vistage, establece aquellas diferencias, que parte con entender el concepto y la finalidad real del coaching, que es un espacio de auto reflexión donde se descubren oportunidades de cambio y mejora. Además, te permite salir de la zona de confort y te desafía para que tu mejor versión personal o profesional salga a la luz y cuestione las propias creencias limitantes.
“No es terapia de ningún tipo, mucho menos es un lugar para dar o recibir consejos, ni espacio para quejarse. Tampoco es mentoría, ya que ésta se basa en la transmisión de experiencia del mentor, mientras que, la base del coaching, es el autodescubrimiento para ejecutar un proceso de aprendizaje, cambio y acción”, enfatizó Quiroga.
Inversión
Actualmente, los desafíos competitivos que enfrentan las empresas requieren de un salto de calidad importante en la forma de cómo se trabaja y los modelos tradicionales quedan cortos, forjando la necesidad de competir en otras ligas. Desde esta perspectiva, tiene sentido mirar al coaching como estrategia o herramienta para facilitar y habilitar el cambio de marcha en los líderes y colaboradores de una empresa.
El experto sugiere que, para alcanzar metas exigentes, se requieren de personas y equipos de alta performance y el coaching ayuda a desarrollar la mejor versión del ejecutivo y del equipo. Por ello, esta disciplina resulta más una inversión oportuna si desea convertir su empresa de clase mundial.
Aspectos previos
Como cualquier servicio profesional, aquellas empresas que aún no han incorporado esta herramienta o contemplan contratar un coach empresarial, Quiroga recomienda considerar tres aspectos clave:
• En primer lugar, definir el objetivo para tener una claridad meridiana de lo que se busca en un ejecutivo o equipo que ingresa a un proceso de coaching y qué competencias se deben potenciar o qué brechas se deben cerrar.
• Como segunda medida, consolidar el alcance del proyecto, con el fin de fijar expectativas realistas de logro en función al tiempo y recursos destinados a este proceso.
• Por último, seleccionar adecuadamente el coach para el proceso, revisando sus credenciales formativas, experiencia y referencias de otros clientes.
Tipos de coaching empresarial
La principal distinción se da en función a quien está dirigido. Por ejemplo, el coaching ejecutivo es un trabajo individual con un gerente o empleado clave para mejorar sus competencias directivas o de liderazgo.
En cambio, el coaching de equipos es un proceso conjunto a un grupo de ejecutivos con la finalidad que como equipo mejore algún aspecto crítico, que, por lo general, sirve para construir confianza dentro del equipo, se reten internamente al dar más y se sientan corresponsables de la meta.
Mientras tanto, el coaching organizacional es el de mayor alcance porque impacta en una organización completa o parte de ella con la finalidad de lograr un cambio significativo en ella.
“Las técnicas utilizadas en cada categoría de coaching empresarial son similares porque éstas son transversales. Algunas de las más utilizadas son la escucha activa, retroalimentación y reconocimiento, el método GROW y las preguntas reflexivas”, puntualizó Quiroga.