Perú necesita salir de la conflictividad social para recuperar el crecimiento económico, pero debe haber voluntad política y concientizar a la población de que eso es lo necesario; y, no buscar medidas populistas u optar por elegir a malos actores políticos que van por la senda del facilismo, asegura a Microfinanzas Jaime Reusche de Moody’s Investors Service.
Entrevista por Luis Hidalgo Suárez
La calificación vigente de riesgo crediticio de Perú asignada por Moody´s es de Baa1 con perspectiva negativa. ¿Cuándo se produjo esta rebaja?
En el 2021, justo antes de la segunda vuelta de las elecciones generales, Perú tenía una calificación de riesgo crediticio A3 con perspectiva estable, la cual bajamos a perspectiva negativa; luego, el 1 de septiembre de ese año rebajamos la calificación de A3 a Baa1, con perspectiva estable, cuando ya había asumido el gobierno de Castillo.
La revisión de la perspectiva de estable a negativa (manteniendo la calificación Baa1) la hicimos en enero del año 2023.
¿Por qué bajaron la perspectiva de estable a negativa en enero del año 2023?
Desde la rebaja de la calificación en septiembre del 2021 hubo desarrollos relativamente negativos durante el gobierno de Castillo, pero lo que realmente gatilló la rebaja de la perspectiva a negativa, el 31 de enero del año 2023, fueron las protestas (violentas luego de la vacancia de Castillo).
A pesar de la inestabilidad política y económica que produjo el gobierno de Castillo, y que no se ha solucionado hasta ahora, el Perú ha mantenido el grado de inversión. ¿A cuánto estamos de perder esa categoría?
La calificación del Perú, de Baa1, está 3 peldaños dentro del grado de inversión; si la calificación cayera debajo de Baa3, perdería el grado de inversión (ver recuadro), pero eso por el momento no está en el horizonte.
¿Cómo ha variado la calificación de riesgo crediticio del Perú respecto a los otros países de la región? Antes de la pandemia teníamos el menor riesgo, detrás de Chile.
Según nuestra calificación, Chile está en el nivel A2, es decir, está 2 peldaños más arriba que Perú; la distancia entre ambos países podría decirse que se ha ampliado ligeramente, pero por la perspectiva. Cuando Perú estaba con calificación A3, antes del 2021, Chile tenía A1.
Ahora Chile ha bajado a A2 y Perú bajó a Baa1; si bien se mantienen los 2 peldaños de distancia, ahora la perspectiva de la calificación de Perú es negativa y la de Chile es positiva.
Consecuencias
¿Cuál es el impacto de una rebaja de la calificación crediticia de un país en el crédito en general y por qué no debemos perder el grado de inversión?
Cuando se reduce la calificación de riesgo crediticio de un país, aumenta el costo de financiamiento de la deuda pública (del Estado), pero también el costo del financiamiento del resto de agentes económicos del país.
Debido a que se produce una percepción de mayor riesgo del país, la tasa de interés o costo de cualquier tipo de financiamiento tiene que aumentar para compensar a los inversionistas (acreedores) por ese mayor riesgo que está asociado con una menor calificación crediticia.
En otras palabras, si se reduce la calificación de riesgo crediticio de un país es porque ha habido algún deterioro en su condición económica, fiscal o financiera, y eso genera más riesgo.
El afectado no sólo es el Estado, que tiene que pagar más intereses por la deuda pública; sino también las empresas, los bancos y las personas de a pie, porque tienen que pagar más intereses por los préstamos que piden al haber un menor acceso al crédito en los términos más favorables que se tenía antes de la rebaja de la calificación.
Además, tiene efectos secundarios en la economía porque, a mayor costo del financiamiento, es menor la actividad económica (inversión y consumo) y menor el empleo, lo que afecta la perspectiva familiar.
¿Cuándo será la próxima revisión de la calificación de riesgo crediticio de Perú?
Nuestra idea es revisar (evaluar) la perspectiva negativa de la calificación crediticia de Perú en el 2024. Cuando se produce una rebaja de la perspectiva de la deuda de estable a negativa, esta se mantiene por 12 a 18 meses hasta la siguiente revisión.
Nos está tomando algo de tiempo porque, entre las causas que gatillaron la rebaja de la perspectiva a negativa, nos preocupaba el cambio de régimen en Perú, entendido no como un cambio de gobierno sino por un cambio más drástico: que las protestas (violentas) de inicios del año 2023 llevasen a un impulso para reescribir la Constitución y cambiar el modelo económico. Y eso como que se ha disipado, pero todavía hay tensiones que generan riesgos en la economía.
Fortalezas
¿Qué factores llevaron a Moody´s a rebajar la calificación y la perspectiva del riesgo crediticio de Perú y cuáles permiten que mantenga el grado de inversión?
Las fortalezas de la economía peruana son las que ostenta desde hace años. Una es, sobre todo, la fortaleza fiscal. El Perú, junto con Guatemala, son los países que tienen los niveles más bajos de deuda en la región respecto a su Producto Bruto Interno (PBI). Perú tiene un nivel de deuda más bajo incluso que Chile, que antes era el que menor nivel tenía en la región.
Eso significa que en Perú sigue habiendo un buen manejo fiscal y macroeconómico lo cual se ve en las entidades técnicas del Estado, como el Banco Central de Reserva (BCR), la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Todas estas instituciones económicas son muy fuertes y, a despecho de todos los shocks que se han dado de diversa naturaleza, como económicos y, sobre todo, políticos, son estas entidades las que sostienen la buena calificación y perfil crediticio del país. Y a raíz de ello es que el Perú goza de mucha credibilidad.
¿En qué se manifiesta esa buena credibilidad que tiene Perú?
En que los inversionistas extranjeros siempre ven con buenos ojos al Perú porque saben que hay un manejo muy competente de las políticas públicas en los aspectos económicos y fiscales.
¿Qué otra fortaleza de la economía peruana sustenta el grado de inversión?
Es su misma economía que es flexible y resiliente. Ha resistido embates de todo tipo: políticos, económicos, externos, climatológicos y, aun así, es una economía relativamente flexible que “rebotó” muy bien luego de la pandemia de la COVID-19 y sigue siendo dinámica.
No tiene desequilibrios importantes como muchas otras economías en la región, tiene un potencial de crecimiento que se ha reducido, pero que en relación con el resto de la región sigue siendo relativamente benigno y permite al ciudadano prosperar.
Presión fiscal
Los críticos dicen que, si bien Perú mantiene esas fortalezas, se ha deteriorado la fortaleza fiscal en parte por la caída de los ingresos, pero también por las exoneraciones y beneficios tributarios que ha aprobado el Congreso, que incluso ha asumido iniciativa de gasto. ¿Cómo ven este riesgo desde Moody´s?
Esa tensión siempre ha existido. Un bajo nivel de recaudación resta espacio fiscal, pero aún con eso, los buenos profesionales en las instituciones económicas siempre han sabido buscar espacio y mantener la fortaleza fiscal, a despecho de esas deficiencias que tiene Perú dentro de su economía y que nacen, en parte, por 2 razones.
La primera es el nivel de informalidad que hay en la economía por algunas rigideces que persisten, sobre todo en el mercado laboral, por lo que hay un número importante de negocios y trabajadores que no tributan.
Por otro lado, está el tema político, muchos malos actores políticos han estado impulsando fuerte esas medidas que generan gasto público improductivo, populista y que han estado atentando contra la sostenibilidad fiscal.
Entonces, existe esa tensión: por un lado, está el buen manejo fiscal por parte de los técnicos de las entidades económicas, pero por otro, los malos actores políticos que están tratando siempre de atentar contra ese saludable equilibrio fiscal.
Y tiene razón el Consejo Fiscal cuando señala que esto es un aspecto que preocupa porque, si se mantienen esas medidas, podrían generar eventualmente desequilibrio en la parte fiscal. Pero el Perú goza todavía de credibilidad en su buen manejo fiscal y macroeconómico y, por eso, hay que darle el beneficio de la duda.
¿Hasta cuándo podrá soportar esa fortaleza fiscal y macroeconómica? El deterioro señalado viene desde hace varios años y gobiernos…
La pregunta es totalmente pertinente. Si es que persisten esas tensiones y embates al buen manejo fiscal y macroeconómico, sin duda podría observarse un deterioro de estas fortalezas del Perú a largo plazo.Ese es el gran riesgo y un poco a lo que está apuntando la rebaja que hicimos de la perspectiva de la calificación crediticia del Perú a negativa, porque ha cambiado un poco el foco del análisis respecto a lo que teníamos a principios del 2023.
¿Cuál era el enfoque a principios del año 2023?
Nuestra preocupación era que las protestas pudieran generar mayores presiones por cambiar la Constitución, el modelo económico y que eso devengue en un manejo económico y fiscal menos eficiente, pero las protestas eventualmente se disiparon. Sin embargo, hemos mantenido la perspectiva negativa lo cual tiene que ver con ese riesgo a largo plazo.
Es cierto que ya no hay una amenaza inmediata al modelo económico o, por lo menos, al capítulo económico de la Constitución, pero sigue habiendo esa tensión con mayores presiones de gasto público y una ralentización de la economía porque Perú está arrastrando una falta de confianza de los inversores, lo cual impacta negativamente en la inversión y el crecimiento de la economía.
Esto estamos tratando de evaluar de cara al 2024, cómo responden los agentes políticos y cómo es el manejo económico y fiscal frente a esos retos, y ver si se puede mantener la perspectiva estable de la calificación a despecho de estas tensiones, o si estas pesan más que el buen manejo macroeconómico y fiscal.
Conflictividad
La conflictividad social, sobre todo la minera, está afectando el crecimiento de la inversión y de la economía. ¿Esto también será motivo de evaluación en la próxima revisión de la calificación de Perú?
Sin duda. La inversión minera ahora se ha concentrado en la expansión de proyectos mineros ya existentes y no tanto en nuevas minas que son las que generan más inversión y elevan el potencial de crecimiento.
Y mucho de eso tiene que ver con la volatilidad política que se observa y que genera incertidumbre, cuando lo que necesita el inversor es certidumbre en un horizonte de mediano y largo plazo. Muchas de las empresas mineras prefieren esperar, ver los desarrollos políticos en el país para evaluar si vale la pena hacer una inversión de largo plazo.
Por otro lado, está la conflictividad social que se arrastra desde hace tiempo y siempre ha frenado el ímpetu de invertir en minería, pero que ahora, cuando se combina con la intensa volatilidad política que se ha tenido en el país y con la confianza que está tan golpeada y se arrastra desde el gobierno de Castillo, se tiene un escenario en el que hay una muy baja propensión a invertir.
El crecimiento de la inversión total es nulo o se está contrayendo, sobre todo la minera, y eso es lo que está pesando negativamente sobre el crecimiento económico y explica por qué la economía no puede salir de la recesión en la que está.
La seguridad jurídica se ha deteriorado mucho en Perú y también afecta a la inversión privada. ¿Cómo lo hará en la calificación crediticia?
Este problema se arrastra desde el 2018, con el escándalo (de los audios de los “Cuellos Blancos del Puerto”) en el Poder Judicial. Se trató de hacer correcciones y se tomaron medidas que en realidad no se aplicaron del todo y no han dado los resultados que se esperaban.
Y ahora, en un ambiente en el que la confianza para la inversión está afectada eso pesa más y genera un ciclo de expectativas negativas que afectan la confianza y luego generan mayores expectativas negativas.
Estamos en este círculo vicioso que va a ser muy difícil de romper. Parece que los agentes económicos no quieren responder incluso a las buenas medidas e iniciativas que está tratando de impulsar el MEF para acelerar la inversión privada y pública.
El deterioro de la confianza va a ser muy difícil de romper por parte del MEF, a despecho de sus buenos esfuerzos, debido precisamente a la situación política que vive el país.
Modelo económico
Uno de los argumentos de los que votaron por Castillo es que el modelo económico de Perú se agotó, lo cual se refleja en la desigualdad que no ha bajado tanto…
El modelo económico de Perú todavía tiene bastante que dar porque es una economía muy flexible. Se tenían que haber hecho algunos ajustes y reformas para dinamizar un poco más la inversión privada y que el Gobierno cumpla un mejor rol redistributivo en un contexto de crecimiento económico y dinamismo de la inversión privada.
Se necesita tener un primer pilar que es el crecimiento económico para luego tener un pilar redistributivo. Ambos pilares (crecimiento y redistribución) están un poco cojos, pero no porque el modelo se haya agotado.
¿Por qué lo están?
Tiene que ver más con el momento político, con la inestabilidad política y con la falta de reformas en el manejo del gasto. Tenemos un sector público muy ineficiente y, por más crecimiento que se tenga y por más buenas iniciativas que salgan del MEF, si el sector público es ineficiente no se va a poder redistribuir los frutos del crecimiento de manera que puedan reducirse las brechas de ingreso existentes.
¿Qué debería hacerse para mejorar el crecimiento económico y la redistribución de sus frutos?
El primer paso es retomar el crecimiento económico, lo cual tiene que ver con afianzar la confianza del sector privado para que pueda desempeñarse en su actividad y generar inversión que lleve a un mayor dinamismo económico. Lo segundo, es ir reforzando y profesionalizando al Estado, el servicio civil.
En esto último hay ciertas medidas pequeñas que se están tomando, por ejemplo, en el BCR y el MEF, donde se dan cursos para capacitar a profesionales. Pero estas excelentes iniciativas no se replican en el resto del sector público y no mejora la eficiencia del gasto y el buen funcionamiento del servicio civil.
Ajustes como este no requieren de un cambio de modelo económico sino de un consenso político y de concientizar a la población de que esos son los cambios que se necesitan.
¿Cuál sería el nivel mínimo de crecimiento económico que requiere Perú para evitar que se ponga en riesgo la sostenibilidad fiscal? Algunos indican que un 4% anual…
Es difícil poner un porcentaje. Si asumimos que la economía debe crecer a un ritmo tal que le permita absorber a muchos jóvenes en el mercado laboral formal (unos 350 mil jóvenes más por año), entonces el PBI debe crecer a 3% o 3,5% anual, por eso se habla de un 4%. Este es un nivel al que se tendría que apuntar porque se tienen las condiciones para alcanzar esta tasa de crecimiento potencial, pero lamentablemente la inestabilidad política y la falta de confianza del sector privado claramente están pesando en el bajo crecimiento.
El nivel de crecimiento mínimo que debería tener la economía peruana es aquel que le permita crear suficiente empleo formal y, a la vez, mantener un equilibrio fiscal sano. La cifra puede variar, pero sabemos que no es el crecimiento que tiene actualmente, tiene que ser más dinámico para poder sostener todas las presiones que se den.
Dentro de la inestabilidad política que impide ese mayor dinamismo está la conflictividad social, ¿cree que Perú pueda salir de este problema de acá a las elecciones generales del 2026?
Los técnicos del BCR y del MEF, entre otros, tienen muy claro que salir de la conflictividad social es lo que necesita el Perú y cuentan con los instrumentos para ello, pero se necesitan 2 cosas: voluntad política y concientizar a la población que eso es lo necesario, y no buscar medidas populistas u optar por elegir a malos actores políticos que van por la senda del facilismo.
Sin embargo, son 2 temas muy difíciles de lograr ya que es extremadamente difícil convencer a los políticos que deben dejar a los técnicos tomar las medidas y reformas necesarias para nuevamente alcanzar un nivel de crecimiento más sostenible, más equitativo y productivo para el país.
Medidas
El MEF lanzó recientemente un nuevo plan (Plan Juntos, con 26 medidas) para impulsar la inversión privada y el crecimiento en el país, con 2 objetivos principales: evitar el rompimiento de la cadena de pagos y dar un shock de confianza para la inversión. ¿Cómo ven esas medidas en Moody´s?
Sin lugar a duda son medidas acertadas y están bien concebidas. Claramente están tratando de impulsar la reactivación de la economía mediante el programa de apoyo financiero (garantías del Estado para préstamos) a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que son las que dinamizan el empleo y la economía en el país. De otro lado, las medidas para dar confianza al sector privado están bien diseñadas.
El tema está en que probablemente muy pocos van a leer el plan y querer juzgarlo de manera objetiva. El Gobierno probablemente va a tener que invertir más en comunicación para buscar que el plan tenga resultado. Incluso, con medidas acertadas, romper las expectativas negativas y dar más confianza al sector privado es complicado.
Espero que el plan tenga resultado y, conforme la economía repunte en el 2024, poco a poco se irá afianzando la confianza ayudada, en parte, por estas medidas.
Perspectivas
¿Qué proyección tiene Moody´s de la economía peruana y del déficit fiscal?
Proyectamos un crecimiento de la economía peruana de 2,7% y prevemos un déficit fiscal de 2% del PBI para este año 2024.
En el año que termina se incumplirá la meta de déficit fiscal de 2,4% del PBI lo cual tiene que ver más con la caída de los ingresos fiscales; para el nuevo año, conforme rebote el crecimiento de la economía, vemos el déficit fiscal en torno a 2% del PBI.
La caída de los ingresos tributarios en el 2023 obedece a factores externos (precios de nuestras exportaciones), pero también internos…
Según un estudio del MEF, el 58% del crecimiento de la economía de Perú se explica por factores externos y el 42% por internos. Pero, en cuanto al comportamiento de la recaudación tributaria, los precios de las materias primas no han caído tanto en el 2023 y el sector externo ha afectado un poco la recaudación.
La caída de los ingresos fiscales es más bien el resultado de problemas internos que se reflejan en una economía menos dinámica con una posible contracción en el 2023 (el BCR estima una caída de 0,5%), lo cual afecta la recaudación ya que el crecimiento del PBI es el mayor determinante de los ingresos tributarios.
La deuda pública peruana ha aumentado a más del 33% del PBI, por encima de la que teníamos antes de la pandemia, pero está muy por debajo del promedio de sus pares y, en la región, incluso es menor que la de Chile…
Según nuestra proyección, para el 2023 habrá cerrado en 34% del PBI. Es el segundo nivel más bajo en todo el hemisferio occidental, el más bajo lo tiene Panamá (28% del PBI).
Este nivel de deuda es saludable, pero hay que tener cuidado de no dejar que la autocomplacencia gane y ese nivel empiece a crecer como ha pasado a varios países de la región y ahora tienen serios problemas para reducirlo.
Escala de calificación crediticia de Moody’s Investors Service
Moody´s califica la solvencia de los países (y de otras entidades incluso privadas) para pagar su deuda soberana con una escala que valora la capacidad de pago y el riesgo de incumplimiento.
La escala va desde Aaa hasta C (con 21 grados o peldaños) que están agrupados en dos categorías: Grado de inversión (de Aaa hasta Baa) y categoría especulativa (desde Ba hasta C).
En el caso de la deuda soberana de países a largo plazo (las que vencen a un año o más) la escala es la siguiente:
GRADO DE INVERSIÓN
– Aaa (máxima solvencia)
En esta categoría están las deudas que tienen el menor riesgo de inversión. El pago de la deuda está asegurado.
– Aa (alta calidad)
Abarca los peldaños Aa1, Aa2, Aa3. La deuda (bonos u otros títulos) de estos países se considera de alta calidad, pero con mayor riesgo a largo plazo que la deuda Aaa.
– A (Bajo riesgo)
Contiene los grados A1, A2, A3. La deuda calificada en esta categoría se valora como de bajo riesgo crediticio. Hay bastante seguridad respecto al cobro de la deuda, pero puede haber un posible deterioro en el futuro.
– Baa (riesgo moderado)
Contiene los peldaños Baa1, Baa2, Baa3. La deuda de los países calificada en esta categoría se considera de moderado riesgo. El pago está protegido, pero algunos aspectos pueden ser poco fiables a largo plazo (Perú está en la Categoría Baa1).
CATEGORÍA ESPECULATIVA
Ba (grado especulativo)
Abarca los peldaños Ba1, Ba2, Ba3. La calidad de la deuda calificada en esta categoría se considera cuestionable. El pago está en una situación de incertidumbre.
B (alto riesgo)
Contiene los niveles B1, B2, B3. Este tipo de dudas se valoran como de alto riesgo crediticio. No hay seguridad en el cumplimiento del pago en el largo plazo.
Caa (baja solvencia)
Abarca los niveles Caa1, Caa2, Caa3. Se consideran en este nivel las deudas con riesgo de crédito muy alto. Tienen riesgo de impago o ya vienen incumpliendo los pagos.
Ca
Altamente especulativos que generalmente incumplen sus obligaciones.
C
Es la calificación más baja. Las posibilidades de recuperación de la deuda son muy bajas.