Roberto Chang, economista peruano especializado en macroeconomía internacional, política monetaria y cambiaria, y crisis financieras, explica a Microfinanzas la forma demagógica en la que se usan las cifras de la desigualdad en el Perú para atacar al modelo económico que ha permitido la reducción de la pobreza.
* El Coeficiente de Gini es el indicador más utilizado para medir los niveles de desigualdad de ingresos o concentración de la riqueza en una economía. Este coeficiente es un número expresado entre 0 y 1, donde 0 corresponde con la perfecta igualdad, es decir, todos tienen los mismos ingresos, y 1 corresponde a la perfecta desigualdad, es decir, una sola persona tiene todos los ingresos. Dado que en todos los países existe cierta desigualdad, una mejor situación es cuando este indicador tiende a 0.
Tras las violentas protestas en el país y las demandas políticas detrás de estas, se insiste en cuestionar y se pretende cambiar el modelo económico usando para ello cifras de la desigualdad en el Perú …
Partamos por los hechos. Mucha gente critica que el modelo económico no ha tenido impacto en la reducción de la desigualdad. Sin embargo, si miramos la evolución del Gini del Banco Mundial que existe para el periodo de 1997-2020 no hay discusión del impacto favorable que ha tenido el modelo económico. Es decir, el modelo ha significado una reducción pasmosa del Coeficiente de Gini. Sin embargo, la pandemia afectó esa mejora.
Uno puede criticar los datos, pero todas las estadísticas confluyen en lo mismo, la desigualdad del Perú se ha venido reduciendo gracias al modelo económico.
Lo mismo ocurre para el caso de la pobreza. Según los datos del Banco Mundial, la tasa de incidencia de la pobreza en el Perú [medida sobre la base de un gasto por habitante de US$1,90 por día, en términos de paridad de poder adquisitivo del 2011] pasó de 19,3% en el 2000 a solo 3% en el 2019. Es decir, la incidencia de la pobreza monetaria, bajo esa línea, había prácticamente desaparecido.
Hay gente que dice que este nivel se duplicó en el 2020 con la COVID-19, lo cual es cierto. Pero, se dobló de un nivel de 3% a casi 6%, que todavía si uno lo ve en la tendencia de mediano plazo, podemos decir que la COVID-19 ha significado un retroceso, pero un retroceso muy pequeño en términos de lo que se consiguió con el modelo económico en estos 25 años.
¿El crecimiento económico y la disminución de la desigualdad están correlacionados, es decir, si el primero mejora la segunda también lo hace?
Hay varias perspectivas sobre lo que planteas. No es difícil pensar en situaciones en las cuales el crecimiento y la distribución vayan en sentidos opuestos temporalmente. Por ejemplo, mucha de la literatura de crecimiento y desigualdad empezó con las observaciones empíricas de la llamada Curva de Kuznets [representación gráfica de una hipótesis planteada por el economista Simon Kuznets].
La hipótesis de Kuznets es que cuando un país comienza a desarrollarse el crecimiento aumenta y la desigualdad también. Después, cuando el país se desarrolla en un nivel más grande, la desigualdad empieza a caer. Esa ha sido la experiencia de los países europeos.
Kuznets suscitó una serie de investigaciones que fueron muy importantes. Por ejemplo, el modelo de desarrollo del economista Arthur Lewis. Este modelo dice que un país se desarrolla cuando se mueve gente de un sector tradicional poco productivo a un sector más moderno y productivo. Es decir, intuitivamente, cuando el país empieza a desarrollarse la desigualdad va a aumentar porque no todos se mueven al mismo tiempo. Pero es una consecuencia natural del desarrollo.
¿Eso significa que el crecimiento económico del Perú puede haber traído desigualdad?
No, no estoy diciendo que la relación entre crecimiento y desigualdad siempre haya sido así, pero, en general, uno puede pensar que en situaciones y procesos en los cuales un país se desarrolla, lo cual es bueno en el largo plazo, la transición puede llevar a un aumento de la desigualdad.
Habiendo dicho esto, la literatura más reciente y estoy hablando de la que se ha desarrollado en los años noventa, encontró que, en general, el crecimiento usualmente está acompañado de mejoras en la distribución del ingreso.
Una de las preguntas importantes es ¿cuál es el mecanismo de causalidad? Es decir, ¿el crecimiento puede significar que haya más equidad o al revés, la existencia de más equidad puede significar que haya más crecimiento? Creo que hay algo de las dos cosas. Es decir, es posible que haya elementos comunes que afectan a su vez al crecimiento y a la equidad.
Inclusión financiera
¿Por ejemplo?
Un ejemplo de estos elementos comunes puede ser la inclusión financiera. Es decir, en un país con muchos problemas para que la gente sea incluida en el sector financiero llevará a que pocos tengan acceso al crédito. Esto generará un crecimiento bajo de la economía y, por ende, desigualdad.
Entonces, en la medida que el sistema financiero se desarrolle más y las fricciones financieras sean menores, habrá más gente que tenga acceso al crédito y, en consecuencia, habrá un mayor crecimiento y, a su vez, una mayor equidad.
Otro ejemplo es el factor político. Es decir, supongamos que un país tiene mucha desintegración política relacionada con la fragmentación, polarización, etc. Usualmente, esto se va a traducir en coeficientes de desigualdad grandes y, a su vez, los problemas van a llevar a que haya un crecimiento bajo.
Por otro lado, en términos empíricos, parte de la relación entre crecimiento y distribución del ingreso en el Perú también se debe a políticas de intervención del Estado. Es decir, una buena parte de las mejoras en la situación de las personas más pobres se ha debido a programas acertados de transferencias, que fueron posibles por las mejoras en el crecimiento económico.
¿Es posible seguir reduciendo la desigualdad en el Perú?
Sí, todavía queda mucho por hacer. En el Perú todavía hay sectores que tienen ingresos y riqueza muy bajos con respecto a lo que podrían tener. Sin embargo, este es un problema político que tiene que ver con la consideración de las distintas narrativas que hay acerca de la relación entre crecimiento y distribución y cuáles son las soluciones al problema.
Una afirmación como la que se hace de que hay que preocuparse más por la distribución que del crecimiento para mi tiene poco sentido, porque nos podría llevar a una peor situación de la equidad.
Un ejemplo interesante es lo que ha pasado en la distribución del ingreso en momentos de catástrofe nacional. De acuerdo con los datos estimados por el economista Bruno Seminario, el Coeficiente de Gini ha aumentado secularmente desde 1790.
Y los mejores momentos de caída del Gini [que conlleva a una mejora en la equidad] fueron después de la independencia, porque detrás hubo una guerra, en la Guerra con Chile y durante la Segunda Guerra Mundial.
Es decir, usualmente, los mejores momentos de la redistribución del ingreso en el Perú han sido en las grandes catástrofes nacionales. Gracias a estas, todos fuimos iguales, pero en términos de pobreza y no de riqueza. Por eso digo que hay mucha demagogia en esta discusión. Hay que tener mucho cuidado.
Inversión privada
En el Perú se espera un menor crecimiento de la economía para este año debido, sobre todo, al deterioro de la inversión privada, ¿qué consecuencias puede traernos sobre la desigualdad en el futuro si no se revierte esta situación de la inversión?
Es vital darse cuenta de las consecuencias de este problema. La estabilidad económica del Perú es pasmosa en cierto sentido. Es decir, si uno mira el comportamiento de la inflación, el tipo de cambio, los flujos financieros, etc., uno observa mucha estabilidad. De eso no hay duda.
El Banco Central de Reserva (BCR) ha cumplido un rol estabilizador, pero la estabilidad no es sinónimo de desarrollo económico. La estabilidad solo significa que no pasa nada.
En el mediano plazo, lo que va a determinar si los peruanos van a progresar o no, en gran parte, va a ser el crecimiento y la inversión, es decir, la creación de nuevas empresas, nuevas industrias, etc. Y eso está virtualmente paralizado. Se paralizó con el gobierno desastroso de Pedro Castillo y hasta ahora la cosa no se ha recuperado.
Y, en la medida que los problemas políticos no se superen, no hay perspectivas muy claras acerca de lo que va a pasar en el Perú. Una posibilidad es que la presidenta Dina Boluarte se mantenga hasta el fin de su mandato constitucional, pero hasta el momento parece ser una solución estable que no promete nada. El Gobierno está virtualmente paralizado y eso significa 3 o 4 años más de un país que está perdiendo muchas oportunidades.
¿Qué oportunidades está perdiendo el Perú?
La inversión privada en minería ha sido cero en un contexto en el cual un país como el Perú podría aprovechar para crecer, atraer inversión, etc.
Puedo mencionar un montón de posibilidades y, por ejemplo, una posibilidad obvia es el hecho de que el Perú es uno de los mayores productores de cobre, y esta materia prima va a ser un insumo fundamental para la transición hacia una economía más verde. Por ejemplo, la demanda por cobre va a seguir subiendo porque hay mucho impulso para la transición a automóviles eléctricos. Sin embargo, esa oportunidad el Perú la está desperdiciando.
Lo que quiero enfatizar es que estamos dejando pasar grandes oportunidades para aumentar la inversión, seguir creciendo, etc. Ese costo solo se aprecia con los años. No es ahora cuando la gente se va a dar cuenta que estamos creciendo a 2%. En 10 años, se van a dar cuenta que la diferencia entre crecer a 2% y a 5% es muy grande.