Compartir con la competencia los datos de los clientes que así lo autoricen es el próximo gran reto del sector financiero que no se podrá eludir y para el que deben prepararse las entidades financieras y los funcionarios públicos comprometidos en este campo, comenta a Microfinanzas Ángel Sierra Romero.
(*) Artículo publicado en la edición 229 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M229.pdf.
Entrevista por Juan Vargas Sánchez
¿Qué significa el Open Finance para el futuro del sistema financiero?
Hay varias formas de verlo. Primero, el Open Finance es innovación, competencia e inclusión financiera. Es poder crear nuevos y mejores servicios para la gente, es generar más competencia entre fintech, bancos y todos los actores del sector financiero, y esa competencia es virtuosa porque, en la medida que más compites, te vas a obligar como actor privado a buscar nuevos segmentos y así se amplía la inclusión financiera. Es decir, nos obliga a ser mejores y, como consecuencia de la competencia, nos lleva a la inclusión financiera.
En segundo lugar, Open Finance es reconocer que los datos de las personas y empresas no le pertenecen al sector privado, sino que el sector privado es un repositorio, y nosotros, como ciudadanos y empresarios, tenemos el derecho a decidir si esos datos pueden ser portados a otra entidad para que sean procesados y obtener un mejor servicio financiero.
Una tercera definición está más orientada a la evolución del sistema financiero. Es actualizarnos respecto a la economía de los datos. Ya bastante se ha hablado de que los datos son el petróleo del siglo XXI y entonces el sistema financiero ya no es una instancia para movilizar billetes físicos, sino que moviliza datos y, con la analítica de esos datos, se crea valor a la sociedad, a personas y empresas. La gran promesa del Open Finance es que traerá inclusión financiera y modernizará la economía.
¿Y la gran herramienta del Open Finance es que todas las entidades financieras compartan los datos de sus clientes?
Es un compartir previo consentimiento de la persona. Y esa es la palabra clave porque nada va a ser forzado, la gente voluntariamente va a decir: veo valor en esto y doy el consentimiento para que se compartan mis datos; y, nuestro parecer, es que será mejor si se avanza en este proceso por etapas.
En el caso de Perú, ya se está avanzando con los pagos abiertos y el Banco Central de Reserva (BCR) está hablando de interoperabilidad para los pagos inmediatos; además, están las billeteras electrónicas que nos permiten pagar por productos o servicios sin importar si el vendedor tiene su cuenta en otra entidad financiera. Todo eso es lo que se llama Open Payments.
El Open Banking o la banca abierta es el segundo paso y aquí se requiere que los bancos ya no solo compartan las plataformas de los productos de pago, sino también las de deuda, inversiones y todos sus servicios. Posteriormente, se avanza hacia el Open Finance que implica compartir datos con las compañías de seguros, con los fondos de pensiones, con las corredoras de bolsa.
Un cuarto paso será el Open Data que es compartir datos con el consentimiento de los usuarios en todas las dinámicas de la economía; eso, sin lugar a duda, se traduce en productividad para un país, porque se comienzan a sistematizar muchos procesos, y se avanza hacia la personalización de los servicios que se les ofrecen a las personas, no solo los financieros sino en toda la economía dados sus patrones de gasto y otros. Ahora, eso requiere regulación y construcción de infraestructura.
¿La infraestructura se refiere a las plataformas que permite que los datos puedan circular por los diferentes sectores de la economía?
El término técnico es interfaz de programación de aplicaciones (API, por sus siglas en inglés). Hoy las API están presentes en muchas dinámicas económicas. Las empresas manejan muchas API internamente, la diferencia es que con el Open Finance el uso será externo.
Hay, en realidad, muchas API, ahora el tema es que las API serán usadas externamente, serán terceros los que van a consumir esos datos. La clave es que haya una altísima estandarización, porque si queremos que algún día el sector bancario hable con el sector seguros, tienen que estandarizar. Lo mismo con las fintech y, posteriormente, con el Open Data, las fichas médicas y demás productos tendrán que hablar el mismo idioma.
Lo ideal será que todo eso se vaya construyendo de forma estandarizada, porque si no, en el futuro tendremos que estar construyendo conversores de datos y será más caro. La oportunidad que tiene la banca actualmente es que ya avanzó en el Open Payments, así que el sistema financiero puede construir el chasis que va a soportar el Open Data. Es una oportunidad. Y está en juego el futuro de una economía digital.
Competencia
Actualmente, cuando tengo información de un cliente, me la guardo, y es como un tesoro que puedo usar para futuras ventas. Entonces, ¿Cómo es que las empresas van a estar dispuestas a compartir esa información?
Más que estar dispuestas a compartir, tenemos que remitirnos a lo que dice la Constitución: los datos sobre nosotros son nuestros. Entonces, es una obligación reconocer que el sector privado no es dueño de nuestros datos, sino que los están resguardando por un tiempo mientras el cliente decide si los comparte a una empresa o a todas, o si pide que la empresa que tenga sus datos los elimine. Entonces, no se trata de si las empresas están dispuestas a compartir los datos, sino que es un derecho de las personas.
Por otro lado, viéndolo desde una óptica empresarial, es también algo muy sano compartir los datos porque, insisto, fomenta la competencia. Y no hay que tenerle miedo a la competencia. La competencia nos hace mejores personas, profesionales; nos hace mejores industrias, empresas; y, nos hace mejores países.
La competencia nos obliga a mirar nuevas oportunidades, porque si un nicho se satura, vamos a mirar más allá y ahí viene la inclusión financiera que tanto queremos. Entonces, acá la clave es que la competencia, algunos lo toman con una connotación negativa, pero es muy positiva, virtuosa; nos obliga a innovar, a traer mayor tecnología, a cuidar mejor el talento.
¿Open Finance es apostar entonces por el libre mercado, por la libertad de contratar y porque todos tengan igualdad de información?
¡Qué gane el mejor! Acá la idea es que no se va a privilegiar a nadie, sino que es un rol del Estado asegurar que la cancha esté pareja para que todos puedan jugar el mismo partido y que gane la mejor tecnología, el mejor servicio, el mejor precio, el talento.
En el sistema financiero peruano hay 3 o 4 grupos grandes que son los que tienen más información nuestra y que estarían menos dispuestos a compartirla. ¿Va a ser difícil que estos grupos acepten más competencia?
Hay un gran depende, porque todo este proceso, antes de ser tecnológico y regulatorio, es de conocimiento y de cultura. Por ejemplo, en Colombia, el banco más grande se llama Bancolombia que tranquilamente tiene el 50% del sistema.
Ese mercado está muy concentrado…
Es un actor muy importante, aceptó el reto y entendió cómo se juega el juego. Por eso, cuando preguntas si las grandes empresas compartirán sus datos, respondo que depende. Si pensamos que nos conviene estar cerrados para que nadie tenga información de nuestros clientes, entonces seguramente vamos a poner resistencia al Open Finance. Pero, si uno se capacita, aprende y entiende que esto es una oportunidad muy grande, entonces va a dar el paso. Eso es lo que pasó en Colombia.
Muchos pensaban que, al compartir datos, a Bancolombia le iban a arrancar sus clientes, pero nada más alejado de la realidad. Está creando valor y está ganando participación al resto de los 32 bancos. Entonces, pasa por un tema de aprovechar las oportunidades. Somos seres humanos que a veces nos acostumbramos al estatus quo. Pero, en la era digital, es clave que nos abramos a ver nuevos escenarios de competencia.
Mundo ‘Open’
¿Compartir datos es lo que se viene?
Acá en Perú el BCR está jugando un rol clave, llevando al mercado a que empiece a moverse, a hacer la gimnasia para que se abra al mundo ‘Open’.
Se refiere a la apuesta por la interoperabilidad
El BCR está trabajando en la normativa de pagos inmediatos. Y está perfecto, porque se empieza con el Open Payments para luego migrar al Open Banking, al Finance y al Data. Entonces, esto es como un péndulo, no se trata de si va a parar o no, sino de cuándo va a pasar.
De hecho, en Perú ya está pasando y sin esperar la regulación, lo que muestra que el mercado puede ir construyendo estas nuevas carreteras y rieles de los pagos y los datos; más adelante conecta con el regulador y así sucede en todos los países.
¿Qué tal es la recepción de parte de los bancos?
Mi lectura es que los bancos vienen bien, han entendido el cambio de paradigma y cómo se juega el juego. Es muy interesante reconocer que las fintech más grandes de Perú son bancos: Yape y Plin son bancos.
Pero hubo resistencia, hay bancos que les cerraban las cuentas a las fintech para evitar que operen…
Es algo que ha pasado a nivel mundial. Al principio hay resistencia. Pero cuando te empiezas a dar cuenta del beneficio, aceptas el cambio. Por ejemplo, los bancos pueden entender que las fintech hagan negocios especializados en segmentos que los bancos no tienen tiempo de atender.
Es el caso de las remesas, a un banco no le hace mucho atender una remesa de US$1.000 de Colombia a Perú, pero puede ver que una fintech le mete tecnología al servicio, lo hace mejor y, al final, el depósito del dinero se queda en el banco. Todos ganan.
Igual pasa con Uber. Ante este nuevo servicio hay 2 tipos de taxistas: están los que se meten a operar con ellos, se vuelven empresarios y ganan más dinero; y están los que van a protestar a la casa del presidente esperando que eliminen a Uber. Es igual en el sistema bancario, hay bancos que saben que es mejor colaborar y hacer crecer el negocio.
Microfinancieras
En el caso de entidades más chicas, como las Cajas Municipales y rurales, ¿Cómo podrían beneficiarse del Open Finance?
Las entidades más pequeñas pueden hacer lectura de datos de otros actores para poder conocer mejor a sus clientes, podrán acceder a capas adicionales de score crediticio para, por ejemplo, reducir sus tasas.
En general, las Cajas van a poder tener más información para poder prestar un servicio cada vez más personalizado a un cliente. Y cuando esa persona reciba un servicio que es cada vez más confeccionado a su medida, va a acceder con mayor decisión al sistema financiero.
Según el Índice de Inclusión Financiera (IIF) de Credicorp, uno de los puntos débiles de Perú es la desconfianza que tiene la ciudadanía hacia el sistema financiero. Y la desconfianza es producto del desconocimiento. Cuando no conoces bien algo, desconfías, pero con el Open Finance las Cajas tendrán más información.
En Perú, las billeteras electrónicas se han masificado enormemente y pueden brindar mucha información que las Cajas no poseen y así disminuir el desconocimiento. Antes empezabas a construir un historial crediticio a los 28 o 30 años, pero ahora empiezas a los 18 años y se pueden crear servicios financieros más evolucionados para un cliente específico en menos tiempo. Por otro lado, la desconfianza que puedan tener las personas debe disminuir con mayor educación financiera.
Hay empresas informales que realizan compras y dejan huella de su capacidad de pago. ¿Podrían otras entidades que no sean financieras compartir también esos datos?
Absolutamente. De hecho, hay un estudio de la Universidad de Cambridge del 2021 que encontró que Chile es el país que más información alternativa generaba para facilitar el otorgamiento de créditos a pequeñas y medianas empresas (Pymes), y era por las facturas electrónicas. Qué bueno que la autoridad tributaria también impulse la factura electrónica en Perú porque eso va a permitir generar un score crediticio rápidamente y facilitar financiamiento.
Insisto, en la medida que más datos haya, se podrá prestar mejores servicios financieros a la población. La clave va a ser que se haga de forma segura para que en ningún momento se generen temores a la ciudadanía.
Pero hay empresas que abusan del conocimiento que tienen. Por ejemplo, las que llaman al celular ofreciendo préstamos o de vendedores que por algún lado han conseguido los datos. ¿Tendré más llamadas de vendedores si permito que compartan mis datos?
Ahí es cuando viene el rol del árbitro que se llama el Estado. El que saca tarjetas amarillas, rojas y sanciona. La Ley de Protección de Datos, que entiendo se está actualizando, debe evitar esos abusos para que la ciudadanía no vea con temor el que se compartan sus datos. De hecho, la infraestructura y la tecnología del Open Finance y Open Data, voy a adelantar un poco, hace que en ese ecosistema puedan participar únicamente actores certificados. Tiene que haber muchos resguardos. Brasil, que es el gran exponente de la región, nos demuestra que ése es el camino.
¿Es una herramienta que habrá que aprender a utilizar?
Si no sabemos cómo jugar este partido, la vamos a pasar mal. Hay que ir al aula y tomar el tiempo para capacitarse. Los profesionales van a tener un nuevo camino para reinventarse. El Open Finance es un universo con nuevas oportunidades de crecimiento y de involucramiento laboral.
En cuánto al talento profesional, ¿Cuáles son los pilares sobre los que se basará el Open Finance?
Para la Universidad de Cambridge, el Open Finance es el proceso de ‘reskilling’, es decir, de reaprendizaje o reciclaje laboral del sistema financiero más profundo en las últimas décadas. Se requiere que los profesionales de 3 campos se involucren: la gente de negocios, los abogados y los de infraestructura tecnológica.
Avances
¿Europa, Estados Unidos, el mundo está avanzando hacia el Open Finance o hay temor?
Estados Unidos, cuya política de apoyo al libre mercado es bien conocida, ya empezó a regular el Open Finance porque se dieron cuenta de que el tema es tan complejo que, si dejan que el mercado vaya solo, se puede enredar.
En Europa está pasando algo similar, pero se dejó que cada país lo haga a su manera. Alemania avanzó en la creación de un estándar y el Reino Unido ha tenido problemas para migrar al Open Finance. Singapur está muy metido en el Open Finance, ya hay más de 90 países metidos en esto. Perú también reconoce que hay una oportunidad y ya empieza a trabajar en ello.
¿En algún momento todos los países van a tener que sumarse y el Open Finance será algo global?
Esa es la esperanza. La lógica es que, si todos los países adoptan los mismos estándares, esos mismos estándares van a permitir que después nos conectemos entre países.
¿El Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial lo están impulsando?
Ellos sí están convencidos, pero las dinámicas y complejidades de los países son muy grandes. Un regulador de algún país puede decir que no es su prioridad, entonces han optado por difundirlo, pero que cada país lo impulse. Sin embargo, todo nos permite visualizar que la mayoría va a converger y que los estándares van a ser los mismos, con obviamente tropicalización para cada país.Por ejemplo, la Alianza del Pacífico ha fomentado un diálogo público-privado muy interesante sobre finanzas abiertas y existe una posibilidad grande de que los sistemas de finanzas abiertas de sus miembros interoperen.
Tenemos una gran movilidad de personas y empresas entre nuestros países, y sería lógico que ingresemos a un esquema de datos financieros abiertos porque sucede actualmente que, si soy colombiano y tengo mis cuentas en el banco X de Colombia, ese mismo banco X no me reconoce en Chile. Son problemas que se resuelven con la portabilidad de los datos y estoy seguro de que iremos hacia esa solución con diálogo público-privado, privado-privado, todos con todos para lograr un sistema de finanzas abiertas regional de clase mundial.
¿El mundo corre más rápido que las leyes?
Sin lugar a duda. El mundo ya corrió con la movilidad. Y es una lógica histórica en la que el mercado va unos metros adelante de la regulación y eso está perfecto. El tema es que en materia tecnológica la velocidad en algún momento se vuelve exponencial y se corre el riesgo de que el regulador se quede muy atrás. El regulador está en la necesidad de ir muy cerca para no terminar siendo obsoleto y ello puede generar momentos complejos.
¿Cuál sería un momento complejo?
Puede pasar que, en el proceso de armado del Open Finance, se creen infraestructuras cerradas o se generen asimetrías de información. Entonces, ahí el regulador tiene que estar muy cerca para que, en el futuro, no tenga que entrar a desarmar, sino que vaya dando lineamientos para que la red que se arme sea abierta, interoperable y que crezca de forma sana.
Siguientes pasos
Tras los avances del BCR en la interoperabilidad de los pagos, ¿Cuáles serían los siguientes pasos?
Lo primero es que se mantengan los pagos inmediatos, con todas las mesas consultivas industriales a las que está convocando, para que a través del diálogo se construya eso. Es importante mantener el diálogo público-privado porque son los privados los únicos que le pueden hacer ver a quien hace las reglas de juego cómo evitar fricciones para que esto salga bien.
Lo segundo es que hoy ya tenemos Open Finance en Perú. Entonces, el mercado ya se encargó de construir o se está encargando de construir las bases. Lo que debe hacer el sistema financiero peruano es tener mesas de trabajo para abordar la temática entre privados y así determinar, por ejemplo, dónde pudiera haber debilidades en materia de ciberseguridad, siempre pensando en el usuario. Y para eso se requiere diálogos industriales.
En esas mesas se podría también empezar a homologar lenguaje, conocimiento y toda la temática, para que la cancha sea pareja, que sea un conocimiento universal. Y sobre esas bases empezar a construir con dinámica de mercado para que cuando el Open Payments, que está jalando el BCR, se una, sea un proceso natural.
Es clave también que haya un gran trabajo colaborativo entre las diferentes entidades del Gobierno: el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el BCR, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi), la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), etc., pues se necesita mucho diálogo porque cada una tiene facultades, competencias y alcances particulares. Además, con diálogo se pueden crear comités que eviten que diferentes entidades trabajen en regular el mismo tema.