
Cuando un afiliado del Sistema Privado de Pensiones (SPP) fallece, su familia está protegida. Gracias al seguro de sobrevivencia, sus seres queridos pueden recibir una pensión mensual que les da estabilidad económica.
“El seguro de sobrevivencia es una protección clave, pues permite que la familia del afiliado no pierda ingresos de un día para otro”, señala David Vadillo, gerente de Operaciones y Procesos de Prima AFP.
Pueden acceder a esta pensión el cónyuge o concubino; los hijos menores de edad; hijos menores de 18 años que al momento de cumplir la mayoría de edad se encuentren realizando estudios superiores, incluso hasta los 28 años, como máximo; hijos mayores con discapacidad permanente; padre mayor de 60 años y/o madre mayor de 55 años, que haya dependido económicamente del afiliado a la fecha de fallecimiento o cuente con alguna discapacidad permanente. Para solicitarla, los beneficiarios deben acercarse a la AFP, presentar los documentos correspondientes y acreditar su vínculo con el afiliado.
Si el afiliado era activo (es decir, no estaba jubilado) y tenía cobertura del seguro, sus beneficiarios recibirían una pensión preliminar, equivalente al 80 % del promedio de sus ingresos de los últimos 48 meses. Esta pensión se entrega por un plazo de hasta 12 meses, mientras se define el grupo familiar; y luego se calcula y transfiere a su cuenta un monto adicional para financiar la pensión definitiva.
“El proceso está pensado para que los beneficiarios reciban apoyo inmediato, incluso si hay trámites pendientes”, explica Vadillo. Además, el seguro también cubre los gastos de sepelio. Este respaldo adicional ayuda a aliviar la carga económica que suele enfrentar la familia tras un fallecimiento. “Sabemos que este tipo de trámites suele hacerse en momentos muy difíciles, y por ello, el acompañamiento y la claridad en la información son tan importantes. Nuestro rol es ayudar a las familias a tomar buenas decisiones”, señala Vadillo.