Gerente de Educación y Salud Financiera del BCP
(*) Artículo publicado en la edición 239 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M239.pdf
Cada 10 de octubre conmemoramos el Día Mundial de la Salud Mental, y unos días antes, el 1 de octubre, el Día de la Educación Financiera. Dos fechas distintas, pero unidas por un hilo común: el bienestar. En tiempos en que gran parte de nuestra vida transcurre en pantallas, también nuestras decisiones financieras se han vuelto digitales. Pagamos, transferimos, ahorramos y pedimos créditos desde el celular. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en el impacto emocional de esa nueva cotidianidad.
Según la Encuesta de Capacidades Financieras del BCRP y la SBS, solo el 13% de adultos peruanos posee un nivel suficiente de educación financiera, y apenas el 11% alcanza un nivel adecuado en educación financiera digital. En otras palabras, más de ocho de cada diez personas gestionan su dinero y sus decisiones en entornos virtuales sin la formación necesaria para hacerlo con seguridad y confianza.
Ese desbalance no solo aumenta la vulnerabilidad económica, sino también el desgaste mental: la ansiedad por cometer un error, el miedo a ser víctima de fraude o la sensación constante de no entender lo que uno firma o acepta con un clic.
Esa tensión cotidiana tiene nombre: fatiga financiera digital. Es el cansancio emocional que surge al enfrentarnos a múltiples decisiones económicas mediadas por la tecnología, sin las herramientas para comprenderlas del todo. Puede manifestarse en estrés, insomnio o incluso en la evitación: dejar de revisar estados de cuenta o ignorar notificaciones por simple saturación. Y como toda carga invisible, afecta la salud mental y la productividad, tanto personal como familiar.
Por eso, hablar de educación financiera hoy implica también hablar de autocuidado digital. No se trata solo de aprender a ahorrar o invertir, sino de desarrollar pensamiento crítico frente a la información financiera que consumimos en redes, plataformas y aplicaciones. Aprender a distinguir fuentes confiables, leer la letra pequeña de los contratos digitales y reconocer señales de riesgo son formas de proteger nuestra mente y nuestro dinero.
La buena noticia es que cada vez más peruanos buscan aprender. Desde el BCP, promovemos programas de Educación y Salud Financiera que acompañan a las personas en este proceso, ofreciendo herramientas para tomar decisiones informadas y seguras en un entorno digital. Un ejemplo de ello sería nuestra serie “En la Mente del Villano” que forma parte de las iniciativas que continuamente se despliegan para la prevención de robos, fraudes y el fortalecimiento de la seguridad financiera.
Porque el bienestar financiero no depende únicamente del saldo en una cuenta, sino de la tranquilidad con la que gestionamos nuestros recursos. En este mes, en que reflexionamos sobre salud mental y educación financiera, vale recordar que la calma también se educa. Cuidar nuestras finanzas digitales es una forma de cuidar nuestra mente. Y en un mundo donde todo se mueve a la velocidad de un clic, detenerse a entender antes de aceptar puede ser el acto más saludable que hagamos por nosotros mismos.