Microfinancieras actúan con cautela en la colocación de créditos, vienen segmentando su cartera de clientes para mitigar el impacto y promueven la colocación de seguros para proteger el capital.
El Niño Costero y el ciclón Yaku, juntamente con la carestía y escasez de fertilizantes y las heladas hasta mayo de este año, provocaron una caída histórica de la producción agraria, de 20% en abril, la mayor en los últimos 25 años, y un retroceso de 3,37% en el primer semestre del año. El sector pesca también presentó una reducción de la biomasa, lo cual ha motivado una postergación de la temporada de extracción e incluso, si se autoriza, se espera una reducción de la cuota y un periodo más corto de pesca, lo cual implicaría un menor crecimiento económico para el próximo año.
Además, el Banco Central de Reserva (BCR) cambió recientemente sus proyecciones económicas incorporando la ocurrencia de un Fenómeno de El Niño (FEN) débil. Con ello, el crecimiento económico fue revisado a la baja, pasando de 2,6% a 2,2% para el 2023, alejándose del crecimiento potencial que fue revisado también a la baja (de 2,9% a 2,6%).
Usualmente, este tipo de eventos climatológicos afectan la producción de bienes y servicios y también el stock de capital de la economía, dañando a la producción potencial. Así, los principales impactos se observan sobre el crecimiento estimado del sector Agropecuario (de 2,2% a 0,4%), Pesca (de 5% a -15%) y Manufactura Primaria (de 5,3% a 0%).
Alerta
En medio de este escenario, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) alertó sobre un fuerte crecimiento en el otorgamiento de créditos de las Cajas Municipales, que no necesariamente sería un indicador de fortaleza pues el Producto Bruto Interno (PBI) mostró una caída de 0,45% en los primeros 6 meses del año.
“El país viene de una pandemia, protestas, lluvias y ahora espera un Fenómeno de El Niño, el mensaje es conservar los colchones de capital, las provisiones y tener un crecimiento sano de la cartera para no afectar a otros indicadores; de lo contrario, habrá señales de cautela”, sugirió a inicios de junio Jorge Mogrovejo González, superintendente adjunto de Banca y Microfinanzas de la SBS. Frente a las proyecciones sobre eventuales impactos del FEN, las Cajas Municipales están tomando ciertas medidas de prevención para mitigar un perjuicio en la calidad de sus carteras de crédito.
Reprogramaciones
Jorge Alva Ibárburo, gerente de Marketing de Caja Sullana, explicó que la entidad está otorgando facilidades a algunos clientes de la zona norte del país que han sido perjudicados por las lluvias y posteriores alertas epidemiológicas, como el dengue.
“No estamos buscando a los deudores para una reprogramación masiva, lo que queremos es ser específicos, damos alternativas individuales para cada empresario; incluso, estamos filtrando data para una facilidad adecuada con cada usuario”, precisó.
Agregó que, por ahora, solo se tiene una alerta frente a un riesgo del FEN que se espera no llegue a concretarse, pero la experiencia de los últimos años ha permitido que las entidades financieras cuenten con acciones de respuesta que serán puestas en marcha en su momento, de activarse algún siniestro.
Alva resaltó que Caja Sullana sigue un proceso de digitalización de sus créditos, sobre todo, de aquellos préstamos con tickets bajos, de S/200 o S/500. Por ejemplo, cuenta con un producto para financiar montos bajos desde la página web que ha permitido sumar 10.000 clientes mensuales a la cartera.
Optimismo
Walter Rojas Echevarría, gerente central de Negocios de Caja Cusco, comentó que, pese a los riesgos por fenómenos naturales y que el contexto económico no muestra señales de una estabilidad en precios, los empresarios están siendo optimistas con la perspectiva hacia la segunda mitad del año.
Esto por la expectativa de que el costo del dinero no seguirá subiendo, pues el consenso del mercado apunta a que el BCR no realizará alzas adicionales en la tasa de referencia, sino que la mantendría en niveles similares a la de los últimos 5 meses (7,75%), precisó.
“Con ello, las entidades financieras podemos promover nuevamente campañas con ciertos atributos beneficiosos para los clientes, pues tenemos la perspectiva de que el costo del crédito no se va a encarecer, esto le da confianza al deudor”, indicó.
Ante la alerta de la SBS, Rojas sostuvo que, si bien las entidades microfinancieras atienden a un segmento de mayor riesgo, es también un sector que se reinventa continuamente, a diferencia de una gran empresa que requiere de un cambio de estrategia que le puede tomar cierto tiempo.
“Tomamos en cuenta la recomendación del regulador, pero lo importante también es diferenciar el segmento al que se dirige cada entidad y los productos que ofrece, por ejemplo, a nivel del sistema de Cajas la mora se sostiene en el mismo nivel”, subrayó.
Sin embargo, afirmó que las utilidades sí se han afectado a causa de los menores márgenes de ganancia (diferencia de tasas de interés entre créditos y ahorros) y de las mayores provisiones ante el riesgo de incumplimiento.
Rojas comentó que lo sucedido en el país con la COVID-19, los conflictos sociales y lluvias, ha generado que el sistema financiero se mantenga alerta frente a cada riesgo y, aunque Caja Cusco ve optimismo en sus clientes y espera que el efecto del FEN sea moderado, tomaría ciertas medidas conservadoras si el escenario de riesgo se vuelve severo.
Gestión de riesgos
Para Edmundo Lizarzaburu Bolaños, catedrático e investigador en Finanzas de la Universidad Esan, la gestión de riesgos en las entidades de microfinanzas en Perú frente al FEN es de vital importancia para garantizar la sostenibilidad y la continuidad de las operaciones en situaciones de crisis.
Las inundaciones y los deslizamientos de tierra pueden afectar la capacidad de los clientes de las entidades de microfinanzas para cumplir con sus obligaciones crediticias, por tanto, puede aumentar el riesgo de incumplimiento y la cartera vencida de las entidades, explicó.
Además, se podría generar un daño en la infraestructura de las entidades e interrumpir las operaciones y atención a los usuarios; incluso, las microfinancieras podrían enfrentar un aumento en los costos operativos debido a la necesidad de implementar medidas de mitigación y recuperación, advirtió.
Ante ello, Lizarzaburu consideró prudente la evaluación que vienen realizando las entidades financieras para identificar las áreas geográficas más vulnerables y los posibles impactos en la economía local.
“Es esencial establecer sistemas de monitoreo y seguimiento constante de las condiciones climáticas y los indicadores tempranos del FEN. Esto permitirá a las entidades de microfinanzas tomar decisiones informadas y oportunas para minimizar los riesgos”, acotó.