De muchas formas las mujeres peruanas han sido históricamente excluidas: de una mejor educación, de posibilidades de trabajo o de acceso a un crédito formal para lograr una meta. Según el índice de Inclusión Financiera de Credicorp, en el país solo una de cada 10 mujeres está realmente incluida en el sistema financiero.
Y se trata del mismo país en el que existen más de 1,3 millones de micro y pequeñas empresas (Mypes) lideradas por mujeres, según cifras del Ministerio de la Producción, que generan 4.8 millones de puestos de trabajo.
Asimismo, según la Asociación de Bodegueros del Perú, el 70% de las bodegas peruanas son lideradas por mujeres. Pero más fuertes han sido los sesgos culturales y sociales, que encajan principalmente a la mujer en un rol de madre y esposa antes que en el de protagonista de su propio crecimiento.
Hace cinco años, durante las evaluaciones de crédito a nuestros clientes varones, notamos cómo sus esposas o parejas también generaban sus propios ingresos, contribuyendo con el hogar con las ganancias obtenidas de sus emprendimientos, sin embargo, ellas directamente no podían acceder a un financiamiento porque por políticas de riesgos se evalúa a la unidad familiar en su conjunto. Era como decirles a ellas que su trabajo no era representativo, y así quedaban al margen de ser tratadas como sujetos de crédito.
Para atender esta necesidad diseñamos un producto que rompe paradigmas debido a que se presenta como una solución para que los emprendimientos liderados por mujeres vean la luz y puedan crecer independientemente dado que no requiere el visto bueno del cónyuge. Con menos trámites y mayor facilidad para ellas, este producto ha conseguido por ahora que más de 120 mil mujeres alcancen su independencia financiera, es decir que tengan el poder de hacerse cargo y decidir sobre el manejo de su dinero, y también que 50 mil de ellas logren por primera vez ser bancarizadas.
Con la pandemia tuvimos que adaptarlo y reinventarlo. Este 2022 lo relanzamos, ampliando el perfil de cliente a mujeres microempresaria o dependiente con o sin experiencia crediticia, pero que son la principal fuente de ingreso en su hogar, sin importar si son casadas, convivientes, solteras. El objetivo es contribuir con el desarrollo de más peruanas y peruanos, nivelando la cancha para todos.
Cerrar brechas
Estamos contribuyendo a cerrar brechas porque creemos genuinamente en la igualdad de género, y en el camino hemos inspirado a que el mercado y otras entidades reaccionen. Como líderes en la industria tenemos la tarea de seguir siendo creativos e innovadores para que nuestros productos calcen con las diversas expectativas de las mujeres.
Con Crédito Mujer asumimos no solo un compromiso real con la inclusión, sino con el empoderamiento de las mujeres, acompañándolas y capacitándolas para que logren tener confianza en sí mismas y así puedan romper el círculo de dependencia económica y emocional con sus parejas, que crean de verdad que están en capacidad de asumir cualquier reto que se propongan.
Como Mibanco, estamos haciendo nuestro trabajo en lo que nos corresponde, pero abrir espacios para la participación de las mujeres es una responsabilidad de toda la sociedad. Desde donde estamos todos tenemos algo que hacer para cerrar brechas, comenzando por educar desde temprano a niños y niñas por igual, para que tengan presente todo lo que pueden alcanzar.
Las mujeres han encontrado en los últimos años los escenarios para demostrar que pueden y deben tener las mismas oportunidades que los varones. Y en general, el tema de la inclusión de las mujeres está hoy tan presente en el debate y en la agenda pública que sin duda lo que venga será siempre para dar pasos hacia adelante.