La solicitud de dichas entidades para entrar al mercado de las tarjetas de crédito, con el objetivo de reducir los costos de este producto, sigue en stand by. Oferta de este producto se concentra en los cuatro bancos más grandes.
A pesar de que son entidades sólidas y maduras, las cajas municipales no están autorizadas a administrar tarjetas de crédito ni emitir cuentas corrientes, sobregiros o depósitos a la vista, lo que les resta competitividad frente a otras entidades, señaló Jorge Solis, presidente de la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (Fepcmac).
Señaló que esta falta de apertura en el mercado tiene impacto en las tasas que se cobran, principalmente, las tarjetas, por lo que aprobando esta facultad a las Cajas habría mayor competencia en el mercado, favoreciendo una reducción en el costo de financiamiento con el plástico.
“Hace mucho tiempo estamos gestionando y reclamando que la Superintendencia autorice a algunas cajas, las más solventes, con ratios de capital importantes, que incluso son más grandes que algunos bancos, puedan administrar estos productos”, sostuvo.
El mercado regula las tasas de estos productos, pero se requiere que más actores puedan administrarlos para reducir los costos.
La tasa de costo efectivo anual (TCEA) del financiamiento con tarjeta de crédito en cuotas van desde 86% a 141% y para la modalidad revolvente están entre 83% y 129%, de acuerdo con la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
OLIGOPOLIO
Asimismo, el ejecutivo considera que hay una concentración en el mercado, equivalente a un oligopolio, pues los cuatro bancos más grandes concentran el 88% del crédito revolvente que proviene de las tarjetas de crédito en el país.
Por su parte, la SBS aprobó, el año pasado, un procedimiento simplificado de autorización para la emisión de tarjetas de crédito dirigido a las cajas municipales de ahorro y crédito, aunque no ha tenido el resultado esperado.
Algunas de las condiciones para aplicar a dicho proceso son contar con una clasificación de riesgo en la categoría “B-” o superior en el último semestre, estar autorizada para emitir tarjetas de débito y mantener una adecuada estructura organizativa y sistemas informáticos.
Según el regulador, el uso de tarjetas de crédito implica riesgos operacionales importantes como fraudes debido a suplantación de identidad, robo, clonación, uso indebido de información de las tarjetas, que podrían ser complicadas de gestionar por estas entidades financieras.
DESAFÍO
Por ello, con el fin de mitigar dichos riesgos se requiere una gestión de riesgos apropiada, acompañada de una inversión en sistemas informáticos, sistemas de monitoreo que emitan alertas de forma oportuna ante actividades de consumo inusuales que pudieran ser señal de posible fraude y en controles de seguridad de la información.
Mientras que el regulador afirma que es un desafío realizar un adecuado seguimiento a los créditos otorgados mediante tarjeta de crédito por las debilidades que algunas cajas municipales presentan en sus sistemas informáticos y el volumen de créditos que manejan, algunos especialistas argumentan estar listos para agregar este producto a su portafolio.
Las entidades ediles están en condiciones de ofrecer tarjetas de crédito aun con tasas menores a las que están vigentes en el mercado a fin de competir con la banca, comentó el presidente del Directorio de Caja Sullana, Joel Siancas.
Sin embargo, este producto no se ofrecería masivamente al público sino de forma prudente; por tanto, la magnitud y rapidez de la disminución en el costo del plástico dependerá de las tasas con las que salgan al mercado los nuevos competidores, añadió.
“Las cajas están capacitadas, tienen los músculos y la fortaleza financiera, una excelente gestión de riesgo crediticio, el promedio de la morosidad en las cajas apenas supera el 5%, equiparable a los bancos, a pesar de atender a los sectores más vulnerables”, comentó Solis.
Para Yang Chang, docente de posgrado de la Universidad de Piura, la emisión de plástico es un negocio diferente a lo que normalmente hacen las cajas ediles, por lo que coincide en que podría no ser conveniente que se generaliza la capacidad de colocar tarjetas de crédito.
“Es similar a otorgar un crédito de consumo, la evaluación es diferente al típico negocio de microfinanzas; si quieren dar esta oportunidad sería bueno pero de forma limitada, es decir, que sea sobre su cartera de clientes actuales”, detalló.
SEGMENTACIÓN
Sugirió no captar nuevos clientes con tarjeta de crédito porque sería entrar en una línea de productos que no maneja, con una cartera de clientes que no conoce y podría no tener sentido arriesgar tanto en esta oferta.
El ingreso de más competidores en la oferta del plástico debería ir acompañado de una evaluación y segmentación de los clientes, indicó Siancas.
Además, no todos los usuarios podrán obtener tasas bajas, pues estas serán calculadas en base a su capacidad de endeudamiento y el riesgo que representen para la entidad, sobre todo, en las condiciones que muestra el mercado ahora, acotó.
De acuerdo con Chang, si el cliente es parte de la cartera y la tarjeta es un producto complementario, podría tener acceso a una tasa menor; de lo contrario, será difícil que un bajo costo cubra el riesgo que este representa.
Hay que tener un personal adecuado, una gestión de riesgos correcta, poder armar un scoring propio y hacer un seguimiento, requiere de mucho ‘know how’ (conocimiento), y todo ello se traslada al cliente final, agregó.
SOBREENDEUDAMIENTO
En esta línea, el supervisor expone que el rápido acceso a las tarjetas de crédito se encuentra ligado, muchas veces, a un inmediato aumento en la disponibilidad para la compra de bienes y servicios, incluso para disposición de efectivo.
Ello incrementa la carga financiera de los clientes y compromete sus futuros ingresos, no solo por las nuevas deudas adquiridas, sino también por el mayor costo que se suele aplicar a este tipo de crédito, considerando su elevado nivel de riesgo.
En este contexto, la SBS explica que las empresas del sistema financiero se exponen a un mayor riesgo por sobrendeudamiento de sus clientes que conllevaría un peligro de insolvencia de estos, tomando en cuenta que algunas de estas microfinancieras presentan debilidades en la gestión del riesgo de un exceso en el endeudamiento.
Según Siancas, las Cajas Municipales se tomarían alrededor de un año y medio para la implementación de los sistemas internos que permitan otorgar las tarjetas a sus clientes.
“Primero se sumarían las cajas más grandes, aquellas que podrían cumplir con los requisitos rápidamente”, expresó.