
El 75% de las familias en el país ha experimentado algún tipo de afectación emocional como consecuencia directa de la inseguridad ciudadana. Así lo revela el más reciente reporte del Observatorio del Crimen y la Violencia, una iniciativa del Banco de Ideas Credicorp, el BCP y Capital Humano y Social S.A.
El estudio, que utiliza una encuesta nacional realizada por Ipsos, muestra que el equivalente a más de 11 millones de peruanos reportan haber sufrido ansiedad o estrés en el último año debido a la delincuencia. “Esta cifra confirma que el crimen ya no solo pone en riesgo la integridad física o económica de las personas: también está dañando su salud mental”, advirtió Ricardo Valdés, exviceministro del Interior y coautor del informe.
El impacto no es homogéneo: afecta con más fuerza a los sectores medios y altos de las zonas urbanas. En los niveles socioeconómicos AB y C, 88% y 84% de las familias, respectivamente, reconocen estar emocionalmente afectadas. “En muchos casos, puede tratarse de personas que han dejado de salir de noche, que viven con miedo constante, o que han modificado su rutina para protegerse”, explicó Carlos Basombrío, exministro del Interior y también autor del reporte.
En Lima, el 89% de los encuestados señaló que la violencia ha aumentado los niveles de estrés y ansiedad en su hogar. La situación se replica en regiones del norte y del centro del país, donde se concentra buena parte del crimen organizado.
“Las políticas públicas no pueden seguir abordando la inseguridad solo desde la óptica policial o penal. El impacto emocional de vivir con miedo tiene consecuencias sociales profundas que deben ser atendidas por todos los niveles de gobierno”, finalizó Basombrío.
El informe también advierte que medidas como los estados de emergencia no están ofreciendo los resultados esperados. Apenas un 9% de la población califica como “bueno” o “muy bueno” el impacto de estas declaratorias.