El gerente del Área de Estudios Económicos del BCP, Carlos Prieto Balbuena, advirtió que la economía peruana no sólo está en recesión, sino que ha ingresado a la fase contractiva del ciclo económico de la cual será difícil salir si el Gobierno no destraba y acelera proyectos de inversión que permitan que el PBI crezca 4% o 5% anual.
Tal como se esperaba, la economía peruana cayó en el 2023, después de 25 años de crecimiento, excluyendo el 2020 cuando retrocedió 11% por el impacto de la pandemia de la COVID-19. Las últimas proyecciones del Banco de Crédito del Perú (BCP) muestran una caída de 0,5%, tasa similar a la que estimó el Banco Central de Reserva (BCR) en su último Reporte de Inflación.
No es sólo esta caída anual lo que preocupa, el problema es que sumarían 4 trimestres consecutivos de un Producto Bruto Interno (PBI) con tasas negativas. Por ello, no sólo se habla de recesión económica, sino que habríamos ingresado a una fase contractiva del ciclo económico de la cual es más difícil salir, advirtió Carlos Prieto Balbuena, gerente del Área de Estudios Económicos del BCP.
“En el 2023 vimos una multiplicidad de choques que han llevado a la economía peruana a una recesión, a la fase contractiva del ciclo económico. Hasta octubre del 2023, ya eran 3 trimestres consecutivos con caídas del PBI; en noviembre también debe haber caído (en octubre cayó 0,8%), asimismo, en el cuarto trimestre”, precisó durante la presentación del Reporte Trimestral de Estudios Económicos del BCP.
Factores
Detalló que son varios los factores que explican esta recesión de la economía peruana en el 2023: las violentas protestas de principios de año; los eventos climáticos como Yaku y El Niño cuyo pronóstico de magnitud fue variando desde ‘No activo’ hasta ‘Fuerte’ para el trimestre agosto-octubre y su impacto principal, que en 25 años será el peor para la pesca de anchoveta y en 30 años el peor para el sector agrícola.
Al impacto negativo en el sector agrícola también contribuyeron otros problemas, como la falta de disponibilidad de fertilizantes y la sequía en el sur del país. El BCP coincidió con el BCR en que entre ambos choques se ha restado 2 puntos porcentuales al crecimiento de la economía peruana durante el 2023.
Sin embargo, Prieto consideró que hubo otros factores adversos como la inflación que acumuló, entre el 2021 y 2023, un alza de casi 20%, mientras que la inflación de alimentos fue mayor (30%) en este periodo, lo cual erosiona la capacidad adquisitiva del consumidor.
Detalló que otro factor en jugó en contra del crecimiento económico es el agotamiento de los estímulos económicos que se dieron por la pandemia, como los bonos para consumo y las medidas de reactivación gubernamentales, que ocasionaron un repunte de actividades como la auto construcción en el 2021 y 2022 y que, al agotarse el estímulo, produjo una contracción de dicha actividad en el 2023. “También jugó en contra del crecimiento económico el entorno político negativo que tenemos”, agregó.
Fase contractiva
Advirtió que debido a esos factores negativos que impactaron en la economía del país hemos ingresado a la fase contractiva del ciclo económico, que se caracteriza por una demanda con un nivel por debajo de lo esperado por el mercado y con tendencia a la baja.
Ello ocasiona un aumento de inventarios por parte de las empresas y una caída en los niveles de producción y del PBI; cae la confianza, se produce un ajuste de costos y caen las expectativas de inversión y de contratación (empleo), señaló.
Dijo que otra característica de esta fase contractiva es que aumenta la morosidad en el pago de préstamos bancarios y se dan condiciones más estrictas para nuevos créditos. Frente a ello, se lanzan políticas contra cíclicas, es decir, el BCR disminuye su tasa de interés de referencia y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) impulsa políticas de estímulo a la inversión.
Pobreza
Un factor que también afecta a la actividad económica, y que está detrás de la fase contractiva del ciclo económico, es el deterioro de los salarios en términos reales, es decir, descontada la inflación.
Prieto remarcó que, comparado con Colombia, los salarios en Perú, en los sectores formal e informal, en el tercer trimestre del 2023, están muy por debajo (-13,2%) del nivel prepandemia, a diferencia de Colombia que ya superó ese nivel (7,1% más).
Igualmente, si se compara con Chile, el salario real del sector formal de Perú está 7% por debajo del nivel del mismo período del 2019, mientras que en Chile ya superó en 2% ese nivel. Cabe indicar que tanto en Perú como en Chile el PBI está en niveles superiores al del período prepandemia.
“Lamentablemente, en el Perú la tasa de pobreza va camino al 30%, cuando en la prepandemia estaba en alrededor de 20%, mientras que en Chile y Colombia la pobreza ha vuelto a los niveles prepandemia”, subrayó.
La pregunta es por qué la pobreza y salarios en Perú no han vuelto al nivel prepandemia. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pobreza monetaria bajó de 42,4% en el 2007 a 20,2% en el 2019, subió a 30,1% en el 2020 por el impacto de la pandemia. Posteriormente, bajó a 25,9% en el 2021 y volvió a subir a 27,5% en el 2022.
Parte de este incremento se explica por los bajos niveles de crecimiento del PBI y la caída de la inversión privada, que se han visto afectados principalmente por la inestabilidad política.
Prieto consideró que la pobreza monetaria en el Perú habría llegado a cerca de 30% en el 2023 y, si el impacto del Fenómeno de El Niño (FEN) en el 2024 es severo, puede sobrepasar el 30%.
Consumo privado
Señaló que el aumento de la pobreza en el país se refleja en los menores niveles del consumo privado. De acuerdo con las últimas proyecciones del BCR, este indicador prácticamente se estancó en el 2023 (0,2% de crecimiento esperado frente al 1,2% que proyectó en septiembre y mucho menor que el 3% que tuvo en el 2022).
Explicó que el consumo privado (un 65% del PBI) está bajo porque tenemos 10 puntos porcentuales más de pobreza que hace 4 años. “Para reducir la pobreza necesitamos altas tasas de crecimiento y altas tasas de generación de empleo de calidad, lo que supone más inversión privada”, subrayó.
¿Qué está haciendo mal Perú en relación con Colombia y Chile que ya recuperaron sus niveles de salarios reales prepandemia, mientras que Perú no recupera esos niveles aun cuando ha tenido menos inflación acumulada que esos países en el período 2021-2023?, se preguntó.
“No es un tema de inflación (el que los salarios reales estén bajos en el Perú), es el bajo crecimiento del PBI causado por esa multiplicidad de choques; y, definitivamente, la parte política genera un costo de oportunidad perdido que no es menor. Ese 8% del PBI que se fue del país en capitales (unos US$21.000 millones tras la elección de Pedro Castillo en el 2021, y en el 2022) no regresó, cuando debió haber estado generando inversión y empleo”, lamentó.
Perspectivas
Para Prieto, se debe distinguir entre ciclo económico y PBI potencial, y todos los factores adversos señalados están llevando a que cada vez el PBI potencial sea menor, que ahora está entre 2% y 2,5%.
“Necesitamos obsesionarnos con un Perú que crezca al menos 4% o 5%. Más allá de El Niño, tenemos un problema de crecimiento del PBI potencial muy bajo: entre 2% y 2,5%. Este país debería estar creciendo a 4% o 5% por lo menos una o 2 décadas para que se sienta efectivamente la reducción de la pobreza, la movilidad social y expansión de la clase media”, resaltó.
Agregó que al mal desempeño que tuvo la economía peruana en el 2023, se suma que los últimos indicadores analizados no apuntan todavía hacia una recuperación generalizada de la economía.
Por ejemplo, si bien el indicador de demanda de energía eléctrica (que refleja el dinamismo de las actividades productivas) muestra una mejora en diciembre (un ligero crecimiento de 1,2%), si se quita la demanda de energía del sector minero el incremento fue bastante débil (0,4%). Asimismo, el despacho local de cemento todavía muestra una caída de 2 dígitos (-12,3% en noviembre del 2023 respecto al mismo mes del 2022).
El BCP proyecta para el 2024 un crecimiento económico de 2%, pero Prieto consideró que la recuperación será gradual y con alta incertidumbre. “Esperamos un rebote gradual hacia 2% como escenario base, pero con un nivel de incertidumbre importante, dependiendo del impacto que pueda tener el FEN en el primer trimestre”, acotó.El BCR proyectó en su último Reporte de Inflación un crecimiento de 3% de la economía peruana en el 2024.
Factores a favor
“Entre los ‘drivers’ para el rebote esperado de 2% en el 2024, el primero, a pesar de la desaceleración esperada de la economía de los principales socios económicos del Perú, como Estados Unidos y China, es que se va a mantener un precio favorable para el cobre. Esperamos un precio de alrededor de US$3,85 la libra o incluso más, en el 2024”, dijo Prieto.
Otro factor a favor sería que, a medida que se disipe el FEN, desde la magnitud ‘Fuerte’ que hubo el 2023, hacia ‘Moderada’ o ‘Débil’, debería rebotar la producción de los sectores pesca y agropecuario a partir del segundo trimestre del 2024.
“La inflación felizmente está descendiendo, (en el 2023 cerró en 3,24% muy cerca del rango alto de la meta (de 1% a 3%) y en el 2024 debe estar cómodamente dentro de dicho rango meta”, comentó.
También opinó que juegan a favor de un rebote de 2%, las políticas económicas contra cíclicas (fiscal y monetaria) que podrían tener efectos positivos durante el ciclo, ya que suelen tenerlos en forma rezagada.
“El BCR ha empezado a bajar su tasa de interés de referencia y sus efectos se sentirán con mayor amplitud en el 2024, al igual que las políticas de impulso fiscal”, acotó.
Asimismo, podrían impulsar el crecimiento la ejecución y aceleración de algunos proyectos de inversión, como la culminación de obras en el megapuerto de Chancay y el nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez, entre otros.
“Ojalá se puedan destrabar algunos proyectos y entren en ejecución, como el de irrigación Chavimochic. También que se puedan acelerar proyectos mineros que aprovechen el alto precio del cobre”, manifestó.
Remarcó que estos son los factores que apuntan hacia un crecimiento gradual de alrededor de 2% en el 2024, sin embargo, esta tasa es magra porque está por debajo del crecimiento promedio de 2,4% que tuvo Perú entre el 2014 y 2019.
FEN débil
Para Prieto, es factible que el rebote de la economía peruana esté más cerca de 3% siempre y cuando el FEN tenga características débiles en el 2024 o que no haya.
“Si se debilita en los próximos meses, la probabilidad de que el PBI crezca 3% aumenta, pero no es el escenario base ahora. El escenario base es que, de acuerdo con la última información de la Comisión Multisectorial Encargada del Estudio Nacional del FEN (Enfen), la probabilidad de que El Niño sea débil es de 20%, y de que no haya es de 3%”, precisó.
La última información (al 19 de diciembre), sobre anomalías en la temperatura del mar, indica que hubo un descenso, pero en las últimas semanas ha aumentado.
“Sigue siendo incierto y no se puede afirmar que El Niño será débil o que no habrá. Nuestras proyecciones están considerando un escenario de un Niño moderado (que tiene 54% de probabilidad de ocurrencia). Esperemos que siga bajando la probabilidad de un Niño fuerte (que ahora está en 22%)”, dijo.
Si la probabilidad de un Niño fuerte vuelve a subir (en octubre del 2023 llegó a 50%), haría que el rebote de 2% del PBI para el 2024 tenga riesgo a la baja, ya que un Niño muy destructivo profundizaría la fase contractiva del ciclo económico en el que la demanda seguiría por debajo de lo esperado por el mercado, advirtió.
Primer trimestre
Prieto afirmó que hay mucha incertidumbre sobre la posibilidad de que el PBI crezca en el verano porque dependerá del FEN. “El mayor factor de incertidumbre lo tenemos concentrado en el primer trimestre. Si El Niño se disipa y llega con un impacto leve, tendríamos registros positivos del PBI en el primer trimestre; pero si termina siendo un evento fuerte y muy destructivo, profundizaría la fase contractiva del ciclo económico”, explicó.
Aclaró que, si bien la base de comparación estadística va a ayudar para un rebote del PBI en el verano, porque en el primer trimestre del 2023 cayó 0,4%, crecer a una tasa de 2% anual es insuficiente para las necesidades del Perú.
“No debiésemos buscar solamente un rebote estadístico sino ir mucho más allá. Al final, para revertir la pobreza que está camino al 30% de la población, y los salarios reales no recuperan sus niveles prepandemia, no necesitamos un crecimiento de 2%, la economía debería crecer 4% o 5%”, remarcó.
Agregó que un crecimiento de 2% y un crecimiento potencial del PBI de 2,5% es completamente insuficiente para el Perú que tiene condiciones para crecer mucho más, como las macroeconómicas que son mejores que el promedio de la región, bajo nivel de duda pública, altas reservas internacionales, inflación que regresa al rango meta, un tipo de cambio menos volátil, alto precio del cobre, entre otros.
BCP espera que inflación en el 2024 esté en 2,8%, debajo del promedio del período 2003–2019
El Perú va a ser el primer país en la región, incluso en el mundo, donde la inflación volverá al rango meta (así como la inflación Core – sin alimentos y energía), afirmó Carlos Prieto Balbuena, gerente del Área de Estudios Económicos del BCP.
Recordó que el Banco Central de Reserva (BCR) ha bajado su tasa de interés de referencia en 100 puntos básicos, desde 7,75% en septiembre a 6,75% en diciembre del 2023, en un contexto en el que la inflación claramente está cayendo.
Esta reducción se dejará sentir en la recuperación gradual de la capacidad adquisitiva del consumidor, y las reducciones de la tasa de referencia del BCR tendrán efectos positivos en la actividad económica del 2024, señaló.
“Esperamos que para el 2024 la inflación esté incluso debajo del promedio observado en el período 2003–2019, de 2,8%. Nuestra proyección es en torno a 2,5% y una inflación Core en torno a 2%”, precisó. El BCP también espera que las rebajas de la tasa de referencia del BCR continúen en el 2024, pero no cree que se alcance la tasa de interés nominal promedio de 3,67% que hubo entre el 2003 y 2019.
“En el 2024 nos quedaríamos con una tasa de alrededor de 5%, quizás entre 4,5% y 5%. El BCR tendrá que sopesar 3 factores: la recesión de la economía, el impacto del Fenómeno de El Niño (FEN) y las rebajas de tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos”, acotó Prieto.
Tipo de cambio
En cuanto al dólar, sostuvo que en el 2024 su cotización dependerá de 2 grandes fuerzas: la fortaleza de las cuentas externas del Perú y el diferencial de tasas de interés del BCR y la Fed.
“No sabemos cuál será el tipo de cambio, pero los fundamentos de la economía peruana nos dicen que tendremos sólidas cuentas externas (alto superávit comercial en torno a US$14.000 millones, bajo déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos y buen precio del cobre) por lo que, aun cuando habrá volatilidad, el tipo de cambio será mucho menor que el de las monedas de países pares”, dijo.
Prieto consideró que estará entre S/3,60 y S/3,80 y, hacia fines del 2024, en alrededor de S/3,75. “Nadie puede saber dónde estará el tipo de cambio, pero estará relativamente estable”, comentó.
Más que anuncios hay que destrabar proyectos y buscar inversión privada
Para que la economía peruana crezca se requieren altas tasas de inversión, principalmente privada, pero está cayendo. Según el Banco Central de Reserva (BCR), cayó 0,4% en el 2022 y 7,3% en el 2023, mayor a lo esperado en septiembre pasado (-5,3%). Para el 2024, prevé una ligera recuperación de 1,8%.
Carlos Prieto Balbuena, gerente del Área de Estudios Económicos del BCP, estimó que en el 2024 la inversión privada se recuperaría ligeramente, pero hay que diferenciar entre sus componentes, ya que la que más ha caído es la minera.
“La caída de la inversión minera en el 2023 era previsible puesto que no todos los años se puede dar una inversión como la de Quellaveco (unos US$5.000 millones)”, dijo. Según el BCR, la inversión minera cayó 14,1% en el 2023 y crecería 5,1% en el 2024; por su parte, la inversión no minera cayó 3,7% y crecería 0,7%, respectivamente.
“Debemos esperar que Perú tome ventaja del precio favorable del cobre ya que, al estar transitando el mundo hacia una economía global verde (ecológica), su demanda seguirá aumentando. Es una ventana de oportunidad que debemos aprovechar, producimos menos de la mitad de lo que produce Chile y por eso el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de Chile es el doble que el de Perú”, subrayó.
En contra
Sin embargo, dijo que hay factores que frenan la inversión privada en el Perú y que deberían superarse, a través de la mejora en las expectativas de los inversionistas, para retomar sus altas tasas de crecimiento.
“Más que anuncios, se necesita destrabes concretos de proyectos de inversión. Que entren a fase de inversión y de ejecución proyectos como Chavimochic 3; o que proyectos que están más cerca de iniciar su etapa de inversión, como la ampliación de Antamina con casi US$2.000 millones de inversión o Zafranal con casi US$1.500 millones, en vez de iniciar su ejecución en el 2025 comiencen al menos en la segunda mitad del 2024. Aquí el Gobierno tiene que acelerar una serie de procedimientos”, alertó.
Lamentó que ejecutar proyectos de inversión en el Perú toma mucho más tiempo porque se tienen que aprobar un mayor número de procedimientos que en otros países que compiten con Perú en el sector minero, como Chile, Australia o Canadá.
“Debemos tener una visión mucho más proactiva, no esperar a que los inversionistas vengan sino irlos a buscar; no en reuniones generales, sino en reuniones específicas donde se precise cómo destrabamos los proyectos, cómo hacemos que Perú tome ventaja del alto precio del cobre”, acotó.
Otros sectores
Más allá de la minería, Prieto dijo que Perú tiene enormes potencialidades para la inversión privada que no se aprovechan. Por ejemplo, los call center que prefieren instalarse en Colombia, y la industria exportadora de camarones de US$8.000 millones al año que tiene Ecuador, que posee una zona geográfica similar a la de Tumbes o Piura.
“Las razones por las que esas inversiones no vienen al Perú la tienen que precisar los expertos. Pueden ser temas laborales ya que la legislación laboral peruana es la más estricta de la región y del mundo, y eso inhibe a que la inversión venga al Perú”, detalló para el caso de los call center.
También dijo que puede ser un tema de suministro de energía eléctrica para las plantas procesadoras de camarón, que en Piura o Tumbes es irregular y no cumple los estándares internacionales.
“Eso lo deberán decir los expertos, pero hay que ser mucho más proactivos para atraer la inversión privada al país. Hay que destrabar cosas concretas e ir hacia los inversionistas para ver qué necesitan para que vengan al Perú”, agregó.
Finalmente, señaló que debemos tener una obsesión por atraer la inversión privada con temas concretos, no anuncios generales, sino medidas para que empiecen a ejecutarse en el 2024. “Esa es la única manera de recuperar las expectativas y tener mayores niveles de inversión privada en el 2024 y 2025”.