Uso de billeteras digitales crece exponencialmente y ahora suman 20 millones de aplicativos en el país.
El Perú ha experimentado un incremento en los indicadores de bancarización e inclusión financiera en la última década.
Avances atribuibles al rol de las entidades financieras mediante el establecimiento de un mayor número de puntos de atención y desarrollo de innovaciones, como las billeteras digitales, para impulsar la inclusión financiera, así como al trabajo coordinado a nivel interinstitucional.
En esta línea, los créditos de consumo constituyen la principal puerta de entrada para que la población sin historial crediticio acceda al sistema financiero.
Así, entre 400.000 y 600.000 personas por año han obtenido por primera vez un financiamiento directo o indirecto de algún banco, financiera, caja municipal, rural o empresa de crédito. Sin embargo, hay una diferencia entre el ritmo de bancarización y el crecimiento del indicador de inclusión financiera en este segmento de financiamiento, pues existe un número importante de personas que ingresan al sistema, pero luego salen de este, al menos por un tiempo.
Cash in y cash out
Lo mismo sucede en el grupo de ahorristas, en el que la mitad de las personas que no tiene una cuenta en el sistema lo atribuye a la falta de ingresos, seguida por la desconfianza en las instituciones.
Esta es una de las limitaciones identificadas durante la expansión de las billeteras digitales que, si bien otorgan facilidades para la transferencia de fondos y el pago de servicios, también reportan dificultades tanto al momento de recargarlas como para convertir el dinero digital en efectivo.
El flujo de “cash in” y “cash out” es un factor que restringe el uso frecuente de una billetera móvil, dijo Juan José Marthans, director de Economía del PAD de la Universidad de Piura.
Cuando el aplicativo del usuario no está asociado a una cuenta bancaria o a alguna fuente de recursos, es poco probable que la utilice para sus transacciones diarias.
Otro problema que se identifica en este camino de inclusión financiera es la red de agentes corresponsales o cajeros automáticos que permiten abonar dinero en la billetera o retirarlo, señaló.
Incluso, alertó sobre casos de cobranza adicional entre los usuarios de billeteras, ante el escaso acceso a agentes, sobre todo, en provincia.
Si el cliente no tiene dinero en su aplicación y quiere hacer un pago, acude donde otra persona que sí tenga recursos en la billetera, pero este le cobra S/1 más por hacer la transacción, explicó.
Veinte millones de usuarios
Pese a ello, las billeteras móviles siguen ganando terreno entre los canales de pago y logrando la afiliación de más peruanos.
Hasta ahora, en las app más grandes se registran 10 millones de usuarios de Yape, 8 millones en Plin y 1.6 millones en Bim, con lo cual ya habrían alcanzado los 20 millones de billeteras.
Las nuevas funciones que están implementando estas aplicaciones financieras favorecen su continuo crecimiento y afiliación, comentó Fernando Barrios, gerente general de la Billetera Móvil BIM.
Hoy es posible recargar líneas telefónicas, pagar servicios, cuotas de préstamos, desembolsar microcréditos y acceder a promociones y descuentos en comercios, afirmó.
Está expansión de los aplicativos móviles se inició con la pandemia, que conllevó la transición hacia un mundo más digitalizado e impulsó los canales no presenciales, coincidió Marthans.
Aunque, advirtió que el número de billeteras en el país no necesariamente equivale al uso de la aplicación, pues gran parte de los usuarios sólo está afiliado.
Estrategias adecuadas
Esto crea un escenario propicio para evaluar si las estrategias de inclusión aplicadas por las empresas del sistema financiero tienen una visión de largo plazo, si ofrecen productos de ahorro y crédito que se adecúen a las necesidades de la población y promueven su uso eficiente.
Asimismo, corresponde analizar si las políticas que han empleado para retener a sus buenos clientes han sido las adecuadas o si deben desarrollar, adicionalmente, medidas para ofrecer mejores condiciones a los usuarios.
Por tanto, será fundamental seguir trabajando en generar una mayor confianza en el sistema financiero, continuar con el desarrollo de iniciativas de educación financiera y fomentar una transformación digital con estándares de seguridad.
Además, se deberá seguir impulsando los servicios financieros digitales y canales de atención de bajo costo, como las billeteras digitales, con mejoras en conectividad y con productos que atiendan las necesidades de la población. Incluso, desarrollar acciones articuladas para reducir las brechas existentes, atendiendo las características y necesidades de cada segmento poblacional.
Por ejemplo, proponer mejoras crediticias a aquellos que acrediten un buen perfil de riesgo para evitar que ingresen muchas personas que terminan saliendo del sistema financiero en poco tiempo por mal comportamiento de pago.
O evitar que muchos deudores incumplan con su obligación al punto de deteriorar su calificación crediticia, pues la reinserción en el sistema de los clientes que salieron mal es limitada y toma más tiempo.