
Los precios del petróleo iniciaron la semana con un comportamiento volátil, reflejando la incertidumbre que actualmente domina el mercado energético. Durante la sesión del lunes, tanto el Brent como el West Texas Intermediate (WTI) registraron movimientos mixtos, con avances leves en algunos momentos.
- Sin embargo, el trasfondo sigue siendo bajista, pues ambos referenciales acumulan dos semanas consecutivas de pérdidas. La razón principal es la expectativa de que la oferta global continuará superando la demanda en los próximos meses, en un contexto en el que la producción de la OPEP+ se mantiene elevada y Estados Unidos continúa alcanzando niveles récord de extracción.
La presión también proviene de los inventarios. En Estados Unidos, los datos recientes muestran un incremento de las reservas de crudo, lo que suele indicar una menor necesidad de nuevas compras por parte de las refinerías. Este factor se combina con otro elemento relevante: la cantidad de petróleo almacenado en buques en Asia se ha duplicado, lo que sugiere que la región está recibiendo más crudo del que puede procesar o distribuir de forma rápida. Este exceso de flotación es interpretado por los mercados como una señal clara de debilidad de la demanda.
Paralelamente, la efectividad de las sanciones que Estados Unidos ha impuesto contra las petroleras rusas Rosneft y Lukoil ha sido cuestionada. Aunque las restricciones buscan reducir los ingresos energéticos de Rusia, los flujos comerciales han encontrado vías alternativas. Aun así, se han reportado problemas operativos en algunos campos petroleros, particularmente en Irak, lo que evidencia que el impacto, aunque moderado, existe. Sin embargo, estos episodios no han sido suficientes para revertir la expectativa bajista del mercado global.
En cuanto al consumo, el panorama también es mixto. Por un lado, los analistas señalan que la demanda de combustible se ha visto temporalmente afectada por la cancelación masiva de vuelos en Estados Unidos debido a los retrasos administrativos derivados del cierre del gobierno. Este evento redujo momentáneamente el consumo de combustible de aviación, aunque se considera un factor transitorio y no representativo de la tendencia general.
En el ámbito político, el avance legislativo para poner fin al cierre del gobierno estadounidense ha respaldado ligeramente el apetito por el riesgo entre los inversionistas. Una resolución definitiva del conflicto fiscal permitiría avanzar con claridad en la publicación de datos macroeconómicos atrasados, lo que ayudaría a los mercados a recalibrar sus expectativas sobre el crecimiento, la inflación y las tasas de interés. No obstante, este impulso positivo ha sido moderado, dado que las preocupaciones sobre la oferta abundante siguen siendo el factor dominante.
Por otro lado, la actividad manufacturera global continúa mostrando señales de desaceleración, especialmente en Europa y Asia. Estos sectores son intensivos en el consumo energético, por lo que una actividad industrial menor implica un freno a la demanda de petróleo. Además, la transición hacia energías renovables y la electrificación del transporte, si bien progresiva y desigual entre regiones, están comenzando a modificar las proyecciones estructurales del mercado energético a mediano plazo.
A nivel técnico, los precios se encuentran en zonas sensibles. Algunos analistas consideran que, si el Brent rompe de forma sostenida niveles cercanos a los 63 dólares por barril, podría acelerarse una caída hacia nuevos mínimos del año, mientras que para el WTI la zona de 60 dólares se mantiene como un soporte psicológico clave. Sin un catalizador claro que reduzca la oferta o impulse significativamente la demanda, la probabilidad de una extensión del sesgo bajista se mantiene elevada.
En conclusión, el mercado petrolero se encuentra atrapado en una dinámica en la que la oferta excedente y la desaceleración de la demanda pesan más que los factores de riesgo o los eventos temporales. Aunque persisten elementos que pueden generar repuntes puntuales, como acuerdos políticos o problemas operativos aislados, la tendencia dominante sigue orientándose hacia una presión a la baja de los precios. Para que el mercado retome una trayectoria más equilibrada, será necesario observar recortes efectivos en la producción o señales más sólidas de una recuperación económica global.