Mucho se ha hablado acerca de Isabel II, tanto en lo personal como en lo histórico de su reinado, pero en Microfinanzas haremos una retrospectiva de lo acontecido en la transformación económica y financiera británica durante las 7 décadas en las que reinó.
Sin lugar a duda, la noticia más impactante de septiembre del 2022 fue el fallecimiento de la reina Isabel II del Reino Unido, acontecido 8 días después de conmemorarse los 25 años del fatídico accidente que cobró la vida de la princesa Diana de Gales.
Isabel II “reinó, pero no gobernó”, pese a ser la principal figura política de Inglaterra, ya que su competencia en economía y finanzas se limitaba solo a aprobar y firmar, sí o sí, todas las leyes que le enviaba el Parlamento o la administración del primer ministro y su gabinete.
Antes de hacer el recuento mencionado, hacemos la salvedad que 3 años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial se aplicó el Plan Marshall, esto fue, el financiamiento económico de Estados Unidos para la reconstrucción occidental del viejo continente, del cual el Reino Unido fue el mayor receptor de dinero, con un 26% de los US$20.000 millones de la época (y cuya última cuota la pagó en el 2006).
El plan denominado oficialmente European Recovery Program (ERP) concluyó en 1951 y Europa vivió el periodo de máximo crecimiento económico de su historia hasta 1952, año en que Su Alteza Real la princesa de York asumió la monarquía británica y de la Mancomunidad de Naciones.
Su primera recesión
En 1956 se produjo la primera recesión en el reinado de Isabel II, debido al amague de una crisis bélica por la nacionalización del Canal de Suez por parte de Egipto, que terminó con los intereses e influencia económica como comercial del Reino Unido en la zona, y tuvo que acudir por créditos al Fondo Monetario Internacional (FMI) durante medio año. La segunda crisis económica que enfrentó la monarca fue a mediados de 1961, con el auge de la descolonización africana, que comenzó en Sierra Leona, lo que sirvió para fijar las bases al resto de África, e incluso del Caribe, y pasar de gobernar territorialmente una cuarta parte del orbe a la independencia sucesiva de 40 colonias que dejaron de ser parte del, otrora gran, imperio británico, con todo el descalabro económico que conlleva; convirtiéndose en el hecho económico más destacado y nefasto acaecido en su reinado.
En 1961 y 1970 el país también padeció una recesión que llevó a una reducción hasta de 2,7% en el Producto Bruto Interno (PBI), además el gobierno conservador de aquel entonces tuvo que aceptar a Irlanda del Norte y su continuidad “dependiente” en el Reino Unido, lo que agravó la crisis financiera para 1973, pese a que el país entró a la Unión Europea (UE).
La recesión de los ochenta
Una nueva recesión al inicio de los años ochenta, con cambios importantes como la privatización de las empresas públicas, un férreo control al dinero en circulación, una caída de 7,8% de la mano de obra activa, el aumento de los impuestos indirectos para reducir la inflación, además del recorte en las inversiones de los servicios de sanidad y educación; sin considerar lo oneroso de la guerra en las Malvinas.
El ‘annus horribilis’ como calificó Isabel II a 1992, no solo fue por las desavenencias matrimoniales en la familia real; sino por cuestiones socioeconómicas como el novedoso impuesto doméstico para que todos los adultos residentes paguen lo mismo, por lo que se generó un sinnúmero de revueltas populares.
Ya a mediados de la primera década del presente siglo, el Reino Unido descartó el ingreso del euro; luego entre el 2007 y 2008 la línea de pobreza relativa indicaba que el 22% de la población vivía por debajo del 60% del ingreso promedio, para después sumarse a la crisis financiera mundial del 2008.
Posteriormente, el 2007 su deuda pública pasó de 35,5% del PBI a un 56,8% en el 2009 y, precisamente, ese año Isabel II vio colapsar la economía británica al entrar nuevamente en una recesión, con las tasas de desempleo en aumento del 5,2% al 7,9%. Además, la década pasada no fue la excepción, porque hasta el 2015 Gran Bretaña e Irlanda del Norte registraron la mayor disminución de salarios reales de todos los países desarrollados.
El Brexit
En enero del 2020 el Reino Unido salió de la Unión Europea y, sin ánimo de promover aquel dicho “mal de muchos, consuelo de tontos”, la crisis sanitaria del coronavirus COVID-19 paralizó la economía a nivel mundial y desembocó en la última debacle económica con Isabel II en el trono.
Ahora, el nuevo monarca británico Carlos III se ha encontrado con un país con la inflación disparada a 10,1% y, probablemente, deberá hacer frente a una nueva recesión y crisis económica provocada por los precios de la energía.
Dios Salve al Rey!… y al Reino Unido.