Hoy en día, las prácticas éticas que impulsa un buen gobierno corporativo no se centran solo en un tema regulatorio, sino en generar competitividad y sostenibilidad.
El gobierno corporativo está calando en el ámbito empresarial y desarrollo económico de nuestro país como una respuesta clara y contundente frente a la percepción de malos ejemplos de la empresa privada. Como consecuencia de ellos, los empresarios nacionales están tomando conciencia de la importancia de desplegar modelos anticorrupción, mediante una adecuada relación y coordinación entre los accionistas, la junta directiva y el directorio de un negocio.
Más que un ejercicio regulatorio o de cumplimiento, la práctica de una gobernanza corporativa también aumenta el valor y la sostenibilidad en las empresas de manera significativa. Gonzalo Galdos, Chair de Vistage Perú, manifiesta que, al promover la transparencia en las acciones empresariales, aumenta el nivel de confianza de los inversores, clientes y otros grupos de interés de la empresa, porque se reduce el riesgo de acciones corruptas y de malas prácticas.
«Además de disminuir los costos de financiamiento y mejorar la rendición de cuentas, una buena gestión de gobierno corporativo refuerza el proceso de toma de decisiones sobre los aspectos ambientales y sociales, fomentando la responsabilidad social empresarial que contribuye a un desarrollo sostenible y a fortalecer la buena reputación de la empresa al demostrar no solo el cumplimiento normativo a cabalidad, sino un compromiso ético”, sostuvo Galdos.
Según EY, se estima que el 80% de los inversores en Latinoamérica, están dispuestos a pagar más por empresas que aplican un buen gobierno corporativo. En ese sentido, disponer de cimientos sólidos de control y gobierno, debe ir acompañado de una cultura de transparencia y fácil acceso a la información, forjando un factor clave de competitividad y ganar confianza en el mercado.
Para alcanzar lo mencionado, la responsabilidad de las prácticas de gobernanza debe recaer en un conjunto de líderes con una comprensión profunda del propósito y valores de la empresa, que actúen con el compromiso de cumplimiento, equidad e integridad en sus políticas y códigos de conducta.
Para finalizar, Galdos ofrece algunas recomendaciones para que las normas de gobierno corporativo no sean solo declarativas o bien intencionadas, sino transparentes y honestas:
Establecer políticas y procedimientos con claridad: Estas reglas definen las responsabilidades y obligaciones de los líderes, los empleados y los miembros del directorio, deben ser accesibles para toda la organización y ser actualizadas regularmente.
Una comunicación transparente: Que garantice que todas las partes interesadas tengan acceso a información precisa y relevante. Una política de divulgación, que detalle qué documentación y cuándo será proporcionada a los accionistas, incluyendo la divulgación de los riesgos y los desafíos que enfrenta la empresa.
Un sistema de monitoreo y evaluación: Para asegurar que se cumplan las normas de gobierno corporativo, incluyendo una evaluación regular del desempeño de los líderes de la empresa.
Implementación de auditorías internas y externas: A través de una revisión periódica de las políticas y procedimientos para afianzar una buena gobernanza.
Un sistema de control interno efectivo: Que debe incluir la implementación de políticas y procedimientos para la gestión de riesgos, la evaluación de controles internos y la capacitación de los empleados para acreditar el cumplimiento de las normas establecidas.
Mecanismos de responsabilidad y sanciones: Incluyendo un código de conducta, la revisión regular de las denuncias de mala conducta y la adopción de sanciones apropiadas para aquellos que violen las normas de gobierno corporativo.