Para el CEO de 4Told Fin Tech, Albert Scarasso, una fintech «mira la tecnología como algo que se transforma continuamente, que debe rápidamente captar y aplicar a una estrategia, adaptar los productos en ciclos de tres a cuatro meses, para poder llegar y conquistar los mercados.
Para saber si la tecnología financiera, también llamada fintech, es una oportunidad o riesgo para las microfinanzas, es necesario conocer y entender la esencia de cada uno de sus tipos o clases existentes en el sector, de modo que se pueda determinar si se está ante un potencial socio o competidor, afirmó el experto estadounidense Albert Scarasso, CEO de 4Told Fin Tech.
Se puede conceptualizar como fintech a un sector integrado de empresas que, por medio de todas aquellas herramientas tecnológicas de información y comunicación, como sitios web, redes sociales y aplicaciones móviles, buscan mejorar, innovar y automatizar el uso de los productos y servicios financieros.
Scarasso considera que una fintech «mira la tecnología como algo que se transforma continuamente, que debe rápidamente captar y aplicar a una estrategia, adaptar los productos en ciclos de tres a cuatro meses, para poder llegar y conquistar los mercados«.
Comentó que, más allá del cambio de mentalidad y el modo de utilizar la tecnología, la importancia de la fintech radica en la transformación del modelo de negocio de los servicios financieros, además de la manera de cómo se toman y se desbrozan los servicios bancarios en financieros, con una intención centrada en hacerlos más eficientes, rápidos, económicos, siempre focalizados en el cliente como en el emprendedor.
Aseguró que, «saber cómo se clasifican las diferentes categorías de fintech es importante en este tipo de cuestiones«, y para Scarasso es, obviamente, una oportunidad, pero también un riesgo, porque dependerá del perfil y la estrategia que tenga cada empresa, así como de entender el motivo por el cual las compañías salen o ingresan al mercado.
Perfiles
Durante el Congreso Internacional de Microfinanzas (CIM) 2020, realizado recientemente en Vichayito (Piura), mencionó por ejemplo a Chargekit, una compañía ecuatoriana que facilitó la realización de los procesamientos de pagos y a los bancos digitales, como el brasileño Nubank, que sin agencia alguna ha logrado llegar a una clientela.
Mercado Libre, un e-commerce, empezó como una billetera de pago, pero ahora da créditos y utiliza la data que tiene de todas las transacciones para capitalizar y ser más eficiente que los bancos en dar créditos, y le está quitando los clientes.
Independencia, es una empresa de consumos, no tiene licencia bancaria, pero es un competidor de las microfinancieras, está dando, básicamente, créditos de consumo.
Rappi es delivery, pero se puso de acuerdo con un banco para crear un neobanco: Rappi Bank, y ahora están utilizando sus clientes, muchos de ellos emprendedores, necesitados de financiamiento.
Lendio tiene un modelo de negocio en base a broker independientes, que van donde están los empresarios, tienen su cartera y ellos la manejan, pero Lendio a la vez vende carteras y, para ciertos tipos de crédito, las deriva a bancos.
Yape, que ha logrado en muy poco tiempo hacer decir a todo «yo yapeo», es una billetera electrónica, pero la parte más importante, es que todos esos clientes, que también son clientes de las Cajas Municipales, todas las transacciones que salen en la base de datos de ellos ahora pueden usarla para quedarse con esa clientela de las Cajas.
Entonces, se preguntó Scarasso «¿Cómo calificar a una fintech de competidor o socio? Si no se conoce y no se entiende cuál es la esencia de cada una de las fintech, entonces no podremos saber si nos va a dañar o no y ni sabemos con cuál debemos tener una sociedad o aliarnos», puntualizó.