SEA ALTAMENTE EFECTIVO EN GESTIÓN EMPRESARIAL
LEYENDA: La proactividad es fundamental para tener una adecuada visión de futuro compartida en la vida.
La proactividad es la principal gestora del éxito en los negocios
Por Gary Salazar Paz / LIMA
El profesor Stephen Covey en su clásico libro “Siete hábitos de la gente altamente efectiva” recomienda que la proactividad es la clave para una correcta visión de futuro y comprensión del entorno personal y empresarial, pilares fundamentales del éxito en la vida.
¿Cómo aplicar el principio de proactividad para ser altamente efectivo(a) en la vida? En primer lugar, debemos entender que la proactividad es un hábito. Desde esta perspectiva, aprendemos que es posible crear y destruir nuestros hábitos.
La autoconciencia nos permite distanciarnos y examinar incluso el modo en que nos vemos. Podemos examinar nuestros paradigmas para determinar si son principios basados en la realidad o están en función a condicionamientos y condiciones. En la mayor parte de los casos, las personas tienen paradigmas que otros le han creado y ellos mismos lo han creído.
Muchas veces somos lo que nos dice el “espejo social”. Es decir, somos el reflejo de los paradigmas, opiniones y percepciones de los demás y ello no nos proporciona un reflejo correcto de lo que somos. Creemos que no vamos a lograr metas porque son “difíciles”, “hay muchos obstáculos” y “puede costarnos muy caro”.
Mi hijo se sorprende que yo haga varias cosas a la vez. Y siempre le digo lo mismo. Aprendí a ser proactivo y pensar siempre en positivo. Ese aprendizaje es un proceso y vale la pena hacerlo.
En nuestras vidas, es muy probable que seamos lo que el entorno nos ha comunicado. “Soy así, porque así nací”, “nadie me va a cambiar”, “ya soy mayor o viejo para un cambio”, es decir, el genio y figura hasta la sepultura. Esa es una concepción herrada de la vida, razón por la cual nosotros mismos nos ponemos un techo.
Por ejemplo, los animales viven por instinto y ellos no cambian. Tal vez aprendan algunas acciones, pero nada más. Es muy probable que gran parte de la existencia, también la vivimos así, cuando por naturaleza somos distintos a los animales. Vivimos sobre la base de nuestros instintos, condicionamientos y condiciones.
Debemos ser proactivos. Proactividad es tomar la iniciativa y formar parte de la solución. Ser responsables de nuestra propia vida y no de las condiciones del entorno. Hacer lo contrario o estar a la defensiva es ser reactivos.
La proactividad también se basa en los valores que tenemos. Podemos ser lo que creamos aún a pesar de estar en condiciones adversas. El mundo lo fabricamos nosotros mismos. En su famoso poema universal, el Dr. Christian Barnad, el primer médico que hizo un transplante al corazón en el mundo y lo hizo en un país africano, dice: “Piensa en pequeño y quedarás atrás, piensa que no puede y no podrás… Piensa en grande y lograrás tus metas”. Aunque la proactividad nada tiene que ver con ser positivos, ni nada mental, sí nos ayuda a ser siempre optimistas.
Ser proactivos en tener una mente abierta para escuchar a todos, pero también para respetar a todos. Incluso, frente a determinados problemas, nadie nos puede herir sin nuestro consentimiento. Si no permitimos que eso suceda, no debe suceder. Ser proactivos es tener valores actitudinales. ¿Frente a un problema cuál será mi respuesta? Puedo estar derrotado o ser un vencedor. Eso depende sólo de mí o de cómo responsa ante esa circunstancia.
Tener la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo, sino en reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. La proactividad forma parte de la naturaleza humana.
De ahí la importancia de usar hasta un lenguaje proactivo. Hay un gran diferencia entre el “tener” y “ser”. Muchas veces hacemos las cosas porque “tenemos” que hacerla. Pero sí preferimos hacerlas, simplemente pueden ser mejores y nosotros también ser mejores.
Es bueno siempre empezar con un fin en mente. Empezar con un fin significa comenzar con una clara comprensión de nuestro destino. Significa a dónde queremos ir y cómo llegar a esa meta. Es tener una visión de futuro y saber hacia dónde queremos ir. Eso funciona para el corto, mediano y largo plazo. Es decir, para el “día a día”.
Muchas veces construimos y hasta logramos victorias sobre fundamentos equivocados. El ser exitoso no significa tener dinero o propiedades, sino en saber hacia donde vamos y cómo queremos que la gente nos recuerde. Cuando uno empieza con un fin en mente, alcanza una perspectiva distinta.
No olvidemos que las cosas se crean dos veces. Primero en nuestra mente y después en la práctica. Se afirma que la regla del carpintero es “medir dos veces antes de cortar”, pues bien, esa misma práctica debe ser la nuestra.
El grado con que uno empieza con un fin en mente determina a menudo si se puede o no crear una acción o empresa de éxito. Un constructor no decide levantar un edificio si primero no ha calculado bien los costos y las posibilidades de construir el edificio.
De ahí que es muy importante el liderazgo, pero el liderazgo de nuestra propia vida. Un primer paso sería empezar a escribir el guión de nuestra vida. Nosotros somos los creadores. Nos debemos imaginar qué es lo que queremos en la vida o hasta dónde queremos llegar y seremos ello o alcanzaremos esas metas.
La misma regla que se aplica en la gestión estratégica para el éxito de las empresas, también se desarrolla en las personas. La planificación y la organización son fundamentales. Un paso importante para tener un fin en mente sería tener una misión en la vida. Por ejemplo:
• Primero está el éxito en mi casa.
• Buscar siempre la ayuda divina.
• No comprometerme con la deshonestidad.
• Escuchar ambas partes antes de juzgar.
• Pedir consejos.
• Defender a los que no están presentes.
• Planificar hoy lo que haré mañana. Etc.
¿Cuál es mi misión en la vida? De la respuesta dependerá mucho el éxito que alcance en su vida. Debe tener claro esa concepción para saber qué camino tomar. Como la vida es todo para uno, entonces debo tener también centros alternativos, como por ejemplo:
• Fomentar y desarrollar mi familia.
• Participar en la comunidad y en la iglesia.
• Desarrollar un buen centro de trabajo.
• Tener tiempo para el ocio y la diversión.
• Hacer siempre lo que me gusta y desarrollarme profesionalmente.
• Salir y tener tiempo para los amigos y otras amistades. Etc.
EL APUNTE
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No olvidemos que las cosas se crean dos veces. Primero en nuestra mente y después en la práctica. Se afirma que la regla del carpintero es “medir dos veces antes de cortar”, pues bien, esa misma práctica debe ser la nuestra.
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Tener la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo, sino en reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. La proactividad forma parte de la naturaleza humana.
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