
- «El par EUR/USD rompió la zona de resistencia de 1.16280, impulsado principalmente por la debilidad del dólar y la caída de los rendimientos del Tesoro de EE.UU. Este movimiento sugiere que los operadores ven margen para una recuperación técnica, aunque con reservas: el impulso aún es modesto y carece de respaldo contundente. Aunque el mercado reacciona con optimismo, persiste la necesidad de un catalizador sólido que respalde un avance sostenido en el tiempo.
Detrás de este repunte destaca la presión bajista sobre el dólar estadounidense. Los indicadores recientes del mercado laboral muestran signos de agotamiento, lo que debilita la narrativa de una economía estadounidense que justifique tasas elevadas. Además, el mercado anticipa que la Reserva Federal podría optar por recortes de tasas adicionales en los próximos meses, si este deterioro laboral se confirma. Un menor rendimiento de los bonos del Tesoro también reduce el atractivo relativo del dólar frente al euro, lo que favorece movimientos al alza del par.
- Pero el panorama no es tan claro. Para consolidar un avance estructural, el euro necesita más que un dólar débil: requiere señales favorables de la propia política monetaria europea o del entorno macroeconómico. En el caso de la Fed, un giro hacia una política más flexible o una hoja de ruta que establezca recortes graduales sería interpretado como un respaldo al euro. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) ha preferido mantener su política monetaria intacta, sosteniendo que es necesario observar más datos antes de mover ficha. En ese sentido, una guía más clara del BCE, o incluso un cambio en sus expectativas inflacionarias, podría aportar el combustible que el euro necesita.
- En el plano geopolítico, las tensiones entre Estados Unidos y China continúan siendo un factor disruptivo. La posibilidad de encuentros entre Donald Trump y Xi Jinping, así como eventuales represalias comerciales, especialmente sobre aranceles o sobre exportaciones de minerales estratégicos, genera un sesgo de aversión al riesgo que podría favorecer al dólar como refugio. No obstante, también existe la posibilidad de una nueva extensión de la tregua o incluso de un acuerdo parcial, lo que revertiría ese sesgo y beneficiaría a las divisas emergentes y al euro.
- Los inversores, conscientes de este entorno incierto, han mostrado prudencia y han reducido sus posiciones largas netas en el euro. Esta estrategia defensiva refleja una aversión a las sorpresas o a los movimientos de impulso falsos. Cada dato macroeconómico o declaración de un banco central adquiere un carácter preponderante en el sesgo del mercado. En consecuencia, los operadores permanecen atentos a cualquier nueva señal que pueda redefinir las tendencias.
- En Estados Unidos, la Fed ha mantenido la puerta abierta a una flexibilización adicional, con la posibilidad de un recorte de tasas en septiembre. El enfoque adoptado, “reunión a reunión”, busca calibrar el equilibrio entre los síntomas de enfriamiento del mercado laboral y una inflación que, aunque ha ido cediendo, aún se encuentra por encima del objetivo. En paralelo, algunos gobernadores de la Fed han llamado a actuar con cautela, evitando movimientos agresivos que pudieran desencadenar una recaída inflacionaria.
- Por su parte, el BCE ha optado por una postura más moderada, confiando en que la inflación converja gradualmente hacia su meta sin necesidad de presionar de inmediato. Esta posición de espera no implica inacción permanente; el banco está dispuesto a incorporar nuevos datos antes de optar por cambios, lo que introducirá volatilidad ante cada publicación relevante en la zona euro.
- En conclusión, el rebote del EUR/USD hacia 1.16280 refleja una corrección lógica dentro de una tendencia que aún se mantiene vulnerable. La clave para un cambio de rumbo duradero residirá en la aparición de un catalizador fuerte, ya sea una política más amistosa de la Fed, señales concretas del BCE o avances en las negociaciones comerciales globales, que trascienda el mero impulso técnico. Hasta entonces, el escenario seguirá dominado por la cautela y la sensibilidad ante cada dato macroeconómico o cada declaración que pueda alterar las expectativas.”