
El último colapso del gobierno francés ha reavivado la agitación en los mercados europeos, haciendo caer el euro y poniendo a prueba la confianza de los inversores en la capacidad del bloque para mantener la cohesión política y fiscal.
Esta es la advertencia del director general de una de las organizaciones de asesoramiento financiero independiente más grandes del mundo tras la dimisión del primer ministro Sébastien Lecornu, menos de un mes después de su nombramiento.
- Ha sacudido los mercados y ha intensificado los temores de que la segunda economía más grande de la eurozona se esté volviendo ingobernable.
Las acciones francesas cayeron con fuerza, con el CAC 40 bajando alrededor de un 2%, mientras que las acciones bancarias lideraron las pérdidas. La rentabilidad de los bonos franceses a 10 años subió al 3,56%, mientras que el diferencial con los bonos alemanes de referencia se amplió a 0,88 puntos porcentuales, cerca de su nivel más alto desde la crisis de la deuda soberana.
El euro cayó un 0,6% frente al dólar, lo que refleja una renovada sensación de inquietud sobre la estabilidad política y financiera de Europa. Esta noticia ha afectado al euro y da a los inversores motivos para perder la confianza en los mercados europeos. Francia no es un actor secundario: es el corazón político y económico de la eurozona. Cuando París flaquea, toda la estructura se tambalea.
La repentina salida de Lecornu, que se produjo apenas horas después de presentar su gabinete, ha profundizado la percepción de caos en la cima de la política francesa. Se convierte en el tercer primer ministro en dimitir desde que el presidente Emmanuel Macron convocó elecciones anticipadas en 2024, una contienda que dejó a la Asamblea Nacional dividida y la formulación de políticas casi imposible. Esto ya no es una reestructuración política rutinaria: es una crisis de gobernanza. Afirma: Nigel Green, CEO de deVere Group.
Los inversores pueden afrontar un crecimiento débil o un endeudamiento elevado, pero no pueden descontar la parálisis. La segunda economía más grande de Europa está demostrando que no puede formar un gobierno estable, y eso daña la credibilidad de toda la eurozona.
La renuncia deja a Macron con pocas opciones. Puede nombrar a otro líder interino que podría enfrentarse al mismo estancamiento, o convocar nuevas elecciones que podrían fortalecer a los partidos de extrema derecha. Cualquier escenario corre el riesgo de prolongar la inestabilidad en un momento en que las perspectivas económicas de Europa ya son frágiles.
- «El momento no podría ser peor. La desaceleración de Alemania, las presiones fiscales de Italia y la caída de la producción industrial ya han minado la confianza de los inversores. La crisis de Francia añade riesgo político a una situación ya de por sí compleja, y esa combinación rara vez atrae capital».
La creciente diferencia de rendimiento entre los bonos franceses y alemanes pone de manifiesto la rapidez con la que los inversores están reevaluando el riesgo europeo. La última vez que la diferencia fue tan amplia, Europa luchaba por preservar su unión monetaria.
- «El mercado de bonos está dando una señal de alerta. Cuando los inversores exigen mayores rendimientos a Francia que a Alemania, demuestra que se preguntan si la eurozona aún puede actuar como un todo. Es peligroso permitir que se arraigue esa percepción».
Las acciones bancarias fueron las más afectadas a medida que crecían las preocupaciones sobre la exposición a la deuda soberana. Société Générale, BNP Paribas y Crédit Agricole cayeron bruscamente.
- El índice paneuropeo STOXX 600 también cayó, lo que refleja el efecto dominó de la renovada incertidumbre política en una de las economías ancla del bloque.
La debilidad del euro pone de relieve la estrecha relación entre la credibilidad política y la fortaleza de la moneda. Los inversores han vuelto al dólar y a otros activos considerados refugio, recelosos de mantener activos europeos hasta que se aclare la situación.
A Europa no se la está juzgando por datos económicos, sino por su capacidad para gobernarse a sí misma. A menos que los líderes políticos de París y Bruselas proyecten estabilidad y control, la confianza seguirá deteriorándose. Los mercados son implacables cuando la fe en el liderazgo flaquea. Las luchas de Macron por mantener una mayoría funcional se han convertido en un foco de dudas más amplias sobre la gobernanza europea. Con la UE ya sobrecargada por desacuerdos fiscales, presiones migratorias y compromisos de defensa, la parálisis política de Francia agrega otra capa de riesgo a un entorno ya incierto.
Nigel Green concluye: “La debilidad del euro es un síntoma de un problema más profundo: la incapacidad de Europa de presentar un frente unido y decisivo frente a la crisis. “A menos que esto cambie, los inversores seguirán preguntándose si los sistemas políticos y financieros de la región pueden brindar la estabilidad que fueron diseñados para proteger”.