El euro logró revertir una racha de dos días de pérdidas frente al dólar estadounidense, consolidándose por encima del soporte clave de 1.1600. El par EUR/USD se recuperó desde mínimos de una semana en torno a 1.16220, en un movimiento respaldado por la estabilidad de la inflación en la Eurozona y la presión política que atraviesa el dólar.
El debilitamiento de la divisa estadounidense estuvo vinculado a nuevas tensiones políticas, después de que Donald Trump exigiera la renuncia de Lisa Cook, gobernadora de la Reserva Federal, acusándola de fraude hipotecario. Este episodio aumentó la incertidumbre sobre la independencia de la Fed y generó un clima de cautela en los mercados.
En el ámbito europeo, Eurostat confirmó que la inflación general se mantuvo en 2.0% anual en julio, mientras que la inflación subyacente se situó en 2.3%. Estos datos estuvieron en línea con lo esperado, reforzando la percepción de estabilidad de precios en la región. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento siguen siendo un motivo de preocupación.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, advirtió sobre una posible desaceleración del crecimiento en el tercer trimestre. Factores como las tensiones comerciales internacionales, la volatilidad de los precios energéticos y la persistente incertidumbre geopolítica en Ucrania continúan limitando las expectativas de recuperación sostenida en la Eurozona.
En Estados Unidos, la atención de los inversionistas se centra en las próximas actas de la Reserva Federal. Estas podrían ofrecer nuevas pistas sobre el rumbo de la política monetaria de septiembre, con crecientes expectativas de que se concrete un recorte en las tasas de interés. Una decisión en ese sentido aumentaría la presión sobre el dólar y favorecería al euro en el corto plazo.
Los mercados financieros también observan con atención la evolución de los rendimientos de los bonos del Tesoro, que han mostrado una ligera baja en los últimos días. Este movimiento refleja la búsqueda de refugio por parte de los inversionistas ante la combinación de tensiones políticas internas en Estados Unidos y un escenario global de incertidumbre.
La volatilidad cambiaria se ha mantenido en niveles moderados, aunque con tendencia alcista en los últimos días. Analistas apuntan a que el rango de soporte en 1.1600 y la resistencia en 1.1700 serán niveles clave a vigilar en el corto plazo, ya que cualquier ruptura significativa podría marcar un cambio en la tendencia del EUR/USD. En conclusión, el euro ha encontrado apoyo en la estabilidad de la inflación europea y en la fragilidad del dólar, debilitado por factores políticos y la expectativa de una política monetaria más laxa en Estados Unidos. No obstante, la moneda única enfrenta retos importantes debido al menor dinamismo económico en la Eurozona. La evolución del tipo de cambio dependerá en gran medida de las decisiones de la Reserva Federal en septiembre y de la capacidad del BCE para manejar los riesgos externos sin frenar el crecimiento regional.