
Donald Trump acaba de firmar una orden ejecutiva histórica que cambiará la forma en que millones de estadounidenses generan riqueza al abrir las puertas del mercado de jubilación estadounidense de 9 billones de dólares a las criptomonedas, el capital privado y otros activos alternativos.
Esta medida, que permitirá la exposición a las criptomonedas en los planes 401(k) por primera vez, es uno de los pasos más audaces hasta ahora para integrar los activos digitales en el corazón del sistema financiero global.
“Este es un momento decisivo no solo para las criptomonedas, sino para todo el futuro de las finanzas”, afirma Nigel Green, director ejecutivo de deVere Group.
La mayor economía del mundo afirma, en efecto, que los activos digitales ahora deben ser el núcleo de las estrategias de riqueza a largo plazo. Esto tiene implicaciones globales.
La orden ejecutiva instruye a los reguladores estadounidenses a revisar y actualizar los marcos existentes que han restringido durante mucho tiempo el acceso al mercado privado y a las inversiones en criptomonedas en cuentas de jubilación administradas profesionalmente.
Más de 90 millones de trabajadores estadounidenses participan en planes 401(k), históricamente centrados en acciones y bonos. Durante décadas, estos planes han excluido categorías enteras de activos de alto crecimiento, como Bitcoin y otras criptomonedas, a pesar del creciente interés de los inversores.
“Este es otro momento decisivo para las criptomonedas”, continúa Nigel Green.
El capital institucional de las cuentas de jubilación minoristas había sido la última frontera. Una vez que ese capital empieza a fluir, la integración de los activos digitales en las carteras tradicionales se vuelve irreversible.
Estados Unidos no actúa de forma aislada. Se espera que otras grandes economías sigan su ejemplo. En Europa, los reguladores ya están respondiendo a las peticiones de modernizar las normas sobre pensiones.
En Asia, donde los activos digitales están en auge y las tasas de adopción siguen siendo altas, la presión para igualar el impulso de Washington ya está creciendo.
El momento de este anuncio es crucial. Las monedas digitales se dispararon en 2025, y Bitcoin alcanzó nuevos máximos históricos, impulsadas por la renovada adopción corporativa, el interés soberano y la aprobación de los regímenes regulatorios.
“Los ahorros para la jubilación son uno de los fondos de capital más conservadores que existen. Si las criptomonedas logran su lugar allí, podrán lograrlo en cualquier lugar”, señala el director ejecutivo de deVere. “Esta orden rompe la barrera psicológica y regulatoria que ha mantenido a las criptomonedas en un entorno de pruebas, pero ahora son la norma”.
Ese escenario principal es vasto: las cuentas 401(k) estadounidenses representan el fondo de inversión individual más grande del mundo. Incluso una modesta asignación de cartera a criptomonedas podría generar cientos de miles de millones de dólares en nueva demanda de activos digitales.
Donde crece esa demanda, surgen la infraestructura, la innovación y una aceptación más amplia.
Al mismo tiempo, esta medida señala una aceleración de la adopción política de las criptomonedas. La decisión de Trump llega tras años de presión por parte de actores del mercado privado, pero fue la inclusión de los activos digitales, según altos funcionarios, lo que finalmente contribuyó a impulsar la política.
Para los inversores, este cambio de política ofrece oportunidades, pero también nuevas responsabilidades. Los mercados de criptomonedas siguen siendo volátiles y los riesgos difieren de los de las acciones y los bonos tradicionales.
Sin embargo, con una diversificación adecuada y una supervisión profesional, sostiene Nigel Green, los beneficios a largo plazo son convincentes.
Los inversores buscan exposición al futuro. No quieren perderse ninguna oportunidad. Esta estrategia les permite ampliar esa exposición dentro de sus instrumentos financieros más importantes, con orientación y garantías.
El impacto no se detendrá en las fronteras estadounidenses, ya que los mercados de capitales son globales. Los fondos de pensiones, los gestores de patrimonio soberano y los asignadores de activos de todas las principales economías tendrán que replantear sus propios marcos de acción ante esta situación.
Las criptomonedas ya no son solo una opción para inversores especulativos o fondos de cobertura. Se están convirtiendo en parte del ADN financiero del mundo actual —concluye el director ejecutivo de deVere—.