Especialista advierte que, pese al boom de Yape y Plin, persisten brechas críticas en crédito, ahorro y seguros para poblaciones vulnerables. Urge una regulación asimétrica y el impulso del open banking para fomentar una competencia real.

(*) Artículo publicado en la edición 238 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M238.pdf
El Perú ha experimentado una revolución en los pagos digitales. Billeteras móviles como Yape y Plin se han convertido en herramientas de uso cotidiano, incluso en las zonas rurales más alejadas del país. Sin embargo, este notable avance representa solo la punta del iceberg de una inclusión financiera que aún está en deuda con millones de peruanos.
La pregunta central que plantean los expertos es: ¿qué le falta al Perú para lograr una verdadera inclusión financiera? Para Hillmer Reyes, fundador de Platia.app y Latitud Fellow, los pagos son solo una parte de un ecosistema mucho más amplio. “El crédito, ahorro, seguros y otros servicios aún no llegan de manera integral”, sostuvo.
En su análisis, Reyes señaló que las soluciones disponibles hoy son insuficientes para cubrir las necesidades del agricultor rural, del joven sin historial crediticio, del inmigrante venezolano o del adulto mayor. Aunque valora el rol de las billeteras, afirma que “todavía queda mucho camino para cerrar las brechas de acceso en segmentos vulnerables y poco familiarizados con herramientas digitales”.
El diagnóstico es claro: el país ha dado un salto en medios de pago, pero la inclusión financiera profunda –aquella que provee acceso y uso de una gama completa de servicios financieros– sigue siendo una asignatura pendiente.
La sombra de un gigante y la necesidad de competencia
La concentración del mercado es uno de los primeros puntos de alerta. Según cifras de CrediCorp citadas por Reyes, Yape cerró el 2024 con 13.7 millones de usuarios activos, equivalente al 69% de la Población Económicamente Activa (PEA).
“Un logro impresionante, pero que también nos hace muy dependientes de una sola plataforma, con los riesgos sistémicos y de costos al usuario que esto implica”, advirtió el especialista.
La clave, en su opinión, radica en fomentar una competencia real donde las fintech y los actores más pequeños puedan competir, crecer y ganar espacio. Sin esto, se limita la innovación y se perpetúan las asimetrías.
Interoperabilidad: un avance con costos asimétricos
La implementación de la interoperabilidad inmediata entre billeteras por parte del Banco Central de Reserva (BCRP) fue un avance relevante. No obstante, el mecanismo actual de costos se ha convertido en un obstáculo para los jugadores emergentes.
“Las cifras de diciembre de 2024 lo demuestran: el 66.1% de las transferencias se hicieron de Plin hacia Yape y solo el 33.9% en la dirección contraria. Esto generó un mayor costo para Plin y, por extensión, una asimetría todavía más marcada para billeteras emergentes”, explicó Reyes.
La Propuesta: tarifas asimétricas como en telecomunicaciones
Frente a este escenario, el fundador de Platia.app plantea una solución inspirada en el sector de telecomunicaciones. “Cuando Telefónica tenía posición dominante, OSIPTEL aplicó tarifas asimétricas que favorecieron a los competidores pequeños y permitieron equilibrar el mercado. ¿Por qué no replicar un esquema similar en el caso de las transferencias interbancarias?”.
Una política de este tipo, impulsada por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), “daría oxígeno a las fintech y microfinancieras, permitiéndoles desarrollar soluciones para quienes aún están excluidos”, argumentó.
Open Banking: el paradigma que cambia las reglas del juego
Más allá de la interoperabilidad, el siguiente paso fundamental es el open banking. Reyes destacó que este modelo —operativo en más de 60 países— reconoce que “la información financiera pertenece al cliente, no a la entidad”. Con su autorización, un usuario puede compartir automáticamente su historial con cualquier otra institución.
“Imaginemos el impacto: una fintech podría analizar los saldos y movimientos del cliente para darle recomendaciones personalizadas, ayudarle a controlar gastos o conseguir mejores condiciones crediticias”, ilustró sobre el potencial transformador de este sistema.
Barreras regulatorias obsoletas y la nueva infraestructura pública
El análisis también identifica obstáculos heredados que frenan la inclusión, como las “altas tarifas de transferencias en zonas de Única Oferta Bancaria (UOB), que castigan injustamente a los más necesitados” y los “cargos por transferencias interplaza, sin lógica en un mundo de servicios digitales”. La regulación, señala, debe eliminar estas prácticas.
En paralelo, valora el proyecto del BCRP de un sistema de transferencias inmediatas operado directamente por el banco central, previsto para finales de 2026. Este modelo, exitoso en India y Brasil, “promete convertirse en un bien público financiero”. La clave, apunta, será establecer reglas claras y justas que no ahoguen a las entidades pequeñas.
Reyes enfatizó que no todo depende del regulador. Las empresas tienen una responsabilidad crucial. “El principal activo sigue siendo el capital humano especializado, que conoce al cliente y abraza la innovación”, afirmó. Pero este talento debe ir de la mano de la tecnología para lograr eficiencia y mejores experiencias.
Para muchas microfinancieras, mantenerse al día tecnológicamente es un reto. La solución, propone, son las alianzas estratégicas con empresas tecnológicas, aunque advierte: “deben ser cuidadosas para no ceder posiciones estratégicas ni compartir información clave con potenciales competidores”.
El mercado inexplorado: del efectivo a la personalización
Las oportunidades de crecimiento son inmensas. A fines de 2024, el 64% de los pagos minoristas aún se realizaban en efectivo (frente a un 90% en 2022). Esto indica que, si bien los pagos digitales avanzaron, el crédito, ahorro y seguros requieren propuestas radicalmente distintas.
Las microfinancieras, con su “conocimiento cercano de segmentos no bancarizados”, tienen una ventaja única. Ese “capital relacional es su mejor carta para diferenciarse y diseñar soluciones inclusivas”, asegura el experto.
La hoja de ruta: seis frentes para la inclusión
Reyes enumera una agenda prioritaria para los próximos años: 1) Validación de identidad más sencilla; 2) Autenticación biométrica avanzada; 3) Interfaces más intuitivas, incluso con comandos de voz; 4) Productos financieros personalizados; 5) Acompañamiento constante al usuario; y 6) Inmediatez en la entrega de servicios.
Además, la inteligencia artificial se perfila como un factor transformador. “Puede optimizar procesos, mejorar la gestión de riesgos y personalizar la oferta”, señaló. Su recomendación para las microfinancieras es clara: deben prepararse desde ahora para integrar estas tecnologías, muchas veces con el apoyo de empresas tecnológicas especializadas.
La conclusión del análisis es contundente: “La inclusión financiera en el Perú no se alcanzará solo con pagos digitales”. El camino hacia una inclusión real, según Hillmer Reyes, requiere de un ecosistema robusto basado en cuatro pilares: competencia real, regulación inteligente, adopción tecnológica y un rol activo de las empresas en desarrollar soluciones que entiendan y acompañen a los peruanos aún excluidos.
El avance es notable, pero la meta final demanda una estrategia integral y colaborativa.