
Bitcoin retrocedió el martes tras una breve recuperación, lo que refleja que el mercado cripto continúa navegando en un entorno de alta sensibilidad a factores macroeconómicos. La cotización del activo cayó hacia la zona de los $103,000 dólares, incluso mientras en el plano político se percibió progreso hacia el fin del cierre del gobierno estadounidense. Aunque este avance generó cierto apetito por el riesgo en los mercados accionarios, los inversionistas favorecieron especialmente a las empresas tecnológicas, lo que repercutió en el mercado cripto.
Uno de los eventos destacados fue la nueva compra de Strategy Inc., el mayor tenedor corporativo de Bitcoin, que añadió 487 bitcoins a su portafolio. Con esta operación, la compañía alcanzó un total de 641,692 monedas, consolidando aún más su posición en el ecosistema. Sin embargo, la adquisición no se tradujo en un repunte significativo del precio, lo que refleja una reacción moderada del mercado. El sentimiento aún se mantiene prudente, con operadores evaluando el equilibrio entre la oferta, la demanda y las expectativas de política monetaria
La volatilidad en el mercado de Bitcoin ha permanecido contenida en las últimas semanas, un fenómeno poco frecuente para un activo históricamente volátil. Factores como la fortaleza del dólar, la evolución de los rendimientos de los bonos del Tesoro y las expectativas sobre las próximas decisiones de la Reserva Federal siguen teniendo un peso significativo en la orientación de los flujos de inversión. Mientras tanto, el volumen de negociación se mantiene estable, aunque sin señales claras de un nuevo impulso alcista o bajista de gran escala.
Por otro lado, el reconocido vendedor en corto Jim Chanos anunció el cierre de su posición bajista en Strategy Inc., tras una fuerte caída en el precio de las acciones de la compañía. Según Chanos, la valuación actual se aproxima al valor teórico de sus reservas de Bitcoin, lo que reduce el atractivo de seguir apostando en contra de la empresa. Aun así, no descartó cierta presión adicional a corto plazo, especialmente si el mercado de Bitcoin enfrenta nuevas correcciones o condiciones macro menos favorables.
Un hecho relevante que reforzó la narrativa de una mayor integración de la cripto en el sistema financiero tradicional fue el anuncio de SoFi. La entidad se convirtió en el primer banco estadounidense en ofrecer comercio directo de criptomonedas, permitiendo a sus clientes comprar, vender y mantener activos como Bitcoin, Ethereum y Solana desde sus cuentas. Este movimiento representa un avance significativo en la adopción institucional, al acercar el ecosistema cripto a una base de usuarios más amplia y regulada.
La decisión de SoFi se produce en un contexto en el que entidades bancarias, gestoras de activos y emisores de ETF continúan expandiendo su oferta de cripto. Aunque el mercado aún presenta periodos de corrección, los flujos institucionales han demostrado resiliencia. En paralelo, los ETF de Bitcoin al contado han registrado variaciones semanales con más días de entradas que de salidas, lo que sugiere que los inversionistas mantienen una visión de largo plazo del activo, pese a la incertidumbre inmediata.
Sin embargo, el avance de la adopción no elimina los riesgos. La interacción entre la política monetaria, la actividad económica global, las tensiones geopolíticas y la regulación continúa configurando el entorno de precios. Además, los inversores observan con cautela la evolución de los mercados de derivados, donde la reducción del apalancamiento sugiere una postura más defensiva por parte de los participantes institucionales.
En conclusión, el reciente retroceso de Bitcoin refleja más una pausa que un cambio definitivo de tendencia. La continua acumulación corporativa y la expansión de los servicios financieros cripto refuerzan la narrativa de una adopción a largo plazo. No obstante, la dirección a corto plazo seguirá influida principalmente por factores macroeconómicos y por el comportamiento del apetito global por el riesgo. En este escenario, el mercado permanece en una fase de observación, a la espera de catalizadores más contundentes que definan el siguiente movimiento de mayor magnitud.