
- Hace aproximadamente dos décadas, cuando fundamos esta revista, el sector microfinanciero peruano era un territorio de sueños incipientes y esfuerzos titánicos, un nicho que operaba más con la convicción del corazón que con el reflejo de los grandes titulares. Éramos, en muchos sentidos, dos realidades paralelas y emergentes: un sector que luchaba por ganarse un espacio en la economía nacional y una publicación que nacía con la misión de contarlo. Hoy, al mirar atrás, siento una profunda nostalgia y un orgullo aún mayor al ver que nuestro crecimiento ha sido un espejo, un viaje compartido lleno de aprendizajes y reinvenciones.
Recuerdo esos primeros años, visitando las cajas municipales e incluso las rurales en ciudades y pueblos alejados. Éramos testigos de cómo un pequeño crédito podía cambiar el destino de una familia emprendedora. En esas páginas impresas, aún con el olor a tinta fresca, comenzamos a visibilizar esas historias de esfuerzo. No solo informábamos; éramos parte de un movimiento silencioso pero poderoso que construía inclusión financiera ladrillo a ladrillo. Juntos, el sector y esta revista, dejamos de ser la nota al pie para convertirnos en un capítulo esencial de la economía peruana.
- Luego, llegó 2019 y el mundo se detuvo. La pandemia nos obligó a una pausa forzosa, pero también a un salto cuántico. Fue un momento de verdad. Mientras las entidades microfinancieras, con una agilidad admirable, incorporaban herramientas digitales para evaluar créditos y atender a sus clientes a distancia, en Microfinanzas tomamos la decisión más audaz de nuestra historia: abrazar el futuro sin red de seguridad. Fuimos de los primeros, quizás el primero, en apostarlo todo a lo digital. Dejamos atrás la seguridad de lo impreso para lanzarnos al universo digital, y no nos equivocamos. Hoy, en 2025, nuestras ediciones digitales superan el millón y medio de descargas mensuales. Y qué orgullo personal ver cómo Microfinanzas TV, dirigida con el talento y la visión de mi esposa Neysi, se convirtió en la nueva ventana para contar las historias humanas detrás de las cifras.
- Fue hermoso ver cómo, en esa reinvención, nuestro propósito se mantuvo intacto. Mientras las cajas, cooperativas y las nacientes fintech se digitalizaban para ser más eficientes, nosotros innovábamos para seguir siendo su megáfono, su espacio de reflexión y su conexión con el mundo. El objetivo siempre fue, y sigue siendo, el mismo: contribuir a que más peruanos y peruanas tengan la oportunidad de cumplir sus sueños a través de un apoyo financiero oportuno.
- Hoy, el panorama es distinto. El sector microfinanciero peruano ya no es ese nicho discreto; se ha convertido en un ecosistema vibrante y atractivo, hasta para los grandes bancos que ahora pujan por entrar. Es un signo de madurez, de éxito colectivo. Y en medio de este bullente escenario, Microfinanzas sigue ahí, con el mismo compromiso inquebrantable de estar donde se escribe la noticia.
- Por eso, en las próximas semanas, estaremos en Miami, cubriendo la 59ª Asamblea Anual de FELABAN y el Foro FinnLAC 2025, eventos que reunirán a los líderes globales de la banca para debatir, justamente, sobre el futuro de la inclusión financiera. Pero, al mismo tiempo, en el escenario local se realizará el CIM Iquitos 2025, lo que refleja la vitalidad de nuestro mercado local.
historia que comenzamos hace veinte años está lejos de terminar. Sigue en cada emprendedor que recibe un crédito, en cada entidad que innova y, humildemente, en cada reportaje que publicamos. El viaje continúa, y es un honor seguir recorriéndolo a su lado.