El 22% de las fintech locales atiende a población no bancarizada, superando a México. Expertos piden regulación ágil y mayor colaboración con la banca tradicional para impulsar el sector.

(*) Artículo publicado en la edición 233 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M233.pdf.
El sector fintech en América Latina y el Caribe (ALC) vive un momento de consolidación y crecimiento acelerado, con un aumento del 340% en el número de emprendimientos entre 2017 y 2023, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Perú, aunque aún emergente en este ecosistema, destaca por su dinamismo y potencial para liderar la inclusión financiera en la región.
ALC representa el 18% del ecosistema fintech global, posicionándose como la tercera región más importante después de Asia-Pacífico y Europa. Brasil y México lideran con el 44% de las empresas, pero países como Perú muestran un crecimiento exponencial. En 2017, Perú y otros mercados emergentes (Ecuador, República Dominicana, Uruguay, Costa Rica y Guatemala) agrupaban solo el 7% de las fintech regionales; para 2023, alcanzaron casi el 15%, con una tasa de crecimiento anual del 44%.
Perú, en particular, alberga el 5.31% de las fintech de ALC, con un enfoque notable en segmentos como Pagos y Remesas (37.9% en Centroamérica y relevancia similar en Perú por el flujo de remesas) y Préstamos, donde el 13.64% de las empresas peruanas se dirige a personas no bancarizadas, superando a México (11.29%) y solo por detrás de Colombia (18.92%), revela el informe “Fintech en América Latina y el Caribe: un ecosistema consolidado con potencial para aportar a la inclusión financiera regional”.
Perspectivas y oportunidades
Las proyecciones para el sector son optimistas: se espera que los ingresos globales fintech superen los USD 400.000 millones para 2028, con ALC creciendo a un 29% anual. Perú, con su alta tasa de población no bancarizada (22% de las fintech locales atienden a este grupo), tiene una oportunidad única para impulsar la inclusión financiera mediante soluciones digitales. Ejemplos como el sistema PIX en Brasil —que alcanzó a dos tercios de la población— demuestran el potencial de las plataformas fintech para integrar a los excluidos del sistema tradicional.
Además, el 11.11% de las fintech peruanas se enfoca en pymes sub-bancarizadas, un segmento crítico para la economía local. Durante la pandemia, el 76% de las pymes en ALC que usaron fintech de préstamos lograron mantener empleos e ingresos, según el BID.
Riesgos y desafíos
El sector enfrenta obstáculos clave:
Regulación: El 37.8% de las fintech en ALC considera la regulación actual “adecuada”, pero en Perú, como en otros países emergentes, persisten vacíos. El 22.57% de las empresas regionales reclama marcos específicos, lo que sugiere la necesidad de políticas claras para evitar asimetrías.
Escalabilidad: El 41.21% de las fintech identifica la expansión sostenible como su principal reto, seguido por el acceso a financiamiento (19.16%).
Ciberseguridad: Solo el 0.79% lo considera prioritario, pese a que el 78.74% reconoce su importancia. En Perú, donde la digitalización avanza, este tema será clave para generar confianza.
Relación con entidades financieras
El informe del BID confirma una tendencia global que también se refleja en Perú: las fintech y los bancos están aprendiendo a colaborar, pero aún hay desafíos que exigen una mayor articulación entre innovación, regulación y confianza.
En el Perú, el ecosistema fintech ha crecido de manera notable, con startups que lideran soluciones en pagos digitales, créditos PYME y crowdfunding. Sin embargo, la relación con la banca tradicional sigue siendo ambivalente. Por un lado, existen alianzas prometedoras, como las de bancos con fintech de crédito para llegar a segmentos no bancarizados o las integraciones con plataformas de pagos. Por otro lado, persisten tensiones, especialmente en áreas donde las fintech compiten directamente con servicios bancarios tradicionales, como las transferencias o los préstamos digitales.
Un punto crítico es la regulación. Mientras países como Brasil o México han avanzado en marcos normativos flexibles para fintech (como la ley de instituciones de tecnología financiera en México), Perú aún está en proceso de definir un marco claro. La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) ha dado pasos con el sandbox regulatorio, pero las fintech locales reclaman mayor agilidad para no quedar rezagadas frente a otros mercados de la región.
Además, la percepción de “colaboración débil” que señala el informe se replica aquí. Muchas fintech peruanas operan aún en paralelo al sistema financiero formal, sin integración profunda. Esto limita su escalabilidad y el impacto en la inclusión financiera, uno de los grandes pendientes del país, donde solo el 55% de adultos tiene una cuenta bancaria.
El camino a seguir
Para que la colaboración sea realmente estratégica, se necesitan:
Regulación ágil: Normas que equilibren innovación y estabilidad, como licencias fintech adaptativas.
Incentivos para alianzas: Programas que fomenten la cooperación entre bancos y fintech, especialmente en créditos PYME y pagos rurales.
Educación financiera: Las fintech pueden ser aliadas clave para cerrar brechas, pero requieren el respaldo de la banca tradicional en infraestructura.
El mensaje es claro: Perú tiene el potencial para ser un hub fintech en la región, pero requiere un ecosistema más integrado. La colaboración no es una opción, sino una necesidad para democratizar los servicios financieros y aprovechar el dinamismo de la tecnología. El momento de actuar es ahora.