El BBVA Research espera que la inversión privada crezca entre 1,5% y 2% en el presente año, luego de la contracción de 7,2% en el 2023. La inversión privada no minera es la que impulsará este crecimiento ante la inexistencia de nuevos proyectos mineros, declara a Microfinanzas Hugo Perea Flores.
Entrevista por Luis Hidalgo Suárez
La economía peruana cayó 0,6% en el 2023, según el Banco Central de Reserva (BCR) y los sectores productivos No primarios retrocedieron, sobre todo Manufactura (-8,2%), Construcción (-7,9%) e incluso Servicios (-0,4%). ¿Qué factores explican ese comportamiento?
El conjunto de sectores No primarios, que representan más del 70% del Producto Bruto Interno (PBI) es lo más preocupante porque están vinculados a la demanda interna, incluido Servicios, actividad que prácticamente está estancada.
Eso revela que todavía hay una debilidad tendencial en nuestra economía, que ya no sólo es coyuntural sino algo más persistente y es lo que se ha visto en todo el 2023, en parte debido a los choques que afectaron a la economía (clima, inestabilidad social, entre otros).
En el caso de Construcción, hay que recordar, además, que el dinamismo mostrado en el 2022 estuvo ligado a la autoconstrucción que se vio impulsada por los retiros de los fondos de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), que permitieron hacer obras o ampliaciones de viviendas. Ello ya no tiene la misma magnitud, se ha visto una normalización de esa actividad que había crecido mucho en el 2021 y más en el 2022.
¿A qué se debió, principalmente, que la Manufactura No Primaria haya caído a altas tasas mensuales en el 2023?
Esa caída debe estar vinculada también a la contracción de la inversión privada relacionada a la demanda de estructuras metálicas, materiales no ferrosos y a todos los insumos que se demanda para la inversión, la cual mostró un desempeño bastante débil en el 2023.
Perspectivas
¿Cuáles son las proyecciones del BBVA Research sobre el PBI para este año?
La última proyección que hicimos fue a finales de noviembre del 2023 y fue publicada a inicios de diciembre. El escenario que teníamos a fines de noviembre para esas proyecciones es distinto al que tenemos ahora.
En ese momento esperábamos un Fenómeno de El Niño (FEN) que podía ser entre débil y moderado; que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, podía empezar a bajar sus tasas de interés recién en junio; y, que la confianza de los agentes económicos (del consumidor y de los empresarios) estaba bastante debilitada y había caído. En este contexto, proyectamos que la economía crecería 2% este año.
¿Ha cambiado ese escenario?
Si, ese escenario ha cambiado, principalmente porque los pronósticos para el FEN son ahora más favorables, ya no se espera que sea débil a moderado, sino que ya en marzo, por ejemplo, pasemos a una situación neutral y que las condiciones que configuran un Niño Costero finalmente desaparezcan y no tengamos las temidas lluvias que hubieran sido destructivas en cuanto a infraestructura y disruptivas porque impiden el normal desenvolvimiento de muchas actividades.
Sin embargo, todavía está el FEN a nivel global que posiblemente signifique escasez del recurso hídrico en el sur andino del país, pero el escenario que veíamos como más complicado era el de un Niño Costero con lluvias muy intensas.
En segundo lugar, ahora tenemos que las confianzas de los agentes económicos han empezado a mejorar. En el margen, en las últimas 3 lecturas en promedio están empezado a mejorar aun cuando todavía están en terreno pesimista.
Otro factor importante es que han empezado a bajar las tasas de interés y la inflación ha descendido más rápido de lo esperado y, si a eso le agregamos que, comparado con el primer trimestre del 2023, hoy tenemos una relativa estabilidad política aun cuando todavía es un equilibrio frágil y precario, todo esto nos dice que la información a inicios de este año viene algo mejor.
¿Hay otros indicadores que muestran esa mejora de la situación?
De hecho, tenemos unos indicadores de alta frecuencia (indicadores Big Data) que nos dicen que entre enero y febrero el consumo de las familias está mostrando alguna tendencia a recuperarse; y lo mismo se observa para la inversión total (pública y privada).
En este nuevo escenario, el 2% de crecimiento del PBI para este año, que preveíamos a finales de noviembre del 2023, hoy por hoy tiene un sesgo al alza. Vamos a revisar nuestras proyecciones y las daremos a conocer en marzo.
¿Qué factores externos que afectan a nuestra economía han cambiado?
Los factores externos no han cambiado mucho; seguimos viendo moderación del crecimiento mundial, pero el riesgo de una recesión en Estados Unidos está ya casi descartado, se ve más bien un aterrizaje suave.
El ajuste monetario se ha trabajado bien, los bancos centrales de Estados Unidos (Fed) y de Europa (Banco Central Europeo) van a ser muy cautelosos y no van a apurarse en bajar sus tasas de interés hasta estar seguros de que se ha consolidado un escenario de una menor tasa de inflación. En ese entorno vamos a ver volatilidad en el mercado financiero como se está viendo ahora.
También está el escenario geopolítico. Cada vez hay que mirar más este factor, hay riesgos crecientes. A fines de noviembre estábamos considerando impactos poco significativos de este factor.
Por ejemplo, el conflicto en Oriente Medio se ha mantenido en la Franja de Gaza, no ha escalado drásticamente como se temía, pero está ese riesgo, así como otros de este tipo (Taiwán, el sur de China, Croacia, Filipinas, entre otros).
Si a esos factores geopolíticos agregamos las elecciones en Estados Unidos en el segundo semestre del año, seguramente van a traer alguna volatilidad en los mercados financieros y en la economía mundial.
Riesgos
¿Cuáles serían los mayores riesgos para la economía peruana en el 2024?
Por el lado externo un riesgo importante es una desaceleración más brusca de la economía china, que tiene problemas estructurales serios vinculados al mercado inmobiliario, al sobreendeudamiento de los gobiernos locales, entre otros.
Otro riesgo es un entorno geopolítico con tensiones más acentuadas que puedan llevar a un conflicto, ya que pueden tener impactos más rápidos en los mercados financieros, en el precio del dólar y del oro. También está el tema de las elecciones presidenciales en Estados Unidos ya que de las discusiones que se den por la campaña electoral puede haber efectos en la economía mundial, por ejemplo, más proteccionismo.
En el frente interno, considerando que ya no habría un Niño Costero, un riesgo es que hayan renovadas tensiones políticas y sociales; si bien el escenario está tranquilo por el momento y el aspecto político ha encontrado un equilibrio, este es precario y cualquier factor puede elevar las tensiones.
Otro riesgo es que siga habiendo medidas populistas en el país que afecten a su competitividad, productividad e, incluso, a las cuentas fiscales. También es un riesgo una mayor ralentización de la economía nacional y que sea más de carácter estructural que coyuntural, es decir, algo más persistente que haga que el crecimiento se mantenga bajo.
Primer trimestre
¿Crecerá el PBI en el primer trimestre del presente año?
Aún no tenemos cerradas las cifras estimadas del primer trimestre, pero de manera preliminar se puede decir que la cifra de crecimiento del PBI sería positiva. Ello se sustenta en parte en la contracción de la economía que se observó en el primer trimestre del 2023 y que se debió al impacto de la conflictividad social, entre otros.
Entonces, con la normalización de las actividades que se vieron afectadas por estos conflictos y sin la presencia de un Niño Costero, podríamos ver una cifra positiva del PBI en el primer trimestre de este año (luego de acumular en el último trimestre del 2023, 4 caídas seguidas).
¿Qué actividades o sectores estarían impulsando este posible crecimiento del PBI?
Una de las actividades que estarían empujando el PBI es Construcción; también la minería metálica. Estas 2 actividades serían las más dinámicas en el primer trimestre de este año.
Empleo
El sector Servicios representa casi el 50% del PBI y junto con Manufactura y Agro son los que absorben la mayor parte de la mano de obra. Según el Banco Central de Reserva (BCR), el empleo formal total a nivel nacional continuó creciendo en el 2023, pero hubo una fuerte desaceleración…
Efectivamente, el crecimiento del empleo formal ha venido desacelerándose en el país. De acuerdo con información del BCR, en promedio anual, el empleo formal a nivel nacional, medido por la planilla electrónica, crecía 2,7% en la prepandemia (en el 2019 respecto al 2018) y bajó a 0,8% en el 2023, respecto al 2022. Para este año, el crecimiento del empleo formal debería mejorar en un entorno de recuperación económica.
¿En qué factores se basaría esta recuperación?
Esperamos una recuperación de la inversión privada que en el 2023 se contrajo más de 7% y este año estaría con una tasa de variación positiva, lo cual implicaría más empleo formal.
El ingreso promedio (salario) en el sector formal crecía a una tasa de 4,3% en términos reales en noviembre del año pasado, respecto al mismo mes del 2023. Asimismo, la masa salarial del sector formal creció 4,9% en ese período. ¿Se mantendría esta tendencia positiva de estos ingresos en el 2024?
Corrigiendo por estacionalidad, hemos visto alguna mejora en el salario promedio del sector formal desde el segundo trimestre del 2023, pero es difícil prever hoy si esa tendencia se va a mantener. Si el crecimiento de la economía nacional gana tracción y aumentan los niveles de productividad, veremos una dinámica interesante del empleo formal.
¿El empleo y el salario promedio del sector formal retornarán este año a sus niveles prepandemia (2019)?
Con datos a noviembre del 2023, el nivel de ingreso promedio de un empleado formal en términos desestacionalizados está todavía por debajo de los niveles prepandemia.
En el Perú, aun no se ha recuperado la capacidad adquisitiva del salario formal respecto al nivel prepandemia, y eso que ya pasaron 4 años. En un entorno de menor inflación y con cierta recuperación del nivel de actividad y de la inversión privada, el nivel del salario formal promedio debería mejorar este año.
El nivel de empleo formal total sí está algo por encima de los niveles prepandemia. En noviembre del 2023 había 5 millones 887 mil empleos, respecto a 5 millones 454 mil que se tenía en noviembre del 2019. Asimismo, tanto el empleo formal público (1 millón 661 mil) como el privado (4 millones 226 mil) están por encima de los niveles prepandemia (1 millón 524 mil y 3 millones 930 mil, respectivamente). En diciembre las cifras indican que el empleo siguió superando los niveles prepandemia.
Consumo privado
Según el BCR, el consumo privado creció sólo 0,1% en el 2023 y se recuperaría a 2,7% este año. ¿Es factible considerando la debilidad de los ingresos salariales y la desaceleración del empleo formal?
Nosotros preveíamos que el consumo privado crecería aproximadamente 0,3% en el 2023, es decir, estuvo prácticamente estancado. Este año tendríamos un rebote con un crecimiento algo por encima de 2%, lo cual es un crecimiento bajo todavía. Es decir, con cierta recuperación de la capacidad adquisitiva, el consumo privado va a mejorar, pero no vamos a tener un rebote importante de 5% o 6% de crecimiento.
¿Qué perspectivas ven para la inversión privada y pública para este año?
La inversión privada todavía se va a ver afectada por la inversión minera. Al no estar Quellaveco en fase de inversión va a lastrar la inversión privada total porque no hay grandes proyectos de inversión en ejecución.
La inversión privada no minera es la que va a salvar un poco el crecimiento total esperado de esta variable, que va a terminar siendo positivo este año, posiblemente entre 1,5% y 2%. No es un rebote acentuado, pero comparado con la contracción de 7,2% en el 2023, es una recuperación.
¿Qué factores impulsarían a la inversión privada y en qué sectores se vería ese repunte?
Una parte es la inversión minera que, al agotarse la etapa de inversión de Quellaveco, lo que queda es inversión en reposición, etc., pero no hay proyectos nuevos que se inicien este año y den grandes flujos de inversión minera. Por el lado de la inversión no minera, que es muy sensible a las expectativas, seguramente hay mucha cautela. Con las confianzas deterioradas y aun en zona de pesimismo, eso ha tenido un impacto negativo en las decisiones de inversión.
Hay que recordar que en el primer trimestre del 2023 la inversión privada cayó 12%, la mayor del año, y los siguientes trimestres también mostraron contracciones de esta variable, aunque cada vez menores.
Confianza
La inversión privada es muy sensible al ambiente para los negocios, esto es a la estabilidad política y económica del país, y los últimos gobiernos, incluido el actual, no han dado esa estabilidad. ¿Considera que el nuevo ministro de Economía y Finanzas, José Arista Arbildo, dará ese shock de confianza que se espera entre los inversionistas?
José Arista es una persona que tiene bastante experiencia en el sector público donde ha ocupado posiciones clave (fue viceministro de Hacienda, jefe del Servicio de Administración Tributaria – SAT de Lima, entre otros); es un técnico reconocido, con estudios de posgrado en la Universidad de California (Estados Unidos).
Además, en la parte política fue gobernador regional de Amazonas. Esta combinación entre lo técnico y lo político puede ser un ´mix´ interesante para un cargo que hoy requiere mucho del componente político, de saber lograr consensos, saber llegar a los empresarios y al público en general para generar confianza.
En ese sentido, creo que la designación de Arista como titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha sido acertada.
¿Qué debería hacer el nuevo ministro para impulsar la confianza, la inversión privada y pública, y el empleo?
Debe dar señales claras de cuál es el derrotero que va tomar el Gobierno finalmente; cuál es la agenda económica que tiene el Gobierno y esperemos que sea una que tienda a mejorar el clima de negocios, a mantener los equilibrios macroeconómicos fundamentales y, en lo que corresponde al MEF, en el lado fiscal. Estas 2 señales son importantes.
También puede eliminar algunas medidas que quedaron de la administración de Castillo, por ejemplo, las que afectan al mercado laboral (la Agenda 19); y enfrentar de manera clara y decidida lo que se tenga que hacer con Petroperú. Estas señales consolidarían la confianza porque se vería que está muy bien marcado el derrotero en la parte económica. Esperemos que José Arista lo pueda lograr, tengo las mejores referencias de él y creo que lo va a hacer muy bien.
Gasto público
Considerando que la ineficiencia en el gasto público y la baja ejecución de los presupuestos de inversión son 2 factores que afectan el crecimiento de la economía, ¿el nuevo ministro de Economía debería apuntar sus medidas hacia esos problemas?
Todos los ministros tienen que ver que el dinero de los contribuyentes se gaste bien, todo el Poder Ejecutivo en general y, en particular, el MEF. Hay que vincular este tema a seguir mejorando la ejecución del gasto, ver si se pueden agregar partidas presupuestales al régimen del Presupuesto por Resultados, reducir las ineficiencias logísticas en un lado de la cadena de distribución de algunos productos o programas sociales, etc.
Hay espacio, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calculó en su momento que la ineficiencia del gasto público en el Perú equivalía más o menos al 2% del PBI. Pero este es un tema más estructural que depende no sólo del nuevo ministro de Economía, es un trabajo permanente.
Durante los últimos gobiernos ha habido mucha inestabilidad política y social que ha debilitado las instituciones políticas y económicas, lo cual ha repercutido en el crecimiento de la economía. ¿Tienen un estimado de cuál ha sido el costo en términos del PBI de esta inestabilidad?
No tenemos un estimado como ese. Pero cualitativamente se esperaría que si la institucionalidad mejora, o que no se hubiera deteriorado tanto como se ha visto, el crecimiento de la economía hubiera sido mayor.
No es cierto eso de que la parte política no afecta el crecimiento de la economía. Cuando el Perú crecía 6,3% al año siempre había debilidades institucionales y pudimos quizás crecer a 8%, pero al crecer 6% todos estaban contentos. En cambio, cuando se crece 2% o menos, ahí salta el tema de la debilidad institucional de manera más nítida.
Así se identifica que están faltando mejores instituciones para que una economía de mercado funcione de manera apropiada, transmita progreso y atienda las demandas de los ciudadanos de manera adecuada. Y en esto tenemos una gran agenda pendiente. Ese es el tema.
Dólar
¿Qué perspectivas tiene el BBVA Research para el precio del dólar en este año?
Va a estar vinculado a lo que haga la Fed, estamos viendo mucha volatilidad en ese sentido. Los inversionistas están cambiando expectativas relacionadas a si la Fed va a bajar sus tasas de interés o no.
Hasta hace poco se esperaba que reduzca sus tasas a partir de marzo de este año, después en mayo y cuando salieron los últimos datos de inflación de Estados Unidos ahora se espera que sea en junio.
Entonces, esperaría que el dólar presente volatilidad a nivel mundial, pero cuando la Fed empiece a reducir sus tasas de interés es posible que también veamos un debilitamiento, una moderación en esa fortaleza que ha tomado esta moneda en los últimos años. Hoy por hoy vemos el dólar entre S/3,85 y S/3,95 al cierre del presente año.