En una década, el ecosistema fintech creció de 50 a 237 empresas, impulsado por la interoperabilidad de pagos, la llegada del dinero digital del BCRP y una regulación que, poco a poco, empieza a abrir la puerta a nuevos actores. Sin embargo, el acceso al capital, la educación financiera y la incertidumbre normativa aún frenan su potencial de inclusión.

(*) Artículo publicado en la edición 239 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M239.pdf
El sector fintech en Perú vive un momento de efervescencia sin precedentes. Según el EY FinTech Index 2024, el número de empresas fintech en el país alcanzó las 237 compañías en 2024, lo que representa un crecimiento aproximado del 17% respecto al año anterior. Esta expansión no es casual, sino el resultado de una combinación de factores que incluyen la creciente adopción de pagos digitales, la implementación de políticas de interoperabilidad y la necesidad de servicios financieros más accesibles para una población significativamente subbancarizada.
El crecimiento del sector se ha visto impulsado principalmente por la estrategia de interoperabilidad implementada por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), que ha permitido que los usuarios puedan realizar transferencias entre diferentes billeteras digitales sin importar la entidad financiera a la que pertenezcan. Según el reporte anual del BCRP, esta medida, iniciada en marzo de 2023, ha generado más de 165 millones de transacciones mensuales adicionales, consolidando un ecosistema de pagos digitales que ya procesa más de 347 millones de operaciones mensuales.
De acuerdo con el estudio de EY, los segmentos más dinámicos del sector fintech peruano son pagos y transferencias, que concentran el 25% del total de empresas (60 compañías), seguido por préstamos (23% o 54 empresas) y gestión financiera empresarial (12%). Esta distribución refleja las necesidades prioritarias del mercado peruano, donde el 60% de la población mayor de 18 años tenía una cuenta en el sistema financiero al primer trimestre de 2024, lo que aunque representa un incremento del 2.6% respecto al año anterior, aún deja un espacio significativo para la inclusión financiera digital.
La transformación del ecosistema de pagos ha sido particularmente notable. El Indicador de Pagos Digitales (IPD) del BCRP alcanzó los 442 pagos anuales per cápita en 2024, superando por primera vez el umbral de un pago digital diario por adulto. Este crecimiento del 73% respecto a 2023 ha sido impulsado por la masificación del uso de billeteras digitales como Yape y Plin, que ya procesan 2.8 millones de transacciones diarias, y la expansión del uso de códigos QR, que pasaron de 12.7 millones en diciembre de 2023 a 26.7 millones en diciembre de 2024.
Sin embargo, el crecimiento del sector no ha sido uniforme en todos sus segmentos. Mientras que las empresas de cambio de divisas han experimentado una leve consolidación, pasando de 29 a 27 compañías en 2024, el segmento de financiamiento participativo financiero (crowdfunding) ha mostrado un dinamismo concentrado en pocas plataformas. Según la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), solo una plataforma representa la mayoría del crecimiento en este segmento, con 164 proyectos financiados por un total de S/34.7 millones en el segundo semestre de 2024.
El marco regulatorio peruano ha evolucionado significativamente para adaptarse a esta transformación. El Decreto Legislativo 1665, publicado en septiembre de 2024, modificó la Ley de Pagos de 2009 para otorgar mayores facultades al BCRP en la regulación y supervisión del sistema de pagos, incluyendo la creación de un marco para la iniciación de pagos que permitirá la incorporación de fintech y bigtech al ecosistema.
Moneda digital del BCRP
Uno de los desarrollos más innovadores ha sido el lanzamiento del primer piloto de dinero digital (CBDC, por sus siglas en inglés) por parte del BCRP en octubre de 2024. Implementado en colaboración con Bitel, este proyecto busca facilitar el acceso a medios de pago digitales en zonas con baja bancarización y conectividad limitada. El piloto, que opera bajo una arquitectura híbrida donde el BCRP emite la moneda digital y Bitel actúa como distribuidor, ya cuenta con más de 67,000 usuarios activos y procesa un promedio de 91,000 transacciones diarias.
“El potencial real de una CBDC para resolver los desafíos de inclusión financiera en Perú radica en su capacidad para superar limitaciones que las billeteras digitales comerciales aún no han abordado”, comentó Walter Alvarez, docente de la Carrera de Derecho de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
El experto explicó que, a diferencia de aplicaciones como Yape o Plin, que dependen de la intermediación de cuentas bancarias o tarjetas, una CBDC ofrece acceso directo al dinero digital sin necesidad de un banco. “Esto permite que personas no bancarizadas participen en pagos electrónicos mediante soluciones simples y seguras”, afirmó.
Además, Álvarez resaltó que, al ser emitida por el BCRP, la moneda digital “garantiza confianza y estabilidad, reduciendo la percepción de riesgo que existe en zonas rurales frente a plataformas privadas”. Dos de sus características técnicas más prometedoras son la funcionalidad offline, crucial para operar en áreas con mala conectividad, y los mecanismos de interoperabilidad, que podrían integrar a múltiples actores y evitar la fragmentación actual del ecosistema de pagos.
Sin embargo, el docente de la UARM fue enfático en señalar que el éxito final del proyecto no está garantizado. “Su impacto dependerá de la implementación de incentivos para adopción, educación financiera y alianzas con operadores móviles para asegurar cobertura”, advirtió.
La apuesta de la CBDC es ambiciosa. Según Álvarez, si el proyecto logra escalar más allá de la fase piloto, “podría convertirse en un catalizador para cerrar la brecha del 50% de adultos no bancarizados en Perú (según la ENAHO 2024) y ampliar el acceso a pagos digitales inclusivos”.
Para el docente, la condición para que esto se concrete es que la expansión venga acompañada de “una infraestructura tecnológica robusta y un marco regulatorio que proteja los datos de los usuarios y prevenga eficazmente los fraudes”.
Interoperabilidad
El marco de interoperabilidad ha evolucionado a través de cuatro fases. Las fases 1 y 2, ya implementadas, permitieron la interoperabilidad entre billeteras digitales y la integración de transferencias mediante códigos QR. La fase 3, en desarrollo, incorpora a las empresas emisoras de dinero electrónico (EEDE) al sistema.
Una de las perspectivas regulatorias más ambiciosas es la Fase 4 de la Estrategia de Interoperabilidad, cuyo objetivo es incorporar nuevos actores, incluyendo FinTechs y BigTechs, a través de un modelo de Iniciación de Pagos (PSIP). Para participar, estas entidades deberán registrarse ante el BCRP, demostrar solvencia, y cumplir con estrictos estándares de continuidad y seguridad, entre otros requisitos.
Microcréditos
El sector de préstamos digitales ha mostrado una evolución particularmente interesante. Las fintech especializadas en préstamos han comenzado a consolidarse a través de adquisiciones estratégicas, permitiéndoles ampliar su cartera de clientes y fortalecer su presencia en el mercado. Estas empresas están innovando en productos como microcréditos mediante adelantos de sueldo digitales, préstamos para conductores de aplicaciones de movilidad y soluciones de financiamiento educativo, todo ello apoyado en tecnologías de inteligencia artificial para la evaluación de riesgos crediticios.
La expansión del sector ha sido acompañada de desafíos significativos. El acceso al capital sigue siendo una de las principales barreras para el crecimiento de las fintech peruanas. Según datos de la Asociación Latinoamericana de Capital de Riesgo y Capital Privado (LAVCA), en los primeros tres trimestres de 2024 solo se registraron siete operaciones de inversión por un total de $29 millones, de los cuales $28 millones correspondieron a una sola empresa.
Despierta interés
El atractivo del ecosistema peruano es notable para el capital extranjero. Cerca del 44,2% de las empresas FinTech que operan en Perú provienen del exterior, posicionando al país como un receptor clave de soluciones internacionales, principalmente de Chile, Argentina y Colombia.
El sector de cambio de divisas digitales ha demostrado ser particularmente competitivo. Las fintech especializadas en este segmento ofrecen spreads cambiarios que representan aproximadamente un tercio de los ofrecidos por la banca digital tradicional, con un spread promedio de S/0.027 frente a S/0.080 de la banca, destacó el reporte Sistema Nacional de Pagos y del Sector Fintech en Perú, elaborado por el BCRP.
Esta ventaja competitiva ha impulsado la adopción de estas plataformas, aunque también ha generado respuestas competitivas por parte de la banca tradicional que ha comenzado a ofrecer tipos de cambio más competitivos.
La regulación de activos virtuales representa un área de creciente importancia. Aunque Perú aún no cuenta con una legislación específica para criptoactivos, el Proyecto de Ley 1042-2021-CR, conocido como el Proyecto de Ley Marco de Comercialización de Criptoactivos, se encuentra en debate en el Congreso. Mientras tanto, las empresas que ofrecen servicios con activos virtuales deben registrarse como proveedores de servicios de activos virtuales (PSAV) y cumplir con normas de prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo.
El fenómeno del Open Banking o banca abierta representa una oportunidad significativa para el sector. Aunque Perú aún no ha implementado un marco regulatorio específico para el Open Banking, el BCRP ha estado trabajando con la SBS y el Banco Mundial en una agenda y hoja de ruta para su implementación progresiva. Esta iniciativa permitiría que los usuarios compartan sus datos financieros con terceros de manera segura, facilitando el desarrollo de nuevos productos y servicios financieros personalizados.
La colaboración entre banca tradicional y fintech ha evolucionado de una relación competitiva a una de cooperación estratégica. Las alianzas comerciales entre estas entidades han crecido significativamente, permitiendo la combinación de la infraestructura y experiencia regulatoria de la banca tradicional con la innovación tecnológica y agilidad de las fintech. Estas colaboraciones están facilitando el acceso a servicios financieros para segmentos previamente no atendidos y acelerando el proceso de inclusión financiera.
Finalmente, las perspectivas son optimistas, impulsadas por el enfoque en la inclusión financiera. El BCRP está promoviendo la adopción del estándar de mensajería financiera ISO 20022 y firmó un acuerdo con la Corporación Nacional de Pagos de la India (NIPL) para implementar una plataforma de pagos minoristas similar a la Interfaz de Pagos Unificada (UPI). Estos avances buscan reducir la dependencia del efectivo y asegurar la eficiencia y seguridad de los pagos futuros.