
Gerente comercial, INANDES Grupo Financiero
(*) Artículo publicado en la edición 231 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M231.pdf.
Tener una buena relación con el dinero es esencial para vivir en abundancia. La forma en que afrontamos pagos, inversiones y donaciones revela mucho sobre nuestra mentalidad económica. Cuando, ante la posibilidad de una compra o contribución, lo primero que nos asalta es la idea de “esto es muy costoso” o “no tengo dinero”, es posible que estemos replicando un patrón de escasez que limita nuestra capacidad para conectarnos con la energía transformadora del dinero.
Una relación positiva con el recurso no se traduce en un gasto desmedido, sino en la convicción de que el dinero, al circular, regresa a nosotros en forma de bienestar, salud y vínculos enriquecedores. La verdadera abundancia se manifiesta al reconocer que nuestros recursos no se agotan, sino que se renuevan cuando se utilizan con propósito y se comparten en favor de un bien mayor.
Es innegable que, desde la infancia, absorbemos mensajes que pueden condicionar una visión limitada del dinero. Frases comunes en el hogar, como “no hay dinero” o “el dinero no cae de los árboles”, pueden forjar una percepción de carencia que se arraiga en la adultez y se ve reforzada por entornos que repiten estas creencias. Este legado emocional nos arrastra hacia un estado de temor ante la posibilidad de quedarnos sin recursos.
Para transformar nuestra relación con el dinero, es necesario revisar y resignificar esos patrones heredados. Adoptar una mentalidad orientada al propósito y al respeto por nuestros recursos es el primer paso para construir un futuro financiero sólido. El compromiso personal y la práctica de la gratitud actúan como catalizadores que invitan a que las oportunidades fluyan, generando un efecto multiplicador en todas las áreas de la vida.
La educación financiera se erige como la herramienta fundamental en este proceso de cambio. Comprender los fundamentos de las finanzas personales, las inversiones y la gestión de deudas no solo nos dota de las herramientas para tomar decisiones informadas, sino que también nos empodera para romper el ciclo de la escasez. Informarse es abrirse a un universo de posibilidades que nos permite enfrentar miedos y construir una realidad más próspera.
Finalmente, es vital cultivar nuevos hábitos que refuercen una mentalidad de abundancia. Practicar la gratitud y reconocer las bendiciones que el dinero aporta en nuestra vida nos permite disfrutar de un flujo constante de oportunidades. Al centrar nuestra atención en lo que ya poseemos, en lugar de lamentar lo que nos falta, creamos un círculo virtuoso que impulsa el crecimiento y el bienestar integral.