La transformación logística impulsada por el megapuerto de Chancay abre una ventana de oportunidades para las microfinancieras. Las cajas municipales tienen un rol clave en financiar a las mypes que dinamizarán sectores como comercio, transporte y logística.
La reciente puesta en marcha del puerto de Chancay, considerado el primer megapuerto del Pacífico Sur, representa una transformación sin precedentes en la infraestructura logística del Perú. Esta obra, diseñada como un puente estratégico entre América Latina y Asia, abre un abanico de oportunidades para dinamizar el crédito en el sector microfinanciero, particularmente a través de las cajas municipales.
“Chancay será una locomotora de inversión. En los próximos diez años, podríamos ver una migración significativa hacia la zona, acompañada de un fuerte dinamismo en sectores como salud, educación, entretenimiento y construcción. Esto generará una cadena de valor que necesita financiamiento, desde grandes adquisiciones de terrenos hasta pequeños negocios que atenderán la creciente demanda”, resaltó Luis Baba Nakao, profesor de la Maestría en Finanzas y Derecho Corporativo de ESAN.
De acuerdo con el Ministerio de Producción, se estima que el puerto y sus centros logísticos asociados en pleno funcionamiento (la obra se terminará de construir en el 2032) impacten en la economía local en unos US$ 4,500 millones anuales (1.8% del PBI).
Además, según el Banco Central de Reserva, en esta primera fase, el aporte del puerto a la economía es de 0.3% del PBI y se espera que progresivamente con la operación llegue a 0.9% del PBI durante el 2025.
Un ecosistema en crecimiento
El puerto de Chancay está diseñado para manejar un volumen significativo de carga internacional, lo que atraerá inversión en sectores como logística, manufactura y comercio.
En su primera etapa, el puerto de Chancay podría movilizar entre 1,4 y 1,6 millones de TEUs de carga. En una etapa posterior, se prevé que alcance los 1,5 millones de contenedores.
Según Baba Nakao, esta dinámica ya se refleja en la valorización de terrenos en la región. “Hoy en día, el precio por metro cuadrado en áreas cercanas al puerto ha aumentado hasta veinte veces. Esto refleja las expectativas de los empresarios sobre el desarrollo de la zona”, señaló.
Esta valorización y expansión no solo beneficia a grandes empresas. Las microfinancieras, especialmente las cajas municipales, tienen un papel crucial en financiar a las pymes que buscan participar en esta cadena de valor. Sectores como logística, transporte, comercio y servicios auxiliares se perfilan como los principales demandantes de crédito.
El papel de las cajas municipales será clave para canalizar los recursos hacia estas pymes. Baba Nakao sugirió que estas entidades amplían su portafolio más allá de los tradicionales créditos de consumo y capital de trabajo, para incluir financiamientos hipotecarios y proyectos de infraestructura.
“Con el desarrollo del puerto y la posible implementación de una zona económica especial, las cajas municipales pueden diseñar productos financieros que impulsen tanto a emprendedores locales como a inversionistas”, comentó.
Estrategias
El desarrollo del puerto de Chancay ofrece un entorno propicio para que las microfinancieras, especialmente las cajas municipales, diseñen estrategias innovadoras que respondan a las necesidades de financiamiento de las pequeñas y medianas empresas (pymes) vinculadas a la cadena de valor del proyecto.
Un enfoque clave es la segmentación de productos financieros, adaptando líneas de crédito específicas a las necesidades particulares de los emprendedores locales, como la adquisición de maquinaria, la ampliación de infraestructura o el fortalecimiento del capital de trabajo.
“Este diseño personalizado no solo permitirá ofrecer condiciones competitivas, sino que también garantizará un uso eficiente de los recursos otorgados”, indicó.
La digitalización de los servicios financieros se presenta como otro pilar esencial. La implementación de plataformas digitales permitirá a las pymes acceder a financiamiento de manera ágil y con menores costos operativos, reduciendo las barreras geográficas y administrativas que tradicionalmente limitan el alcance del crédito en zonas periurbanas y rurales cercanas al puerto.
“Este enfoque puede complementarse con programas de educación financiera y asesoría técnica, que preparan a los empresarios para gestionar eficientemente los recursos crediticios y maximizar las oportunidades”, recomendó.
Además, la colaboración público-privada será fundamental para amplificar el impacto de estas estrategias. Las microfinancieras pueden formar alianzas estratégicas con gobiernos locales, cámaras de comercio y grandes empresas vinculadas al puerto, permitiendo identificar oportunidades específicas, reducir riesgos y ampliar la cobertura de financiamiento.
“Este trabajo conjunto no solo fortalecerá la inclusión financiera, sino que también dinamizará el ecosistema empresarial en la región”, subrayó.
En este contexto, la innovación en productos financieros, el uso de la tecnología y el fortalecimiento de la cooperación interinstitucional son herramientas imprescindibles para que las microfinancieras capitalicen el dinamismo económico generado por el puerto de Chancay. Esto no solo beneficiará a las pymes y emprendedores, sino que también consolidará el papel de las microfinancieras como motores.
Con el fin de asegurar que el impacto económico del puerto de Chancay dinamice los sectores económicos locales es fundamental garantizar la adecuada conectividad vial y ferroviaria en el corredor Chancay-Callao, facilitando la integración de los centros productivos del interior del país para que estos puedan suministrar carga a los puertos de manera eficiente.
Dentro de los planos vinculados al puerto, destaca la futura construcción del complejo logístico Chancay Park, proyectado a concretarse en un plazo de cuatro años, junto con la posibilidad de establecer nuevos polos industriales.
El gran reto radica en adaptarse a estas transformaciones mediante el fortalecimiento de la logística y la promoción de la innovación. Para ello, es imprescindible que el Estado establezca un marco regulatorio que fomente la inversión privada, así como la creación de zonas francas que impulsen actividades de valor agregado como el ensamblaje, el etiquetado y las maquilas intermedias.