“La formalidad no solo está asociada a tener un RUC 20 y pagar impuestos, sino que para muchos es lograr la obtención de la licencia de funcionamiento de la municipalidad en la que está establecido el negocio”.
(*) Artículo publicado en la edición 228 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M228.pdf.
De acuerdo con un reciente estudio de Mibanco y el Banco de Ideas de Credicorp, más del 60% de las micro y pequeñas empresas señala que opera en la informalidad, una constante que afecta su crecimiento y aporte al desarrollo del país. Aunque muchos pueden considerar que quien se autoidentifica como informal es un empresario vivo que busca aprovecharse de la situación para generar ganancias, el mismo estudio revela que al menos 9 de cada 10 empresarios informales quiere formalizarse. ¿Qué se lo impide?
Uno de los principales activos de un microempresario es el tiempo. Disponer de él para un trámite o ausencia por salud supone dejar de atender la principal fuente de ingresos. La percepción que tienen 4 de cada 10 microempresarios informales es que el tiempo que le dedican a trámites y a la reunión de requisitos para ser formal son procesos muy engorrosos.
En esta coyuntura, la simplificación de la constitución de empresas es clave para impulsar la formalidad, enfocándose, por ejemplo, en reducir trámites y costos considerando el tamaño de los negocios. Si bien el sector privado no puede definir cuáles son los costos o tiempos ideales, sí podemos ofrecer el acompañamiento o diseñar productos y servicios accesibles para que ese tránsito de la informalidad a la formalidad tenga la menor cantidad de fricciones posible.
Generar estas mejoras no solo permitirá seguir engrosando el número de mypes, que conforman más del 90% de las empresas en el país, sino que ampliará la base de quienes contribuyen a un mejor país. Sobre todo, porque un 60% de los microempresarios informales considera que, a pesar de los trámites, formalizarse vale la pena. Asimismo, genera una mejor imagen hacia sus clientes, facilita la escalabilidad de un negocio y, finalmente, también permite obtener beneficios sociales como el seguro de salud.
El costo de la formalidad es la mayor barrera para un 64% de los entrevistados. No solo por los trámites, sino también porque en algunos casos implica un costo de inversión en infraestructura para cumplir con requerimientos, sobre todo, municipales. No obstante, el 40% indicó que se animaría a formalizarse si se reducen los costos, mientras que un 33% mencionó que simplificar los trámites sería un gran incentivo.
Un dato que me parece muy importante destacar es que la formalidad no solo está asociada a tener un RUC 20 y pagar impuestos, sino que para muchos es lograr la obtención de la licencia de funcionamiento de la municipalidad en la que está establecido el negocio. Para muchos, incluso, es este último permiso el que recién les otorga la calidad de formales. En este punto tenemos un reto muy importante, porque no existe una estandarización de requisitos y rúbricas con las cuales se inspecciona un negocio. Es importante que desde el sector público se pueda trabajar para darle predictibilidad también desde ese frente.
Finalmente, la educación financiera también es un pilar esencial en esta ruta. Muchas mypes no solo necesitan financiamiento, sino herramientas útiles para gestionar ese dinero y el crecimiento del negocio. La promoción de capacitaciones en administración y ventas puede ser tan valiosa como otorgar un crédito, ya que, con conocimientos, los empresarios pueden sentirse mejor preparados para enfrentar los retos de ser formales y entender los requisitos que constantemente les exige la formalidad.
Seguir facilitando la formalización de las mypes es una meta común y clara, pero es vital que tanto el sector público como el privado trabajen juntos para encontrar la mejor ruta. Hay mucho que ganar si trabajamos en digitalizar y optimizar procesos complejos. Es clave que dejemos de pensar que falta voluntad para la formalización. La hay, y es importante que concertemos iniciativas y leyes. Pensemos como si fueramos el principal beneficiario del emprendedor, ya que su crecimiento impulsará tambien el de todos nosotros.