En ocasiones, algunos ejecutivos pueden encontrarse en una situación en la que dejan de contribuir a una organización de la misma manera que lo hacían anteriormente, ya sea porque están saturados, no ven oportunidades de crecimiento, el nivel de sus responsabilidades ha cambiado, entre otros motivos.
Este dilema puede derivar en un círculo vicioso, ya que el ejecutivo continúa en su puesto, percibiendo su sueldo, pero, al mismo tiempo, puede estar deteriorando su imagen al no agregar el mismo valor y compromiso con la organización para la que trabaja.
La reticencia a tomar decisiones difíciles se observa tanto en el ejecutivo como en la empresa. El profesional, aunque pueda percibir que su posición ya no agrega el mismo valor, a menudo se queda en su puesto, manteniendo su sueldo y en una zona de cierto confort, pero a expensas de deteriorar su marca personal.
Por otro lado, la empresa también se rehusa a desvincular al colaborador para no asumir ese costo y se encuentra atrapada manteniendo una posición que ya no contribuye de la misma manera a sus objetivos.
A continuación, mencionaré algunas recomendaciones, tanto para el colaborador como para la empresa, para enfrentar este desafío:
1. Establecer canales de diálogo entre el colaborador y la empresa puede llevar a acuerdos beneficiosos para ambas partes. La posibilidad de reestructurar la posición puede ser una alternativa viable. Hay que tomar la iniciativa.
2. Buscar proactivamente otras oportunidades dentro de la organización, quizá en algún otro puesto. Para ello, utilizar nuestra red de contactos dentro de la organización sería lo aconsejable.
3. Si estas opciones no son factibles, podría ser un buen momento para buscar oportunidades fuera de la empresa, aprovechando nuestra red de contactos externa.
4. Desde la perspectiva de la empresa, se aconseja optimizar el activo humano que implica considerar la reubicación del colaborador en una posición más adecuada o, en última instancia, abordar una desvinculación de forma respetuosa. Este enfoque no solo honra al colaborador saliente, sino que también refuerza la marca empleadora de la empresa, demostrando prácticas laborales éticas y respetuosas.
Estos son caminos que ayudarán a todo profesional a seguir cuidando su marca personal, su trayectoria profesional y a construir un mejor futuro.
El mantenernos muchos años en una posición donde nuestro trabajo no es reconocido, y donde no estamos creciendo personal y profesionalmente, nos debilita profesionalmente, y hará más difíciles las cosas si más adelante por iniciativa nuestra o de la empresa, se produce una desvinculación.
Romper este círculo vicioso requiere de la voluntad y la apertura tanto del profesional como de la empresa. Establecer un diálogo constructivo, buscar soluciones equitativas y reconocer la importancia del cuidado de la marca personal son pasos esenciales para avanzar en la gestión de recursos humanos de manera eficiente y humana.