Hay entidades financieras pequeñas con ratios muy negativas que probablemente van a salir del mercado o serán absorbidas por otras entidades financieras; sin embargo, eso no quiere decir que el sistema financiero nacional esté en problemas, declara a Microfinanzas Eduardo Jiménez Sánchez.
(*) Artículo publicado en la edición 225 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M225.pdf.
Entrevista por Luis Hidalgo Suárez
Según el informe “Cómo está la salud del sistema financiero” elaborado por Macroconsult, el sistema financiero nacional no muestra signos significativos de alerta, pero sí hay segmentos que preocupan…
Los indicadores ponderados del sistema financiero como un todo muestran cifras sólidas, no se ven bancos (que representan más del 80% del sistema) con problemas importantes.
La solidez del sistema se ve en las ratios de capital, de rentabilidad, de liquidez. Y, en la eventualidad de que se requiera alguna consolidación empresarial adicional a las que ya se han dado, otras entidades más grandes las van a poder absorber sin problema.
Tal como ocurrió con el reciente caso de Caja Sullana, luego de la intervención de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS)…
Sí, ese es un caso bien gráfico, ya que el problema se solucionó en 3 días.
Sin embargo, los indicadores globales del sistema financiero han sufrido cierto deterioro desde la pandemia. ¿Se ha debido al impacto de la pandemia o a otros factores adversos que se presentaron después (crisis política, anomalías climáticas y factores externos negativos) en una especie de “tormenta perfecta”?
Aun no se ha hecho un análisis profundo y detallado al respecto porque ha pasado poco tiempo, pero mi impresión es que el impacto de la pandemia es el gran golpe que recibió el sistema financiero.
Su impacto en el crecimiento de la economía sumado a la fragilidad en la que quedaron las familias y el aumento de la inflación, agravaron la situación de crisis o, al menos, hicieron que esta se mantenga por un tiempo más prolongado.
Morosidad
¿Qué productos crediticios preocupan más?
El crédito de consumo es el que más preocupa. Pasada la pandemia y el sacudón que causó en la economía el gobierno de Pedro Castillo, las entidades financieras empezaron a otorgar créditos de consumo fuertemente, en el 2022 este rubro creció de manera notoria (la tasa interanual llegó a 21,4% en diciembre del 2022, según cifras del Banco Central de Reserva).
Sin embargo, luego, cuando la morosidad en este crédito comienza a subir fuertemente, las entidades financieras hacen el movimiento contrario y hoy el crédito de consumo se ha desacelerado, incluso está cayendo el stock de este tipo de crédito.
Los índices de morosidad más elevados están en los créditos a la pequeña y mediana empresa (PYME). ¿A qué se debe?
En el caso de las empresas, estas arrastran el impacto de la pandemia, pero también el de la crisis económica del 2023. La recesión golpeó fuertemente las ventas empresariales.
Además, el problema con la mediana empresa es que son pocas por lo que al verse en problemas algunas de ellas, eso hace que la ratio promedio de morosidad de este segmento se eleve más. El alto ratio de morosidad que presentan las medianas empresas viene desde antes de la pandemia.
En cuanto a las pequeñas empresas, éstas son básicamente familiares por lo que han enfrentado algunos problemas de pago. Sin embargo, el crédito a este segmento no se ha detenido (a diferencia de los créditos de consumo).
Dado que la ratio de morosidad en financieras y cajas es alta en casi todos los tipos de crédito, ¿Qué medidas deberían tomarse para que no se agrave la situación?
Estas entidades son principalmente micro y pequeñas financieras y han venido sufriendo el impacto de la pandemia en mayor medida debido al mercado que atienden, que está compuesto por empresas más pequeñas usualmente informales.
Hay que considerar que el ingreso laboral promedio de una persona a nivel nacional, si bien está creciendo, aún no ha recuperado su nivel prepandemia (2019) y eso afecta los indicadores del crédito de esas empresas financieras.
El Gobierno emitió (en el 2023 el Decreto de Urgencia Nº 013-2023) la Ley de Fortalecimiento Patrimonial de las Instituciones Especializadas en Microfinanzas que ha ayudado sobre todo a las entidades financieras más pequeñas y eso se nota en la evolución de la ratio de capital que mejoró gracias a ese programa.
Sin embargo, la sensación es que la mejora que ha permitido ese programa será sólo temporal y es el mercado el que finalmente decidirá si continuará o no.
Rentabilidad
¿Se requerirían medidas normativas adicionales para preservar la calidad de los créditos de las microfinancieras?
La exigencia más importante para dichas empresas financieras es la de capital (ratio de capital) y, en realidad, la mayoría de ellas la cumple. Para el corto plazo, la ratio de liquidez también es positivo en las microfinancieras; el tema es que su rentabilidad (medida por el ROE), es muy baja o incluso negativa, lo que indica que, de persistir ello, algunas entidades no van a poder continuar en el mercado.
Si no hay una adecuada rentabilidad es de esperar que sus indicadores financieros se deterioren, lo que propiciaría una intervención de la SBS y un proceso de consolidación empresarial (compra de cartera de créditos).
¿Sería recomendable que el Gobierno apruebe otro programa tipo Reactiva para las medianas empresas dado que su morosidad promedio es alta?
La experiencia del programa Reactiva indica que las morosidades pueden ser bastante bajas en este tipo de créditos garantizados. El Gobierno hoy, asumiendo algunos riesgos, está siendo contra cíclico y este tipo de programas (considerando que algunas empresas, sobre todo pequeñas, han entrado a niveles de morosidad importantes) puede ser positivo siempre que se haga de manera técnica.
El programa Impulso MYPErú está haciendo lo suyo, no va a tener el tamaño que tuvo Reactiva (apoyado por el BCR), pero puede ayudar a empresas pequeñas para mejorar la solvencia de éstas, siempre que se focalice en las que están con problemas.
Ratio cuota-ingreso
A partir de los indicadores encontrados, ¿diría que hay sobreendeudamiento?
En este 2024, la ratio cuota-ingreso (RCI) de los créditos de consumo posiblemente va a terminar por encima de 30%. Esta es la principal preocupación que revela el informe de Macroconsult.
Hay empresas financieras cuyos préstamos ya tienen una RCI por encima de 30% que corresponden a personas del quintil 5 (el más pobre). Eso nos permite concluir que estamos en los límites del mercado de crédito para las familias.
Hay una masa, digamos crítica, de familias a las que se les puede dar créditos con una probabilidad razonable de que puedan devolverlos. Pero si se fuera más allá de ese límite, aumenta la probabilidad de que la morosidad de esos créditos se eleve. Probablemente, en las condiciones actuales de nuestra economía, ya estamos en el límite de esa masa crítica.
Digo esto porque la RCI de los créditos de consumo viene subiendo continuamente desde el año 2018, incluso hay segmentos con una RCI mayor a 30%.
¿Qué consecuencias tendría para la economía el que este año la RCI de los créditos de consumo supere el 30%?
La morosidad de los créditos de consumo va a seguir aumentando este año y probablemente se mantenga el próximo año. Lo que sí estamos esperando es que una vez que la economía retome su crecimiento (sostenido y mayor) deberíamos ver disminuir la RCI de estos créditos en la medida que los ingresos de las familias también crezcan.
Lo que quiero decir es que esa ratio RCI debe encontrar su máximo pronto, posiblemente este año o en el 2025. Ello porque lo que ha llevado a la situación actual de este indicador es que ha habido una serie de acontecimientos que se combinaron y que se vienen superando.
¿Es poco probable que esos factores adversos se repitan de manera simultánea o sucesiva como ocurrió desde el 2020?
Exacto, es poco probable, principalmente la pandemia, pero también el aumento de la inflación que de manera acumulada llega a ser casi 25% en ese período y afectó los ingresos reales de las familias. Es muy poco probable que se repita de la misma manera, por ello, esperamos que después de alcanzar un máximo este año o en el 2025, la RCI de los créditos de consumo disminuya en los años siguientes.
La lógica básica que usa una entidad que otorga créditos es que la RCI no debe pasar de 30% al momento de evaluar el otorgamiento del crédito. En el pasado reciente, hasta antes de la pandemia, esta ratio no había superado el 30%.
Consolidación patrimonial
¿Se requerirían medidas preventivas, sobre todo para aquellos grupos cuya RCI supera el 30% para que no siga aumentando; o es el mercado el que pondrá el límite?
Es el mercado el que finalmente terminará definiendo lo que pasará con esas entidades. Las mismas entidades financieras están hoy preocupadas por los indicadores de morosidad de los créditos de consumo y están reduciéndolos, es decir, ellas mismas están tomando medidas para limpiar sus carteras crediticias.
Y, en el extremo, si alguna entidad financiera (en ese equilibrio que es difícil de hacer en las condiciones actuales de la economía) se cae, va a haber alguna otra que la va a levantar, que se va a llevar sus clientes (compra de cartera crediticia) y se acabó el problema.
Es decir, la consolidación empresarial se puede dar porque en el sistema hay entidades suficientemente sanas (la mayoría) que pueden levantar la cartera de créditos de una entidad que entra en problemas. No se necesita una intervención, digamos una nacionalización de la cartera crediticia, como ocurre en otros países.
Lo que va a pasar, de acá a unos años, es que van a haber menos entidades en el sistema financiero nacional debido a un proceso de consolidación empresarial que, es probable, continúe.
Precisamente, esto último concluye el informe de Macroconsult a partir de los niveles de rentabilidad (ROE) diferenciados que encuentra. ¿Cuándo se ha iniciado este proceso de consolidación patrimonial?
Viene de atrás, lo vengo diciendo hace unos años. Es un proceso que ya venía ocurriendo, pero la pandemia evidentemente lo ha agravado. Hay entidades financieras muy pequeñas con ratios muy negativas que probablemente van a salir del mercado o van a ser absorbidas por otras, pero eso no quiere decir que el sistema financiero nacional, como un todo, esté en problemas, el sistema está sólido. No hay un riesgo sistémico en el mercado financiero peruano.
¿Y cómo se dará esa consolidación empresarial de las empresas financieras con problemas?
Simplemente va a haber una empresa financiera grande (usualmente del mismo segmento) que va a comprar a una pequeña o microempresa financiera, o se va a dar por el mismo proceso de intervención de la SBS cuando las ratios financieras de una entidad financiera así lo ameriten, lo que llevará luego a la venta de la cartera crediticia de esta, como ocurrió en el caso de Caja Sullana.
De hecho, ya se han hecho compras interesantes de entidades financieras en el mercado. Prefiero no citar nombres, pero bancos han estado comprando entidades financieras más pequeñas.
Los indicadores de liquidez y suficiencia de capital muestran un sistema financiero sólido, ¿quiere eso decir que la oferta de crédito en el sistema financiero está garantizada?
Sí. Por el lado de la liquidez el sistema financiero no tiene ningún problema, ni en lo que se refiere a los créditos en soles, ni a los que se otorgan en dólares.
Hay segmentos específicos del sistema financiero nacional que preocupan
Tras la intervención de Caja Sullana, en julio pasado por parte de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), la salud del sistema financiero local ha sido foco de atención debido al temor de que otras entidades corran el mismo destino.
Si bien, en promedio, el sistema no muestra signos significativos de alerta, existen segmentos específicos que son focos de preocupación. Esta es la conclusión central del informe “Cómo está la salud del sistema financiero”, publicado recientemente por Macroconsult, que analiza la evolución de diversos indicadores del sistema financiero nacional.
Cartera atrasada
Así, refiere que la ratio de morosidad (cartera atrasada como porcentaje de la cartera total de créditos) del sistema financiero ha aumentado de 4,3% en el 2023 a casi 5% en abril de este año.
Por grupo de entidades, con información hasta mayo de este año (a junio la situación no habría cambiado de manera importante), este indicador muestra que las financieras y las cajas destacan por tener un valor significativamente superior al promedio del sistema.
De otro lado, por tipo de crédito, los dirigidos a medianas empresas representan la mayor preocupación, con una morosidad que casi triplica el promedio del sistema, especialmente en las Cajas Municipales y la banca múltiple.
En cuanto a sectores económicos, Macroconsult detalla que los créditos otorgados al sector de la construcción destacan con ratios de morosidad promedio superiores a 10% en cada entidad.
“Al realizar un análisis más detallado por cada una de las entidades, se observa que existen categorías donde la morosidad supera el 20%. La única entidad con una morosidad global que excede dicho umbral es Caja Sullana”, acota. Como se sabe, dicha entidad fue intervenida por la SBS y su cartera crediticia fue absorbida por Caja Piura.
Endeudamiento
El informe de Macroconsult también señala que, debido al entorno de bajo crecimiento económico, alta inflación y aumento en las tasas de interés en el 2023, se vio afectada la capacidad de pago de los deudores de créditos de consumo e hipotecarios.
Refiere que, según estimaciones de la SBS, la ratio cuota-ingreso (RCI) -medida como la proporción del ingreso mensual de los deudores destinado al pago de cuotas de sus préstamos-, de los créditos de consumo e hipotecarios fue de 29% en diciembre del 2023, mayor al observado en el 2022 y por encima de sus niveles prepandemia.
“Este indicador se encuentra aún dentro de los niveles adecuados de endeudamiento promedio (menos de 30%, según los criterios internacionales), no obstante, existen ciertos grupos con un mayor nivel de riesgo: el 25% de los deudores tienen una RCI superior a 45% y el 36% con ingresos medios-bajos tienen una RCI superior a 30%”, precisa Macroconsult.
En cuanto a la liquidez, el análisis concluye que el sistema financiero se mantiene sólido. “De acuerdo con cifras de la SBS, todas las entidades supervisadas mantienen ratios de liquidez por encima del mínimo regulatorio (8% en moneda nacional, 20% en moneda extranjera)”, precisa.
Respecto a la suficiencia de capital, subraya que la mayoría de las entidades reflejaron un salto en sus ratios desde finales del 2022, luego de la entrada en vigor de los cambios normativos para la adecuación a los estándares de Basilea III, que implicaba el incremento del mínimo regulatorio de capital a 10%. “Sin embargo, con información a mayo del 2024, 2 cajas rurales y una financiera tenían ratios por debajo de dicho umbral”, agrega.
Rentabilidad
Finalmente, en cuanto al nivel de rentabilidad, medido por el beneficio neto que estas obtienen sobre sus recursos propios (ROE), el informe señala que se observa un comportamiento diferenciado.
Por grandes grupos, la banca múltiple destaca por tener un ROE elevado, mientras que, en el otro extremo, con un ROE negativo se encuentran las empresas de créditos (antes Edpymes) y cajas rurales.
“Al observar con más detalle incluso en los grupos de alta rentabilidad, se observa que 3 de 18 bancos, 4 de 10 financieras, 6 de 12 Cajas Municipales y 4 de 5 cajas rurales tienen un ROE negativo (las cajas rurales mantienen una rentabilidad negativa por más de 4 años)”, precisa.
En ese sentido, otra conclusión central del informe es que, hacia adelante, es esperable que los procesos de consolidación empresarial en las instituciones de intermediación financiera continúen a medida que otras instituciones muestran claras debilidades. Sin embargo, el sistema, globalmente, no corre riesgos.