(*) Artículo publicado en la edición 225 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M225.pdf.
La iniciativa de implementar una Moneda Digital del Banco Central (CBDC, por sus siglas en inglés), es un paso fundamental para lograr que más peruanos accedan a los beneficios de los pagos digitales. El proyecto piloto, con la participación de la telco Bitel, está enfocado principalmente en la población no bancarizada, que usa dinero 100% efectivo y tiene acceso limitado a internet.
Aquí analizaremos su impacto y los pasos que siguen, pero antes es importante diferenciarla con otros instrumentos de pago tales como las criptomonedas y el dinero electrónico, así como precisar su relación con las billeteras digitales.
Una moneda digital, a diferencia de una criptomoneda, es dinero soberano pero en formato digital ‘Sol digital’. Será emitida por el Banco Central de Reserva (BCR) para ser usada como medio de pago en la compra de bienes y servicios o para transferencias de fondos entre cuentas de dinero digital, entre otros.
Cuenta con pleno respaldo estatal y los fondos que la respaldan estarían registrados en una cuenta específica en el BCR. Una criptomoneda (como el bitcoin), en cambio, es un activo virtual creado por los privados para pagar, transferir, invertir, etc. Se registran y circulan a través de tecnologías innovadoras como blockchain, un registro descentralizado e inmutable. Su respaldo es la confianza privada, no del Estado.
Por su parte, el dinero electrónico, es dinero de los usuarios almacenado en soportes electrónicos (celulares o tarjetas prepago), asociados a cuentas de dinero electrónico y que también es aceptado como medio de pago y puede ser convertido a dinero en efectivo.
A diferencia de la moneda digital, que nace 100% digital, el dinero electrónico viene del dinero físico y “se carga” digitalmente por un valor igual a los fondos recibidos.
Por otro lado, las billeteras digitales -wallet- son aplicativos en teléfonos móviles que permite hacer pagos y transferencias de manera ágil y segura, a través de instrumentos de pago vinculados a ella, tales como tarjetas de crédito y de débito, cuentas bancarias y tarjetas prepagas.
Las billeteras han tenido un explosivo crecimiento, especialmente en los bancarizados, y el siguiente paso es llegar a población excluida y sin acceso a internet.
Precisamente, el piloto de moneda digital del BCR busca incrementar los niveles de acceso y uso de los pagos digitales y lograr su masificación a nivel nacional. El piloto de un año (prorrogable por uno más) se iniciaría en zonas con menos del 45% de población bancarizada, tales como San Martín, Ayacucho, Huánuco, Apurímac, Ucayali, Cajamarca, Puno y Madre de Dios.
El BCR emitirá el ‘Sol digital’ y los usuarios lo incorporarán en las billeteras de Bitel y desde ahí realizarán sus transacciones. El piloto permitirá obtener información, probar la seguridad y eficiencia del proceso, pero, sobre todo, evaluar el comportamiento de los no bancarizados con relación al tránsito de usar dinero físico a digital. Lo que viene ahora es la suscripción del convenio con Bitel y dar por iniciado el piloto.
El piloto no es la única medida del BCR para masificar los pagos digitales. También está la estrategia de interoperabilidad desplegada por fases con gran éxito, y la alianza suscrita por el BCR con la Corporación de Pagos de la India para implementar un nuevo riel o plataforma de pagos digitales minoristas, adicional a los 2 rieles existentes, que permitirá que proveedores privados ofrezcan la posibilidad de realizar transacciones seguras y eficientes de manera fluida, indistintamente de cuál sea el banco o medio donde el receptor tenga su cuenta.
Esperemos que estas estrategias se consoliden y logren que la industria financiera (y las Fintech especialmente) se preparen para este nuevo escenario de masificación que va a requerir elevar sus estándares con el objetivo de inyectar más confianza y eficiencia en los pagos digitales. Irá reducir el costo para el traslado de efectivo, sobre todo a las zonas más alejadas del territorio nacional, en beneficio de los usuarios del sistema financiero.