Entre diciembre del 2020 y julio del 2023 aumentó la morosidad de las microempresas en las cajas rurales en 16,11%, y en las empresas de crédito en 10,78%. Es esencial llevar a cabo un seguimiento preciso de las carteras de crédito, identificar y corregir procesos deficientes, y mejorar la calidad crediticia en general, señaló Juan José Inoñan Olivera.
Entre diciembre del 2020 y julio del 2023, la morosidad en la cartera de créditos dirigida a micro y pequeñas empresas (Mypes) ha experimentado un preocupante aumento.
Esta tendencia, que ha sido objeto de seguimiento y análisis constante, se ha visto influenciada por diversos factores que han impactado en la economía, afirmó el especialista en microfinanzas Juan José Inoñan Olivera.
“El año 2020 marcó un punto de inflexión con la llegada de la pandemia de la COVID-19, que obligó a tomar medidas excepcionales para enfrentar sus efectos en la economía. Las reprogramaciones de créditos impulsadas por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) se convirtieron en una estrategia para aliviar la carga financiera de las Mypes, pero también generaron una serie de desafíos a futuro”, comentó.
A medida que avanzamos hacia el 2023, nuevos desafíos han surgido. El crecimiento económico se ha visto afectado por factores climáticos y políticos, sumados a una preocupante inflación que ha mermado el poder adquisitivo de la población, impactando negativamente en la demanda.
Todo ello ha afectado significativamente a las Mypes, que son fundamentales para la economía del país.
Incremento preocupante
De acuerdo con el análisis de Inoñan, en el segmento de microempresas hay un aumento constante en las tasas de morosidad entre diciembre del 2020 y julio del 2023.
Las cajas rurales de Ahorro y Crédito (CRAC) son las más afectadas con una morosidad de las microempresas de 16,11% a julio del 2023, seguidas de cerca por las empresas de créditos con un 10,78%.
“Esta creciente pendiente es motivo de preocupación y señala la necesidad de mejorar los procesos de admisión y seguimiento de créditos en este segmento”, comentó.
Las empresas financieras, Cajas Municipales y la banca múltiple también han experimentado un aumento en las tasas de morosidad de las microempresas, con cifras del 7,18%, 5,62% y 5,82%, respectivamente. Es evidente que la morosidad en el sistema financiero de microempresas está en aumento, lo que plantea desafíos significativos.
“Dado el impacto de la pandemia y la coyuntura económica actual, es esencial mantener niveles de morosidad adecuados para garantizar que las entidades financieras puedan continuar apoyando a este vital sector económico”, indicó.
Tendencia similar
En el caso de las pequeñas empresas, la situación es similar. “Las cajas rurales tienen el porcentaje más alto con una morosidad de 17,61% a julio del 2023, seguidas de cerca por las empresas de créditos con un 12,29%. Al igual que en el segmento de microempresas, la pendiente ascendente en las tasas de morosidad es preocupante y requiere una atención inmediata para mejorar la gestión de créditos”, reveló Inoñan.
La banca múltiple, las empresas financieras y las Cajas Municipales también han visto un incremento en las tasas de morosidad de las pequeñas empresas, con cifras del 9,29%, 9,17% y 6,66%, respectivamente.
“El análisis de ambos segmentos de créditos revela que las cajas rurales y las empresas de créditos han experimentado una evolución desfavorable, lo que subraya la necesidad de mejorar los criterios de admisión, seguimiento y evaluación de créditos en estas instituciones financieras”, sostuvo.
A pesar del aumento de la morosidad de las pequeñas empresas en las Cajas Municipales en ambos tipos de créditos, resaltó que los incrementos han sido relativamente bajos.
“Esto respalda el hecho de que las Cajas Municipales fueron creadas con el propósito específico de atender a estos segmentos de la población. Han demostrado ser especialistas en la gestión de créditos a la MYPE, y esta experiencia les permite enfrentar los desafíos con mayor eficacia”, añadió.
Propuesta
En este complicado escenario para las microfinancieras, Inoñan advirtió sobre la importancia de ajustar las políticas de admisión, seguimiento y normalización de los créditos a la MYPE.
Una de las preocupaciones clave que plantea es la amenaza de un Fenómeno de El Niño (FEN) que se espera se desarrolle a partir del 2024 y provoque caídas en la economía e incremento en los niveles de morosidad.
Por lo tanto, es imperativo que las instituciones financieras se preparen para hacer frente a este desafío potencial.
“El reto que enfrentan las entidades financieras que ya muestran indicadores negativos es monumental. Deben esforzarse por mejorar sus indicadores antes de que llegue diciembre y evitar caer en el abismo de la morosidad persistente, que podría conducir a pérdidas significativas e incluso a la disolución, como ha sido el caso de la CRAC Raíz, una entidad que no pudo superar la crisis de morosidad”, señaló.
Respecto al aumento en la morosidad en ambos tipos de créditos, microcréditos y créditos para pequeñas empresas, entre diciembre del 2020 y julio del 2023, Inoñan, resaltó la necesidad de prestar una atención especial a este segmento importante de clientes, ya que desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la economía.
“Para abordar esta situación, es esencial llevar a cabo un seguimiento preciso de las carteras de crédito, identificar y corregir procesos deficientes, y mejorar la calidad crediticia en general”, concluyó.