Al menos un 70% de los servicios financieros deberían adoptar tecnologías cloud en los próximos años, y será el camino hacia la flexibilidad y una alta velocidad de respuesta a las necesidades de los clientes, declara a Microfinanzas, John Olivera.
Hace poco participé en el encuentro anual de las Red ACCIÓN, realizada en Cartagena de Indias (Colombia). Este espacio convoca a los líderes mundiales de las instituciones financieras pioneras atendiendo a las micro y pequeñas empresas (Mypes) y ha sido propicio para aprender y compartir, entre todos los participantes, las mejores experiencias y prácticas del sector a nivel mundial.
En sus palabras iniciales, Michael Schlein, presidente de la Red, dijo que “las instituciones de microfinanzas (IMF) de la región y el mundo tenemos que generar las condiciones para que los sectores más vulnerables accedan a los servicios financieros de forma responsable, fácil y segura en sus países”. Un compromiso que, en nuestro caso, tiene más de 25 años y se hace tangible en nuestro propósito de “transformar vidas y escribir historias de progreso”. Este año fuimos 50 líderes de 20 instituciones del sector de 15 países de la región y del mundo, y reflexionamos sobre múltiples temas, como nuestro rol como agentes de cambio y el futuro de las microfinanzas.
Asimismo, hablamos del reto que supone seguir atendiendo a uno de los sectores más importantes para las economías de los países participantes, de la transformación del sector, de lo trascendental de la ciberseguridad y la regulación, de la incorporación de la sostenibilidad dentro de los modelos de negocio, de la relevancia de la equidad de género y el uso de canales digitales.
Como banco líder en el Perú y Latinoamérica, y como el segundo jugador más relevante a nivel mundial, desafiamos a los participantes a reflexionar sobre el futuro del sector. Siempre buscamos debate sobre el camino que deben seguir las instituciones especializadas en la inclusión financiera, las empresas que tienen el modelo relacional como principal fortaleza y cuya evolución y adaptación son claves.
Sobre todo, luego de haber atravesado una de las peores emergencias sanitarias a nivel mundial y a partir de la cual la digitalización se ha hecho mucho más necesaria para poder seguir atendiendo a los empresarios de las micro y pequeñas empresas.
Nosotros iniciamos este trabajo en el 2018, definiendo una ruta que nos permite la evolución del modelo de negocios relacional que caracteriza a las IMF. Actualmente, todo el sistema financiero brinda acceso a 400 mil personas al año aproximadamente, contra los 5 millones de peruanos que se mantienen afuera.
Si queremos incrementar la velocidad de la bancarización, el proceso de transformación es necesario. Desde Mibanco, retamos el modelo tradicional de la industria (evaluación crediticia y cobranza 100% presencial) desde la perspectiva de la innovación y la transformación digital.
Este modelo lo hemos llevado a uno híbrido, que tiene 3 pilares: evaluación centralizada y digital, capacidades tecnológicas y la multicanalidad. Ello nos ha dado velocidad y conveniencia como ventaja competitiva con una ejecución impecable en un equipo comercial enfocado y disciplinado.
Esta transformación nos permite fortalecer otros aspectos muy importantes en el trabajo por la inclusión financiera: la experiencia del cliente y la educación financiera.
Ambos deben caminar a la par con el acceso a los servicios financieros. Desde las IMF seguiremos impulsando soluciones digitales e iniciativas de educación financiera para incentivar el acceso y, especialmente, el uso del sistema financiero formal.
El impacto que las IMF tenemos en la calidad de vida de nuestros clientes es notable. Los resultados del estudio que realizamos con MicroFinanza Rating en un tercio de nuestros clientes entre el 2019 y 2021 son muy alentadores y nos demuestran que estamos en la ruta correcta. Podemos mencionar que el impacto del crédito en la mejora de la calidad de vida ha sido importante.
Por ejemplo: 5 de cada 10 clientes aumentaron los ingresos de su hogar, 4 de cada 10 compraron al menos un activo fijo para el hogar, 5 de cada 10 mejoraron los ingresos de su negocio, 3 de cada 10 cuentan con mayor capacidad para pagar educación y 2 de cada 10 cuentan con mayor capacidad para afrontar imprevistos.
Son resultados que nos alientan y que no nos desenfocarán de nuestro compromiso: seguir trabajando por los sectores vulnerables que no cuentan con acceso a los servicios del sistema financiero.