La visita en Cusco buscó abrir un espacio de diálogo sobre mecanismos de cooperación financiera orientados a ampliar el crédito habitacional. El déficit de más de 47 mil viviendas en la región refuerza la necesidad de explorar esquemas conjuntos que combinen recursos estatales y capacidad microfinanciera para cerrar brechas estructurales.

(*) Artículo publicado en la edición 237 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M237.pdf
Una delegación del Banco de la Nación visitó recientemente a Caja Cusco, en una reunión protocolar que tuvo como objetivo fortalecer la cooperación interinstitucional y evaluar nuevas líneas de financiamiento que permitan ampliar el acceso a créditos habitacionales en la región. La visita marca un paso más en la consolidación de la alianza entre ambas entidades, orientada a promover soluciones financieras inclusivas y sostenibles.
En Cusco, el déficit habitacional supera las 47 mil viviendas, una brecha que refleja tanto la falta de oferta formal como la necesidad de atender a miles de familias que hoy viven en condiciones de precariedad. Este acercamiento se suma al acuerdo interinstitucional suscrito a fines de 2024, mediante el cual el Banco de la Nación otorgó a Caja Cusco un crédito por S/ 86 millones. Dichos recursos han sido destinados a programas de financiamiento para mejoramiento de viviendas, ampliación de servicios básicos y proyectos orientados a elevar la calidad de vida de los clientes y emprendedores cusqueños.
El presidente del Directorio del Banco de la Nación, José Ricardo Stok Capella, destacó que la cooperación con instituciones como Caja Cusco permite generar un impacto directo en el bienestar de las familias: “Desde el Banco de la Nación ratificamos nuestro compromiso de continuar impulsando propuestas que permitan a más familias peruanas acceder a créditos en condiciones justas y transparentes. La alianza con instituciones como Caja Cusco es fundamental para generar un impacto positivo en la vida de las personas”.
Por su parte, el presidente de Caja Cusco, Luis Fernando Vergara Sahuaraura, subrayó la relevancia de este trabajo conjunto: “Para Caja Cusco, este acercamiento con el Banco de la Nación refuerza nuestra misión de estar al servicio de la comunidad. Nos anima a seguir construyendo mecanismos financieros que atiendan de manera realista las necesidades de las familias, sobre todo en el acceso a vivienda digna y segura”.
En la misma línea, el gerente central de Negocios de Caja Cusco, Mg. Walter Rojas Echevarría, sostuvo que este diálogo marca una nueva etapa de cooperación: “Estamos convencidos de que, trabajando juntos, podremos ampliar nuestro alcance, diseñar productos más inclusivos y replicar el impacto positivo de experiencias anteriores que ya beneficiaron a más de 1,200 hogares”.
La visita confirma que la articulación entre la banca estatal y las microfinancieras regionales puede convertirse en un motor clave para atender el déficit habitacional en el país, al tiempo que impulsa la inclusión financiera y fortalece el ecosistema de emprendedores en Cusco y otras regiones.
Cusco enfrenta déficit habitacional superior a 47 mil viviendas
El déficit habitacional en Cusco sigue siendo una de las principales brechas sociales de la región. Según estimaciones de la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO), la carencia de viviendas adecuadas supera las 47 mil unidades, cifra que refleja tanto la falta de oferta inmobiliaria formal como el crecimiento urbano no planificado. Frente a este escenario, especialistas plantean que el aprovechamiento de suelos públicos en zonas como Velasco Astete, Huancaro y Quencoro podría convertirse en una vía para aliviar la brecha.
El déficit habitacional se divide en dos tipos. El cuantitativo se refiere a las viviendas que faltan, es decir, familias que no cuentan con una unidad habitacional propia o viven en condiciones de hacinamiento extremo. El cualitativo, en cambio, apunta a las viviendas que existen pero presentan problemas de infraestructura, materiales precarios o carencia de servicios básicos, lo que compromete la calidad de vida de los hogares.
A nivel nacional, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reporta que el 10,1% de los hogares peruanos presenta déficit habitacional: un 2,1% en el aspecto cuantitativo y un 8,0% en el cualitativo. Esto equivale a una brecha de entre 1,6 y 1,8 millones de viviendas en el país, con mayor incidencia en zonas rurales, donde alcanza hasta el 12,6%.
Un factor clave en este panorama es la autoconstrucción, que domina la producción de vivienda en el Perú. Estudios de GRADE revelan que 7 de cada 10 viviendas urbanas han sido levantadas de manera informal y sin asistencia técnica, lo que genera vulnerabilidad estructural y altos costos futuros. En Cusco, como en otras ciudades andinas, la expansión periférica se sostiene en este modelo, que responde a la falta de acceso a suelo urbanizado y a créditos habitacionales.
El reto, señalan analistas, está en combinar estrategias: incrementar la oferta formal de vivienda social, gestionar suelo público disponible y, al mismo tiempo, acompañar los procesos de autoconstrucción con asistencia técnica y financiamiento especializado. Solo así será posible reducir no solo el número de viviendas que faltan, sino también mejorar la calidad de las que ya existen.