(*) Artículo publicado en la edición 208 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M208.pdf.
Por Javier Parker Chávez
javier.parker@microfinanzas.pe
El BBVA Research ha estimado que la tasa de pobreza monetaria en el Perú aumentó en el 2022, al pasar del 25,9% registrado en el 2021 a 26,3% el año pasado. Ello significa que 200 mil peruanos cayeron en condición de pobreza en el 2022. Y, lo que es más grave aún, un estimado preliminar del banco apunta a que la pobreza se acercaría al 27% de la población peruana en el presente año.
Estamos ante el inicio de un proceso de reversión de uno de los logros más importantes que ha tenido el Perú durante más de dos décadas, hasta antes de la pandemia, es decir, la fuerte reducción de la tasa de pobreza en el país, la cual llegó a caer hasta 20% en el 2019, luego de haber estado en niveles de más de 60%, con un alto componente de extrema pobreza, a inicios de los años noventa del siglo pasado.
Este reciente aumento de la pobreza, como es obvio, no se puede atribuir a la pandemia porque el daño que esta ocasionó se había empezado a revertir en el 2021 y se debió seguir reduciendo en los siguientes años en la medida que todos los sectores económicos se reactivaban, lo que también se esperaba que ocurriera con la inversión privada.
Pero ¿qué sucedió entretanto? Se dispararon los precios del transporte marítimo de mercancías y de los productos, en especial de los alimentos, a nivel internacional, de un lado; y, del otro, hubo Elecciones Generales en el 2021 y, por una muy apretada diferencia, los peruanos eligieron el proyecto político y económico equivocado.
Ahora, se reducen las proyecciones de crecimiento de la economía peruana, la inversión privada retrocede y aumenta la pobreza, es decir, una vez más, los peruanos hipotecaron su propio futuro, el de sus hijos y el de la población más vulnerable y desprotegida, por razones de índole política que consideraron “justas”.
De esta manera, junto a un factor exógeno transitorio como el alza de los precios internacionales, se sumó un factor endógeno mucho más grave aún por las consecuencias que tendrá en el largo plazo.
Desde esta tribuna, advertimos en más de una oportunidad sobre el enorme costo económico del caos que empezó con el gobierno instaurado en julio del 2021, primero, y los graves hechos de violencia que desataron por motivos políticos sus socios tras el intento de golpe de Estado de diciembre pasado, iban a tener en el futuro de los peruanos.
Lo más sorprendente y nefasto aún, es que, a la luz de la evolución de los acontecimientos de los últimos meses, todavía haya peruanos que sigan considerando que su decisión fue “justa”, ignorando así que, con su voto “justo”, han lanzado y seguirán lanzando a la pobreza, muy probablemente por un tiempo más, a decenas de miles de peruanos.
Si bien es cierto que es muy poco lo que se puede hacer cuando “la pasión nubla la razón”, hay que admitir que gran parte de las decisiones erróneas que toman muchos ciudadanos al elegir a sus autoridades, sean nacionales, regionales o locales, es porque son fácilmente convencidos por políticos demagógicos que aprovechan el poco o nulo conocimiento que existe en el país acerca de los temas económicos.
Y es aquí donde una sólida educación económica debería hacer la diferencia. Una reciente encuesta elaborada por Ipsos Perú para la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), muestra que el 41% de la población carece de capacidades financieras, el 46% cuenta con un nivel medio de educación financiera y solo un 13% tiene un nivel adecuado.
Con este nivel de educación financiera de la población peruana, el desafío aún es mayor si se trata del conocimiento de conceptos más complejos como los relacionados con la política macroeconómica y monetaria, y que son groseramente manoseados por los candidatos durante las campañas electorales.
Por eso, y a falta de una política del Estado al respecto, todos tenemos la responsabilidad, ya sea desde nuestro ámbito laboral o privado, de compartir conocimiento y experiencia, poniendo en evidencia el costo de apoyar propuestas demagógicas.
El avance de la inclusión financiera y de la digitalización de las transacciones económicas, que cada día permiten a más peruanos sumarse a la economía de mercado, también brinda una excelente oportunidad en ese sentido a los responsables de liderar estos procesos.
Indudablemente, otro habría sido el destino de aquellos peruanos que hoy no tienen ninguna oportunidad de contar con una vida digna si más ciudadanos hubieran tenido la capacidad de identificar a aquellos discursos engañosos y tergiversadores de la realidad económica.
Esta edición de la revista Microfinanzas, la 208, resultó extraordinaria en su extensión por la cuantiosa información económica y financiera generada en marzo, en especial, sobre aquellos temas tratados en este editorial.
Ello demuestra que, al margen de los problemas coyunturales que ahora enfrenta el país, principalmente de tipo climatológico, es mucho lo que se está haciendo desde el sector público y privado, para precisamente contribuir a revertir la actual evolución de la pobreza.
Todo depende de que tomemos las decisiones correctas y las ejecutemos con bastante rapidez, hay cientos de miles de peruanos que no pueden esperar.