“En la cumbre APEC, el FMI y líderes del sector destacaron la necesidad de superar barreras culturales y fomentar la digitalización para expandir el alcance de las finanzas verdes y fortalecer su impacto”, resalta Aldo Carlos, especialista en sostenibilidad.
(*) Artículo publicado en la edición 228 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M228.pdf.
En la actualidad, las instituciones financieras del Perú (bancos, cajas municipales y rurales, financieras, cooperativas) enfrentan un desafío crucial: adaptarse a las exigencias del desarrollo sostenible en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático. La necesidad de integrar finanzas verdes y proyectos ligados a la biodiversidad no solo responde a compromisos globales como la Agenda 2030, sino también a las demandas de un mercado financiero que reconoce el valor de la sostenibilidad como un factor estratégico. En este contexto, se abren oportunidades únicas para alinear objetivos económicos con beneficios ambientales y sociales.
El Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático, lo que genera impactos directos en la biodiversidad, los recursos hídricos y la economía rural. Esta realidad plantea un reto, pero, al mismo tiempo, una oportunidad para que las instituciones financieras desempeñen un papel clave en la transición hacia una economía amigable con el ambiente. Programas como los créditos para proyectos sostenibles en agricultura, energía renovable y gestión de residuos pueden no solo mitigar los riesgos ambientales, sino también fortalecer la rentabilidad y, sobre todo, la reputación de estas entidades.
Un ejemplo claro de esta tendencia se concluyó en la reciente COP16, que ha puesto sobre la mesa la importancia de movilizar recursos financieros para detener la pérdida de biodiversidad. La incorporación de créditos para biodiversidad o líneas de financiamiento verde en el portafolio de bancos y microfinancieras podría ser decisiva para dinamizar proyectos en conservación, reforestación o turismo sostenible. En esta línea, el desarrollo de bonos verdes y mecanismos como los fondos climáticos internacionales representan herramientas con un amplio margen de acción por parte de las entidades peruanas.
Por otro lado, las cajas municipales y rurales, que históricamente han liderado la inclusión financiera en las áreas más vulnerables, tienen un rol fundamental. Estas instituciones están bien posicionadas para implementar programas que reduzcan la huella de carbono en las actividades productivas de las pequeñas y microempresas. Incentivar la adopción de tecnologías sostenibles, como sistemas de riego eficiente o paneles solares, puede generar impactos significativos tanto en el rendimiento de los clientes como en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Además, esta transformación debe ir acompañada por un cambio en la cultura financiera. En la reciente cumbre APEC, tanto el Fondo Monetario Internacional como líderes del sector coincidieron en que es fundamental superar las barreras culturales y promover la digitalización como un medio para ampliar el alcance de las finanzas verdes. La conectividad y la educación financiera son pilares esenciales para alcanzar estas metas.
La coyuntura actual, marcada por los acuerdos internacionales sobre cambio climático y la presión de los inversionistas para avanzar en sostenibilidad, es propicia para que el sector financiero peruano asuma un rol protagónico en la transición verde.
Más que una obligación, este enfoque representa una oportunidad estratégica para innovar, diversificar carteras y construir un modelo económico resiliente. Las instituciones que den este paso no solo estarán respondiendo a un clamor mundial, sino también asegurando su relevancia y competitividad en el futuro.