Las empresas quieren un entono de negocios favorable, con visibilidad, que les permita ver qué pueden hacer a 5 años y eso es lo que no ven, por eso se inhibe la inversión privada a mediano y largo plazo, explica a Microfinanzas Mario Guerrero Corzo.
Las empresas dedicadas a las microfinanzas tienen, más allá de sus objetivos de negocio, un importante rol social. Estas entidades se han constituido con la misión de generar acceso al financiamiento a un sector de la población que nunca lo ha tenido, conseguir que el financiamiento sea realmente inclusivo, y que pueda apuntalar el progreso de diversos emprendimientos y microempresas.
Pero ¿cómo comprobamos que cumplimos fielmente este rol social? En el camino puede desviarse y el financiamiento tal vez no llegue adecuadamente a las personas que lo necesitan.
Para medir este desempeño, el rating social y ambiental es una herramienta clave de gestión para el sector de microfinanzas, pues pone en evidencia la capacidad que tiene una institución para alcanzar sus objetivos sociales y de desarrollo sostenible y, sobre todo, de mantenerse fiel a la idea de colocar al cliente siempre en el centro de su estrategia.
Al conocer cómo marcha su desempeño social, estas entidades pueden identificar brechas, oportunidades de mejora, así como tomar decisiones a tiempo para reducir riesgos.
Para que las entidades financieras sepan cómo se encuentran y qué cambios deben ejecutar, el rating social y ambiental evalúa 4 dimensiones: los sistemas de gestión del desempeño social y ambiental, la protección del cliente y la responsabilidad social, el alcance para conocer la amplitud de su cobertura y la calidad de los servicios.
Con los resultados sobre la mesa, les toca a las organizaciones tomar acción, impulsar sus fortalezas y rescatar las mejores prácticas para corregir lo que haga falta.
Contar con un buen rating social y ambiental favorece tanto a la entidad financiera como a sus clientes. Mejora la reputación y transparencia de la institución frente a inversores y, de esa forma, puede contar con más alternativas de recursos para conceder créditos. Continuar en el camino correcto de su propósito social exige a las instituciones ser más innovadoras y llegar de diversas formas a las personas, incluyendo a las zonas más lejanas y vulnerables, con productos creativos y sin trabas de acceso, en un entorno cada vez más digital para el que deben estar en una activa transformación.
Asumir el compromiso de promover una mayor inclusión financiera, contribuir con la reducción de la pobreza y el cuidado del medioambiente, generar empleo, mejorar la educación y la salud, y fomentar el emprendimiento, conlleva también la responsabilidad de asegurarnos en hacerlo bien.
Por eso, el rating social y ambiental es una herramienta clave para alinear las microfinanzas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, y así generar un impacto positivo en la sociedad y el planeta.
En Mibanco estamos transitando por ese camino hace 7 años. En el 2023 fuimos reconocidos por MicroFinanza Rating (MFR), calificadora internacional que mide el desempeño social y ambiental de las organizaciones, con la calificación A+.
Este resultado evidencia la labor que venimos desarrollando, haciendo realidad el propósito y mejorando sustantivamente nuestro gobierno y gestión, poniendo a las personas en el centro de todas las decisiones.
En este nuevo año de retos, será vital para las instituciones de microfinanzas mantenerse fieles a su esencia, fortalecer su desempeño social y ambiental, ampliar su cobertura y ser más inclusivas, con el cliente siempre como prioridad.