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El ciclo bursátil y la mente del inversionista racional

Jorge Ramos
Gerente General de BBVA Bolsa SAB
30/10/2025 11:27

(*) Artículo publicado en la edición 239 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M239.pdf

En los mercados financieros, los precios no se mueven solo por fundamentos económicos, sino también por emociones humanas. Cada subida y cada caída reflejan una coreografía colectiva entre la codicia y el miedo. Este patrón —conocido como el ciclo emocional del inversionista— se repite una y otra vez, sin importar la época, el activo o el país.

El ciclo comienza con el optimismo, cuando los precios empiezan a subir y la confianza se expande. Le sigue la excitación, fase en la que los inversionistas creen haber descubierto un ciclo alcista permanente. Luego llega la euforia, el momento de mayor riesgo financiero: abundan los titulares de “máximos históricos” y las valoraciones se estiran hasta niveles difíciles de justificar. En este punto, la codicia suele disfrazarse de convicción.

Pero toda euforia tiene su fin. La transición comienza con la ansiedad y la negación —“solo es una toma de ganancias”, se escucha decir—, seguidas por el miedo, la desesperación y, finalmente, el pánico, etapa en la que los precios se desploman más rápido de lo que la confianza puede recuperarse. En la fase de rendición, los inversionistas venden por cansancio, justo cuando el riesgo real disminuye. Como bien se ha dicho: “In bear markets, stocks return to their rightful owners”. Paradójicamente, este momento representa la máxima oportunidad financiera: las valoraciones vuelven a ser atractivas y el largo plazo recupera sentido.

Después llega la calma. La depresión, la esperanza, el alivio y un nuevo optimismo anuncian el renacer de otro ciclo. Quienes mantuvieron la racionalidad en medio del ruido empiezan a capitalizar el retorno del sentido común.

Pero pensar racionalmente exige un marco de referencia. Aquí es donde coinciden los grandes inversionistas. Peter Lynch y Warren Buffett, por ejemplo, no buscan adivinar el mercado, sino identificar valor mediante métricas concretas y disciplina mental.

Peter Lynch aplicaba criterios como:

• P/E (Price to Earnings) menor a 25, para evitar sobrepagar por resultados pasados.

• Forward P/E menor a 15, reflejando crecimiento futuro a un precio razonable.

• Deuda/Patrimonio menor a 35%, privilegiando estabilidad financiera.

• Crecimiento de utilidades (EPS) superior al 15%, buscando consistencia.

• PEG Ratio menor a 1.2, asegurando crecimiento a un precio justo.

Por su parte, Warren Buffett utiliza una checklist que trasciende lo matemático:

• ¿Entiendo el negocio?

• ¿Tiene ventajas competitivas sostenibles?

• ¿Es gestionado con integridad y racionalidad?

• ¿Sus márgenes y retornos sobre capital superan consistentemente al mercado?

Estos filtros, tan simples como poderosos, son los que separan la inversión racional del impulso emocional.

Y es justo en momentos de euforia cuando conviene revisar las métricas con frialdad. Hoy, el S&P 500 cotiza con un P/E de 26.6, un Shiller PE de 38.9 y un P/B de 5.6, niveles exigentes comparados con sus promedios históricos. Esto no significa que el mercado esté condenado a corregir, pero sí invita a la prudencia. Cuando los múltiplos se estiran y las narrativas dominan, el inversionista racional recuerda que los retornos futuros dependen del precio pagado hoy. Y cuando el mercado cae y todos venden, es el momento de revisar fundamentos, medir valoraciones y actuar con visión de largo plazo.

Como diría Buffett: “El mercado es un mecanismo para transferir dinero del impaciente al paciente”. Y Peter Lynch añadiría: “No hay razón para vender una buena empresa solo porque su acción no se ha movido este año”.

La clave está en revisar periódicamente tanto el ciclo emocional como los fundamentos objetivos. El primero indica dónde estamos parados emocionalmente; el segundo, cuánto estamos pagando realmente por ese sentimiento.

En un mundo donde las emociones cambian más rápido que los fundamentos, ser racional no es solo una ventaja: es una forma de supervivencia financiera.

¿En qué parte del ciclo crees que estamos hoy?

Tags: Ciclo Bursátil Inversionista Racional Jorge Ramos Mercados Financieros

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