El diseño organizacional es una de las prioridades emergentes que deben encarar los empresarios para el desarrollo del negocio y fortalecer la competitividad.
El éxito de una empresa depende de una buena organización interna y el gran desafío de los negocios actuales es definir un diseño organizacional que se adapte a las estrategias comprometidas a alcanzar su desarrollo integral y asegurar su competitividad en un mercado cada vez más variable.
Según un estudio sobre las cinco tendencias más valoradas por directores de las áreas de Recursos Humanos, ubica al diseño organizacional y la gestión de cambio como la segunda prioridad a atender durante el 2023. Es común observar cómo las empresas enfrentan la velocidad de los cambios del entorno y sus estructuras resultan obsoletas, lentas o rígidas, representando una amenaza para su supervivencia.
“Vivimos en entornos cambiantes por los cambios tecnológicos, modificaciones en los comportamientos del mercado, volatilidad en la situación económica y política de los países, regulaciones que se introducen abruptamente, que demandan una rápida preparación y respuesta. Este panorama obliga a que se ajusten las organizaciones, para adaptarse al nuevo entorno”, manifiesta Jaime Aguirre Guarderas, Chair de Vistage Perú y director independiente de empresas.
Hoy en día, no es concebible una empresa sin una estructura organizativa actualizada, porque define los roles, funciones, responsabilidades y atribuciones de cada posición que atienda de manera eficiente la operación del negocio.
Como un sistema que se encarga de estructurar de manera ordenada y sinérgica todos los elementos que componen una empresa, es esencial que el diseño organizacional tenga una proyección de flexibilidad y agilidad del talento interno, que tendrá un impacto positivo en la cultura de la organización.
“Más que un diseño de organización flexible, que puede llevar a distorsiones, o superposiciones en los roles, funciones y responsabilidades que originen conflictos y desorden, lo que sí se debe considerar, es la flexibilidad para cambiar diseños de organización, permitiendo que un nuevo diseño se adapte a las demandas actuales”, indica Aguirre.
Factores clave:
El director de empresas sostiene que cada firma debe definir su modelo organizacional, basado en su misión, visión y propósito, que deben enmarcarse en el sector en el que operan. Por ello, recomienda considerar tres factores clave a la hora de decidir aplicar o reestructurar un diseño organizativo:
1. Definir la misión y el propósito de manera clara (a qué se dedica uno) y cómo debe atender al mercado que corresponde.
2. Dimensionar el tamaño necesario de su empresa, para atender eficientemente a su mercado (determinar el tamaño necesario de sus áreas de producción, comerciales y de soporte a la organización).
3. Analizar cómo es el mercado en el que nos desenvolvemos y entender cómo la competencia lo atiende. Por ejemplo, si un mercado que requiere de decisiones y acciones inmediatas, no se puede tener una organización muy jerarquizada, que haga lentas las decisiones, todo lo contrario, debe ser una más plana y con mucha delegación de facultades.
Ventajas en la gestión humana:
Contar con un buen diseño organizacional, genera beneficios en una empresa porque al contar con equipos que por su diseño resultan más eficientes, éstos permiten obtener mejores resultados. Entre los beneficios más saltantes, Aguirre señala los siguientes:
• Los líderes y sus equipos de trabajo tendrán mayor claridad de lo que se espera de sus funciones y qué pueden esperar de los demás, evitando duplicidad de funciones o vacíos en responsabilidad.
• Permite rapidez en la ejecución de tareas al quedar definidas y se logra una especialización posterior, que trae mayor destreza de los equipos y genera una mayor eficiencia operativa.
• La información fluye de manera adecuada y confiable porque tiene un emisor específico. Para evitar la inconsistencia, debe ser registrado correctamente y con criterios concretos.
• Facilita la asignación adecuada de recursos porque se puede estimar mejor las necesidades de cada función.
• La especialización permite el desarrollo del talento humano en cada función que desempeñan, permitiendo que se conviertan en expertos y aporten mejoras en el diseño del proceso en el que intervienen o traigan propuestas innovadoras.
Para finalizar, el empresario señala que, un error común es ver que algunos directivos, crean un modelo de organización basado en la habilidad (o debilidad) de su personal.
“Primero se debe diseñar su organización ideal requerida para operar y luego seleccionar a los mejores talentos capaces de desarrollar la función requerida, no al revés. Aunque suena muy lógico, es algo en lo que a veces se falla”, puntualiza Aguirre.