La microfinanciera alcanzó utilidades netas por S/ 1.57 millones en febrero y apunta a consolidar su rentabilidad mediante eficiencia operativa, diversificación de productos y control de riesgos, según Carlos Alberto Mujica Castro, presidente del directorio de dicha entidad.

(*) Artículo publicado en la edición 233 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M233.pdf.
La Caja Metropolitana de Lima ha logrado un giro significativo en su desempeño financiero. En febrero de 2025, reportó utilidades netas de S/ 1.575.000, en contraste con las pérdidas de S/ 498.000 del año anterior. Este resultado positivo no es casualidad, sino el fruto de una estrategia integral orientada al crecimiento sostenible, la eficiencia operativa y una gestión más rigurosa del riesgo.
“La clave ha sido continuar creciendo en nuestras líneas de negocio, controlar la mora y mejorar la productividad de nuestros asesores comerciales”, explicó Carlos Alberto Mujica Castro, presidente del directorio de la Caja Metropolitana de Lima. A ello se suman medidas como el ajuste de tasas, la mejora en cobranzas y la racionalización de gastos administrativos.
Un indicador clave que confirma esta recuperación es la utilidad neta sobre activos promedio, que pasó de -1.45% a 1.35%. Esta mejora respondió a un enfoque combinado de mayor volumen de colocaciones, optimización de costos y fortalecimiento del control de riesgos. “Ya estamos por encima del punto de equilibrio y nuestros asesores comienzan a desarrollar su masa óptima de cartera”, señaló.
La diversificación de productos ha sido otro pilar en el resurgimiento de la caja. Con cuatro líneas de negocio consolidadas —crédito prendario, PYME/MYPE, banca empresa y préstamos por descuento de planilla—, la institución ha reducido su dependencia de un solo segmento. “Cada unidad aporta según su naturaleza y rentabilidad. Por ejemplo, el crédito prendario crece moderadamente, pero es altamente rentable”, detalló.
La estrategia de crecimiento también se refleja en la mejora del ratio de gastos operativos frente al margen financiero, que pasó de 91.87% a 72.26%. A pesar de operar 36 oficinas, la Caja Metropolitana priorizó el crecimiento en ingresos sobre la reducción de su red. “Nos trazamos crecer en volumen, no en recortar personal o agencias. Eso fue clave para mejorar nuestros ratios”, afirmó.
En cuanto a los gastos administrativos sobre créditos directos e indirectos, estos bajaron de 16.29% a 14.54%. La eficiencia se logró mediante la renegociación de contratos de servicios, reducción del uso de papelería y una apuesta por el crecimiento del equipo comercial.
“Apostamos por la productividad del personal. Lima tiene un mercado amplio y competitivo en colocaciones buenas, y nosotros estamos preparados para competir”, sostuvo.
La productividad individual también mejoró. El crédito directo por trabajador subió de S/ 911 mil a S/ 1.017 mil. Esto se debió a un plan de desarrollo progresivo de asesores comerciales, que incluyó capacitación, asignación de carteras y una curva de maduración.
“Los nuevos asesores cargan inicialmente los gastos, pero al alcanzar su punto óptimo, generan importantes ingresos”, comentó.
En cuanto al riesgo crediticio, la entidad ha sido enfática en prevenir el deterioro de la cartera. “La mora es el mayor peligro. Por eso fortalecimos la segmentación de mercado, los criterios de riesgo y la cobranza. El que se relaja en este negocio pierde”, advirtió. Rodríguez, enfatizando la vigilancia continua del área de riesgos y los correctivos inmediatos a cualquier desviación.
Aunque los créditos atrasados aumentaron ligeramente de 4.82% a 4.92%, el ejecutivo asegura que se trata de un efecto estacional. “Febrero tiene tres días menos, y enero es un mes lento tras la campaña navideña. Además, desaceleramos ligeramente las colocaciones para fortalecer nuestro capital regulatorio”, explicó.
Una mejora destacable se dio en la cartera en dólares. La mora pasó de 17.15% a 8.05%, aunque con poco peso en el total. “Nuestras colocaciones en dólares son mínimas, pero con el tipo de cambio estable y el bajo costo de fondos en esa moneda, evaluamos financiar exportadores”, adelantó.
Para evitar retrocesos, la caja ha fortalecido su política de diversificación de cartera y control de concentración de riesgos. “Ya hemos empezado a establecer límites por cartera y patrimonio, para tener una estructura de riesgos sana y balanceada”, indicó.
En materia de innovación, la institución apuesta por la digitalización y nuevos productos. “Estamos desarrollando el desembolso digital para clientes con buen historial, reforzando nuestra ciberseguridad y explorando el retorno al Fondo Mivivienda”, informó. También se considera la incursión en créditos de consumo, en un contexto de estabilidad económica.
De cara al cierre del 2025, las metas son ambiciosas: alcanzar un capital regulatorio de 14.26%, un patrimonio de S/ 143 millones y mantener la mora debajo del 6%. Además, se busca un retorno sobre el patrimonio (ROE) mínimo de 10% y un ROA de 2%.
Mujica Castro es optimista, pero realista frente al contexto económico global. “Nos preocupa cómo impactará la guerra arancelaria mundial, las tasas de interés y el tipo de cambio. El entorno internacional puede cambiar las reglas del juego”, señaló, haciendo hincapié en la necesidad de mantener una gestión ágil y anticipativa.
Con una clasificación de riesgo proyectada en B- y el objetivo de posicionarse como la caja líder en Lima, la institución confía en su capacidad para consolidar los avances logrados. “Tenemos los atributos para seguir creciendo y ganando mercado con colocaciones sanas y bien gestionadas”, concluyó.

Ambiciosas metas financieras para 2025
Caja Lima ha establecido sus metas estratégicas para el cierre del 2025, con objetivos claros en rentabilidad, solidez patrimonial y posicionamiento de mercado. Entre sus principales metas, destaca alcanzar un ratio de capital global (RKG) de 14.26%, un patrimonio de S/ 143 millones y un retorno sobre el patrimonio (ROE) no menor al 10%, junto a un retorno sobre activos (ROA) del 2%.
En el ámbito operativo, la entidad proyecta ingresos financieros por S/ 141,021 mil y un margen financiero sobresaliente del 80.5%, lo que refleja una gestión eficiente de sus colocaciones y estructura de fondeo. Asimismo, se plantea mantener controlada la morosidad en un nivel máximo del 6%, en línea con estándares prudenciales y fortaleciendo los mecanismos de gestión de riesgo crediticio.
La eficiencia operativa también será clave en este periodo, con una meta de mantener la relación de gastos sobre ingresos en 42%, mientras que la rotación de clientes en los segmentos MYPE y PYME no deberá superar el 25%, asegurando estabilidad y fidelización de cartera. Como parte de su estrategia de crecimiento, la institución proyecta contar con 180 ejecutivos especializados en atención pyme para reforzar su red comercial.
Otro de los ejes estratégicos será el fortalecimiento del posicionamiento de marca, buscando consolidarse en su categoría. En paralelo, la proyección crediticia apunta a mejorar la clasificación de riesgo hasta alcanzar la categoría B- hacia el último trimestre del 2025, lo que supondría un reconocimiento al esfuerzo por mantener indicadores financieros sólidos y sostenibles.
Estas metas, en conjunto, reflejan una visión integral que combina rentabilidad, solvencia, eficiencia y posicionamiento estratégico, en un contexto donde la confianza del mercado será clave para seguir avanzando.