La industria de seguros se reunió en el Insurance Day 2024, organizado por la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg), y al analizar cómo fomentar el acceso de la población a los seguros, se mencionó la capacidad de las microfinancieras para llegar a poblaciones a las que no acceden las aseguradoras.
(*) Artículo publicado en la edición 222 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M222.pdf.
La democratización de los seguros y el desarrollo de la industria aseguradora en Perú dependen de una educación financiera temprana, la utilización de infraestructuras locales como las de las Cajas Municipales, y la colaboración continua entre todos los actores del sector. Solo a través de estos esfuerzos conjuntos se podrá construir una cultura de seguros robusta y que alcance a más personas.
Esta fue la conclusión a la que llegaron los representantes de la industria de seguros que se reunieron en el Insurance Day 2024, organizado por la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg).
Entre el 2012 y 2022, la industria aseguradora peruana duplicó su tamaño en primas de seguros netas (2,3 veces) y al 2022 contaba con S/71.899 millones en activos. Sin embargo, en el mismo periodo de tiempo el acceso de personas o empresas a un seguro no avanzó.
Entre el 2012 y 2022, la penetración del sector seguros se mantuvo en 2% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, el valor total de las primas de seguros contratadas por personas y empresas en Perú representó el 2% del valor total de todos los bienes y servicios producidos en el país en un año.
La penetración del seguro es un indicador comúnmente utilizado para medir la extensión y el desarrollo del mercado de seguros en una economía. Un mayor porcentaje sugiere que más personas y empresas están utilizando productos de seguros para protegerse contra riesgos.
En el 2022, Perú solo superó a Bolivia (1,5%) y Paraguay (1,1%) en penetración del sector asegurador en Sudamérica, y fue el país de la Alianza del Pacífico con menor penetración, señala el Reporte del Sector Asegurador 2022 presentado por Apeseg durante el evento.
Educación financiera
Pese a que Perú cuenta con normas e iniciativas privadas para impulsar la educación financiera en la población (ver edición 221 de Microfinanzas), encuestas y estudios revelan que todavía hay mucho por avanzar.
Según los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (prueba Pisa), a cargo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) del año 2018, el 46,4% de los estudiantes peruanos de 15 años evaluados tuvo un desempeño por debajo de la línea base establecida para el dominio de la competencia financiera.
Mientras que la tercera Encuesta Nacional de Capacidades Financieras, desarrollada por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, muestra que, en el año 2022, el 46% de la población peruana contaba con un nivel medio de educación financiera y un 13% con un nivel adecuado; pero aún hay un 41% que carece de capacidades financieras.
Para los especialistas reunidos en el Insurance Day 2024, la educación financiera es un factor importante para el desarrollo de la industria aseguradora.
“La clave para un mayor desarrollo de la industria de seguros radica en la educación financiera temprana. Si no logramos que los niños accedan a conceptos de educación financiera desde temprana edad, será mucho más complicado impartir estos conocimientos en la adultez”, enfatizó César Rivera Wilson, gerente general de Pacífico Seguros.
Precisó que el Perú cuenta con reglamentos que promueven la educación financiera en los colegios e, incluso, desde el sector privado también hay iniciativas para promover la alfabetización financiera. Uno de estos programas es “Finanzas en mi colegio”, impulsado por la Asociación de Bancos (Asbanc) y Apeseg.
“Estos programas proveen material educativo que permite a los escolares aprender desde temprana edad sobre la importancia de estar asegurados, gestionar sus finanzas de manera ordenada y adquirir conceptos básicos de finanzas”, comentó.
Los contenidos de educación financiera están incorporados en el Currículo Nacional de la Educación Básica en las competencias N° 19 “Gestiona responsablemente los recursos económicos”, N° 27 “Gestiona proyectos de emprendimiento económico o social” y N° 28 “Se desenvuelven en entornos virtuales generados por las TIC”.
Sin embargo, Rivera enfatizó la necesidad de un compromiso firme por parte del sector público para asegurar la implementación efectiva de estos programas.
Tecnología
Sin embargo, la educación financiera es solo el primer paso en un camino más amplio hacia la inclusión financiera y el acceso equitativo a los seguros. Aquí es donde entra en juego la tecnología, ofreciendo herramientas innovadoras que pueden llegar a cada rincón del país y adaptarse a las necesidades individuales de los ciudadanos.
Para Edgar Gómez Quiñonez, gerente general de BNP Paribas Cardif Perú, las nuevas tecnologías no están siendo utilizadas de manera óptima en el sector asegurador.
“Nos hemos centrado en emplear la tecnología para mejorar la experiencia del cliente, lo cual es crucial. Ahora respondemos rápidamente a las necesidades de los clientes a través de nuestros canales de atención. No obstante, nos hemos quedado cortos en utilizar los medios digitales para llegar a más personas”, afirmó.
Consideró que la misión de las empresas del sector asegurador es llegar tanto a la población urbana como rural de Perú. Los canales digitales, al igual que las Cajas Municipales, representan una oportunidad para conectar con aquellas personas que aún no tienen acceso a seguros.
“El canal digital asistido es altamente eficiente, especialmente porque los productos de seguros no son fáciles de entender y requieren asesoría personalizada”, comentó.
Un ejemplo claro de esto es el seguro vehicular, pues los clientes rara vez completan el proceso de manera autónoma. La asistencia digital puede ser clave para mejorar la penetración en diversos segmentos del mercado.
“Desarrollar herramientas tecnológicas que faciliten el acceso a seguros en todos los segmentos de la población es esencial para nuestro crecimiento y para el bienestar financiero de los peruanos”, manifestó.
Unir esfuerzos
Uno de los desafíos más significativos para la industria aseguradora es llegar a la población que reside en áreas rurales, donde el acceso a servicios financieros es limitado. Aquí la presencia de las Cajas Municipales es de interés de las aseguradoras.
“Una de las fortalezas de Perú es la capilaridad en el acceso a servicios financieros, alcanzando al 98% de la población. Este logro se debe en parte a un mecanismo casi exclusivo del país: las entidades microfinancieras de origen social, particularmente las Cajas Municipales. Estas instituciones, profundamente integradas en la cultura local, tienen una presencia regional significativa que las distingue de sus equivalentes en otros países”, dijo Gómez.
No obstante, reconoció que esta capacidad de llegada de las Cajas Municipales no se está aprovechando al máximo por el sector asegurador.
En cuanto a la interacción con los clientes, Alberto Vásquez Vargas, gerente general de La Positiva Seguros, señaló que hay diferencias significativas entre Lima y provincias, donde a menudo se requiere mayor cercanía y contacto.
Y en esta tarea las microfinancieras les está permitiendo llegar a las zonas rurales o alejadas de la capital de manera eficiente. “Los vendedores de microfinancieras, que muchas veces llegan en moto, suelen ofrecer seguros de protección como complemento a los créditos”, indicó.
El cliente
Uno de los mayores retos que enfrenta la industria, según Vásquez, es entender y conocer bien a los distintos segmentos de clientes, ya que no todos los consumidores son iguales.
“El consumidor urbano no es igual que el rural, no consumen de la misma manera ni tienen los mismos patrones, interacciones, preocupaciones y anhelos. Tampoco es lo mismo un cliente informal que uno formal”, sostuvo.
Por ello, consideró necesario rediseñar la oferta de productos para llegar a una variedad más amplia de consumidores. “Es importante la creación de productos más simples y accesibles. Hay que mejorar el proceso de experimentación y desarrollo de nuevos productos para satisfacer las necesidades cambiantes de los consumidores”, indicó.
Sin embargo, también reconoció que la transformación de la industria va más allá de la oferta de productos y la innovación. Por eso, la importancia de adoptar un nuevo modelo operativo en la comunicación y la interacción con los consumidores diseñando estrategias de comunicación que apelen a las aspiraciones y motivaciones individuales de cada persona, con el fin de conectar las necesidades con los productos adecuados.
Promotor
La normativa peruana sobre seguros está regida principalmente por la Ley N° 26702, Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros, y la Ley Orgánica de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). Esta ley establece las bases para la regulación, supervisión y control de las entidades financieras y de seguros, asegurando la protección del usuario y la estabilidad del sistema financiero.
“En la industria de seguros del país, el papel de los organismos reguladores ha sido históricamente asociado principalmente con la fiscalización y el control. Sin embargo, la evolución de esta industria y las necesidades cambiantes de la sociedad demandan un enfoque más equilibrado, en el que estos organismos también asuman un rol protagonista en la promoción y el desarrollo del sector asegurador”, afirmó Fernando Ríos Sarmiento, gerente general de Rímac Seguros.
Añadió que este doble enfoque no solo fortalecerá a la industria, sino que también mejorará su impacto en la economía y en la vida de los ciudadanos peruanos.
La fiscalización sigue siendo una función esencial de los organismos reguladores. Garantizar que las compañías de seguros operen de manera transparente y justa es crucial para mantener la confianza del público y la estabilidad del mercado.
El Reglamento de Gestión de Conducta de Mercado para las Empresas de Seguros, aprobado por Resolución SBS N° 215-2019, establece las directrices que deben seguir las empresas de seguros para garantizar la transparencia, equidad y el trato justo a los consumidores.
Las normativas vigentes deben ser cumplidas rigurosamente para proteger a los asegurados y asegurar que las empresas actúen con solvencia y ética. Esto lo tienen claro las empresas aseguradoras, no obstante, consideran que la promoción del sector es igualmente importante.
“En el gremio, percibimos que el enfoque predominante ha sido el control fiscalizador, en detrimento de un rol más promotor. Aunque la fiscalización es una parte fundamental de la regulación, se necesita un equilibrio que también impulse el crecimiento y la innovación en el sector”, consideró Ríos.
La implementación de políticas públicas que fomenten el acceso a seguros para poblaciones desatendidas y la colaboración con el sector privado para desarrollar productos que respondan dicho grupo poblacional, también debe ser una prioridad.
Un ejemplo es el Seguro Agrícola Catastrófico (SAC), que comenzó como una iniciativa de las compañías aseguradoras y está dirigido a pequeños agricultores con más de 1.000 hectáreas, dedicados principalmente a cultivos de subsistencia. “Este programa, implementado en colaboración con el Gobierno, ha sido crucial para ofrecer cobertura a agricultores en diversas regiones, demostrando el impacto positivo de políticas públicas bien diseñadas”, señaló.
Conciencia aseguradora
Otro reto es mejorar y comprender mejor las perspectivas de los distintos segmentos poblacionales sobre los seguros, es decir, entender sus creencias, cultura, motivaciones y cómo perciben a las compañías aseguradoras.
Esto, según los gerentes generales, requiere desarrollar una conciencia aseguradora en el país, una labor que no puede ser realizada solo por una compañía, sino que necesita el esfuerzo conjunto del sector asegurador, las instituciones privadas y el Estado.
Como ejemplos de la falta de conciencia aseguradora en el país, se encuentra el bajo nivel de aseguramiento de activos como la vivienda, a pesar de ser un bien preciado. De acuerdo con el reporte de Apeseg, solo el 4,9% de las viviendas urbanas (más de 318 mil) cuentan con un seguro.
Los seguros más demandados son los vinculados a vida, con 40%. También con 40% figuran los seguros en general (vehicular, vivienda, propiedad, de viaje, etc.); mientras que el otro 20% corresponde a seguros por accidentes, enfermedades y la parte previsional.
En los últimos años, la demanda por el seguro previsional ha aumentado por los efectos de la pandemia, pues se registraron muchos fallecimientos, los cuales activaron muchos seguros de sobrevivencia.
A nivel sectorial, Apeseg tiene la campaña de concientización “Dime si tienes seguro”, iniciativa que se centra en el concepto de la importancia de estar asegurado.
Rivera dijo que esta campaña representa un ejemplo de trabajo conjunto entre todos los actores de la industria de seguros, incluyendo compañías de seguros, corredores, banca y comercializadores.
“Con esta campaña, tenemos la oportunidad de colaborar para aumentar la conciencia sobre la importancia del seguro, lo cual es un buen ejemplo de cómo podemos asociarnos para crear conciencia, generar educación y, por supuesto, lograr un país mejor protegido”, subrayó.
¿Cómo avanzar con la profundización de los seguros en una economía informal?
En Perú, donde el 90% de las empresas son micro y pequeñas, es fundamental educar a los microempresarios sobre los beneficios de contar con seguros para sus negocios. La protección de sus activos más valiosos no solo les proporciona tranquilidad y confianza, sino que también impulsa un cambio de comportamiento positivo.
“Un microempresario asegurado se siente más seguro al invertir, lo que genera un efecto dominó: acceso a créditos, aumento de compras y, en consecuencia, crecimiento económico y social”, afirmó Andrea Camargo, consultora especializada en seguros inclusivos y seguros climáticos.
Durante el Insurance Day 2024, subrayó las barreras que dificultan el acceso a los seguros en el país. “La informalidad, la desigualdad, los costos, la falta de información y la desconfianza son algunos de los desafíos a enfrentar en Perú. La penetración de seguros en el país es de solo 2%”, precisó.
Además, mencionó los desastres naturales frecuentes, el aumento de la pobreza y la carencia de una cultura de aseguramiento como factores adicionales que complican la situación.
Sin embargo, las alianzas con el sector privado, una mejor relación con el Gobierno y la tecnología abren posibilidades de aumentar la accesibilidad.
“Hay un reconocimiento del rol del seguro como herramienta clave para avanzar en políticas públicas. Aún hay muchas tareas pendientes, pero el sector está en suelo fértil”, indicó.