
- La plata atraviesa uno de los momentos más relevantes de su historia reciente, consolidándose en torno a la zona de 66 dólares por onza, tras haber superado con fuerza resistencias clave que durante años limitaron su avance. En lo que va de 2025, el metal acumula una apreciación superior al 120%, entrando en una fase de descubrimiento de precios que refleja un entorno macroeconómico dominado por tasas de interés a la baja, por una elevada incertidumbre global y por una demanda estructuralmente sólida.
- A diferencia de ciclos anteriores, el repunte actual no se explica únicamente por flujos especulativos. El mercado descuenta recortes acumulados de entre 75 y 100 puntos base en las principales economías hacia 2026, lo que ha reducido significativamente el costo de oportunidad de mantener activos sin rendimiento. Este contexto ha favorecido a los metales preciosos en general, pero la plata ha mostrado una mayor sensibilidad ante los cambios en la liquidez y las expectativas monetarias.
Uno de los principales motores del movimiento alcista es la demanda industrial.
- Se estima que más del 55% del consumo global de plata proviene de usos industriales, con un peso creciente de sectores como las energías renovables, la electrónica avanzada, los centros de datos y los vehículos eléctricos. En particular, la industria solar continúa incrementando su consumo del metal, consolidando una fuente de demanda que no depende del ciclo financiero de corto plazo.
- Del lado de la oferta, el mercado permanece ajustado. La producción minera globalha crecido de forma limitada en los últimos años, mientras que el reciclaje solo cubre una fracción del consumo anual. Este desbalance ha generado déficits consecutivos en el mercado físico y ha reducido los inventarios disponibles, lo que ha amplificado los movimientos de precio ante cualquier repunte adicional de la demanda.
- En comparación con el oro, la plata ha mostrado un desempeño notablemente superior. Mientras el oro acumula avances cercanos al 60–65% en 2025, la plata prácticamente ha duplicado ese rendimiento. Esta divergencia responde a su naturaleza híbrida: actúa como refugio activo en contextos de incertidumbre, pero también se beneficia directamente de la expansión industrial y tecnológica, lo que explica su mayor volatilidad relativa.
- Desde el punto de vista del comportamiento de mercado, el sesgo sigue siendo constructivo, aunque no está exento de correcciones técnicas. Tras alcanzar máximos históricos, se han observado episodios de toma de utilidades de corto plazo; sin embargo, estos retrocesos han sido contenidos, con compradores reapareciendo en zonas cercanas a los 62–64 dólares, lo que refuerza la percepción de una tendencia subyacente sólida.
- De cara a los próximos meses, la atención se centrará en la evolución de las tasas reales, el comportamiento del dólar y la solidez del crecimiento industrial global. Mientras estos factores se mantengan alineados, el mercado podría intentar extender el movimiento hacia niveles psicológicos relevantes como los 70 dólares por onza, consolidando la plata como uno de los activos más destacados del actual ciclo.
En conclusión, la plata no solo está registrando máximos históricos, sino que también está redefiniendo su papel en el mercado de commodities. Con un avance anual superior al 120%, una demanda industrial que representa más de la mitad de su consumo y un entorno monetario cada vez más favorable, el metal combina fundamentos cíclicos y estructurales poco comunes. Aunque la volatilidad seguirá presente, el trasfondo sugiere que el movimiento actual responde más a un cambio de régimen que a un rally pasajero, lo que posiciona a la plata como un protagonista clave de cara a 2026.