
Los bonos del Estado, los bonos corporativos y la libra esterlina están reaccionando con fuerza ante un proceso presupuestario que los inversores se enfrentan a una situación cada vez más inestable. El veredicto del mercado tiene un matiz familiar, estableciendo comparaciones directas con la turbulencia que azotó al Reino Unido durante la crisis del «mini presupuesto» de Truss.
La presión vendedora se aceleró esta mañana, con la rentabilidad de los bonos del Estado a 10 años subiendo bruscamente hasta el 4,54% y la libra esterlina cayendo hasta alrededor de 1,312 dólares. Los bonos a más largo plazo también están bajo presión, y la libra ha alcanzado nuevos mínimos de dos años frente al euro.
Estas medidas se producen tras las informaciones que apuntan a que la ministra de Hacienda está reconsiderando su plan de aumentar los tipos nominales del impuesto sobre la renta, junto con las dudas sobre un impuesto de salida y otras medidas de ingresos necesarias para paliar un déficit fiscal estimado en hasta 35.000 millones de libras. Así es exactamente como comienzan los choques de credibilidad.
- Los bonos del Estado están cayendo, los costes de financiación están subiendo y la libra esterlina se está debilitando porque los mercados temen que el gobierno esté improvisando. No hay nada que los inversores odien más que la indecisión disfrazada de estrategia.
- La reacción es inconfundible. Los operadores de bonos le están diciendo al Tesoro que no tolerarán señales contradictorias. Vieron lo que sucedió durante la crisis de Truss y no esperarán pacientemente a que se aclare la situación. Están valorando el riesgo en tiempo real.
Detrás de la volatilidad subyace una creciente sensación de que el Reino Unido está repitiendo las primeras etapas de una crisis de la que el país debería haber aprendido. Según se informa, el ministro de Hacienda ha elaborado dos presupuestos distintos mientras se intensifican las disputas internas.A menos de dos semanas de la presentación del presupuesto, la falta de un plan definido está generando inquietud en los mercados globales.
Los inversores recuerdan con exactitud la rapidez con que el mini-presupuesto de Truss se descontroló. El mercado de bonos del Estado tardó días en colapsar bajo el peso de la incertidumbre. El Banco de Inglaterra tuvo que intervenir. El recuerdo sigue vivo. Sin embargo, las señales actuales procedentes de Westminster sugieren que las lecciones de aquel episodio se están desvaneciendo.”
- La pregunta que planea sobre los mercados hoy es simple: ¿ha asimilado Rachel Reeves lo que el período de Truss enseñó a todos los responsables políticos?
La credibilidad no es un lujo. Es la moneda que sustenta todo lo demás. Sin ella, incluso los planes mejor intencionados fracasan, los bonos del Estado siguen siendo el barómetro más sensible de la confianza de los inversores. Cuando la rentabilidad sube tan rápidamente, refleja algo más que un simple movimiento técnico, esto refleja la preocupación de que el Reino Unido esté perdiendo el control de su discurso fiscal. El paralelismo con 2022 se intensifica debido a la similitud del patrón: aumenta la incertidumbre, cambian los mensajes y el mercado de bonos reacciona de inmediato.
Los mercados de bonos no pueden gestionarse con meras ilusiones, responden a la disciplina, la coherencia y la claridad. Cuando esos elementos desaparecen, los rendimientos se disparan. el patrón que estamos viendo hoy coincide con el comportamiento que precedió al colapso de Truss, y eso debería preocupar a todos los ahorradores e inversores.
La caída de la libra esterlina agrava aún más la situación. Una libra más débil intensifica las presiones inflacionistas debido al aumento de los costes de importación, profundiza la tensión económica sobre los hogares y complica el entorno político tanto para el Tesoro como para el Banco de Inglaterra.
- Cuando la libra cae junto con los bonos del Estado, estamos viendo cómo los inversores internacionales se alejan del Reino Unido. Este cambio eleva los costos de endeudamiento en toda la economía y aumenta el riesgo de una desaceleración más profunda. La confianza en el liderazgo fiscal lo es todo en este momento.
Para ahorradores e inversores, las consecuencias son inmediatas. El mercado de bonos del Estado refleja inestabilidad en un momento en que la economía ya está perdiendo impulso. Los hogares se enfrentan a un mercado laboral debilitado, las empresas a mayores costes de financiación y el presupuesto sigue sin definirse.
- Quienes tengan inversiones en activos del Reino Unido deben reevaluar su posición ahora mismo. El mercado indica que la volatilidad ha regresado. La magnitud del desafío fiscal implica más turbulencias en el futuro.
- El asesoramiento es esencial porque el panorama está cambiando y las consecuencias para la planificación financiera a largo plazo son significativas, el Reino Unido no puede permitirse otro colapso de credibilidad. Los bonos del Estado están dando señales de alarma con creciente urgencia.