
Bitcoin inició diciembre en un entorno de alta volatilidad, lo que refleja un ajuste en el apetito por riesgo de los inversionistas. En los primeros días del mes, la criptomoneda sufrió una corrección que la llevó a retroceder desde niveles elevados hasta la zona de los 85,000 dólares, donde encontró un soporte técnico relevante.
- Desde ese punto, el precio logró rebotar, aunque sin la fuerza suficiente para dar inicio a un repunte acelerado.
- Tras este movimiento, Bitcoin intenta consolidarse en un rango comprendido entre los 91,000 y 95,000 dólares, evidenciando una fase de pausa después del rebote.
Este comportamiento sugiere que el mercado aún evalúa si el movimiento alcista tiene fundamentos sólidos o si se trata simplemente de una recuperación técnica dentro de una estructura más amplia de corrección. La falta de impulsos claros mantiene a los participantes en una postura defensiva.
El recorte de 25 puntos base de las tasas por parte de la Reserva Federal aportó un respaldo macroeconómico a los activos de riesgo. Sin embargo, el impacto en Bitcoin fue limitado, ya que el mercado había descontado ampliamente esta decisión. Además, el tono prudente del banco central respecto a la trayectoria de la política monetaria en 2026 moderó las expectativas de un entorno de liquidez significativamente más expansivo.
En este contexto, Bitcoin reaccionó más a las expectativas previas que al anuncio en sí. Los operadores continúan ajustando posiciones en función de datos económicos y del flujo de noticias, en lugar de responder directamente a eventos puntuales de política monetaria. Esto ha contribuido a que el precio se mantenga dentro de un rango estrecho, sin una dirección definida.
Aunque la liquidez global ha mostrado señales de mejora, impulsada por el fin del ajuste cuantitativo y por una mayor actividad en el mercado de repos, este factor no ha sido suficiente para detonar un nuevo tramo alcista. El mercado de criptomonedas parece depender cada vez más de factores específicos del sector, como los flujos de capital, la participación institucional y el comportamiento de los productos cotizados.
En el ámbito regulatorio, persisten señales mixtas que influyen en el sentimiento del mercado. Las advertencias del banco central chino generaron una presión bajista inicial, aunque su impacto fue transitorio. En contraste, en Estados Unidos se observa un enfoque más constructivo, con avancesregulatorios que favorecen la adopción institucional y refuerzan las perspectivas de largo plazo para Bitcoin.
Finalmente, los flujos de capital continúan siendo un factor determinante. Las salidas de fondos desde los ETFs de Bitcoin observadas desde noviembre han reforzado la toma de utilidades y la cautela entre los inversionistas, limitando el potencial alcista inmediato. Esta dinámica sugiere que, pese al respaldo macroeconómico, el interés comprador aún no es lo suficientemente fuerte como para impulsar una ruptura sostenida.
En conclusión, Bitcoin atraviesa una fase de consolidación caracterizada por un equilibrio frágil entre un entorno macroeconómico de apoyo y una demanda que sigue siendo contenida. Mientras no se observe un repunte claro en los flujos de capital y en la confianza del mercado, la criptomoneda podría continuar moviéndose de forma prudente, a la espera de catalizadores más contundentes que definan su próxima dirección.